Desde España al mundo
Me resulta algo extraño, y me atrevería a añadir que especialmente difícil, analizar desde España el comportamiento de los mercados internacionales de maquinaria agrícola en 2025, y acertar con un pronóstico para 2026.
Digo esto porque es sabido que en nuestro país cerramos un año histórico para las matriculaciones, con un crecimiento fortísimo, motivado en buena parte por las ayudas impulsadas desde las administraciones, con especial incidencia en Andalucía.
Sin embargo, en el resto del planeta las cosas no van igual. El mercado estadounidense sigue en fase correctiva; Latinoamérica -y algunas economías emergentes- presentan un doble dinamismo, con alta sensibilidad al ciclo de materias primas y a la financiación, pero también una necesidad tangible de renovación de un parque envejecido; en Asia/Pacífico se atisba una recuperación estructural y sustitución por productividad, con China e India manteniendo una demanda sólida por factores estructurales y por la rápida adopción de soluciones de bajo coste y mayor eficiencia; en Australia la demanda de maquinaria agrícola se debilita en segmentos clave; y en Europa parece que se observa una trayectoria de recuperación moderada, pero de forma dispar y muy diferenciadas por países.
Más allá de la geografía, hay vectores tecnológicos y financieros que van a condicionar el mercado: electrificación selectiva (implementos y tractores compactos), telemetría y una integración pausada pero creciente de la automatización y de sensores para reducir costes operativos.
Con este escenario, creo que 2026 puede marcar una moderada recuperación a escala global, liderada por Asia, sostenida por la modernización en Europa y condicionada por la lenta mejora en Norteamérica. Las cifras agregadas podrían mostrar crecimiento en unidades y en valor (por mayor contenido tecnológico), pero con fuerte variabilidad por región y segmento de potencia.
Eso sí, no creo que sea una recuperación uniforme ni exclusivamente cíclica, sino una reconfiguración del mercado hacia máquinas más inteligentes, modelos de servicio y cadenas de suministro más flexibles. 2026 será el año en que quien haya invertido en tecnología de valor agregado y en cercanía al cliente tendrá mayores probabilidades de convertir la demanda latente en ventas sostenibles.





















