La industria gráfica afronta su gran transformación en 2026
El sector de la impresión gráfica se encuentra inmerso en un proceso de transformación profunda que redefine su modelo de negocio, su visión y su relación con el cliente. Los desafíos son múltiples —tecnológicos, ambientales, humanos y económicos— y, como señala Ricoh, todos están interconectados, lo que obligará a las empresas del sector a evolucionar. Esta es una de las conclusiones de la tercera edición de Ricoh We CoCreate, que reunió a los principales impresores de España y Portugal para compartir conocimientos, experiencias y estrategias para asegurar un futuro próspero para la industria.
En su edición de 2025, alrededor de un centenar de destacados actores de la industria gráfica ibérica han abordado los desafíos del sector en la era del dato y la importancia de operar en un entorno informado, inteligente y conectado, capaz de impulsar la productividad y una calidad sostenible, en el que las personas puedan aportar su máximo valor.
Ricoh ha realizado una radiografía de los desafíos que afronta el sector, “muchos de ellos vinculados entre sí, cada reto depende de otro, y eso da pie a un entorno complejo”, ha explicado Carlos Casado, director de Desarrollo de Negocio de Graphic Communications en Ricoh España.
La nueva realidad del mercado exige otra visión, en la que el cliente —interno, externo o inversor— se sitúa en el centro de toda decisión. Ya no se imprime por necesidad, sino porque suponga un valor añadido para el cliente, por lo que el éxito dependerá de la capacidad de cada compañía para ofrecer una propuesta diferencial, sostenible y digitalmente avanzada.
“El gran cambio no está solo en pasar del offset al digital, sino en convertirse en una empresa basada en datos, capaz de tomar decisiones ágiles, automatizar procesos y anticiparse a las demandas del mercado”, ha subrayado Carlos Casado.
Sostenibilidad y gobernanza: de la opción al requisito
La sostenibilidad ha pasado de propósito deseable a ser una exigencia regulatoria. Las nuevas normativas europeas obligarán a las empresas a reportar su impacto ambiental y social con la misma transparencia con la que presentan sus cuentas financieras.
En un sector históricamente sensible al uso de papel y a los procesos productivos intensivos, esta transición implica adoptar modelos circulares, medir la huella de carbono y garantizar la trazabilidad de los materiales.
Modelos de negocio sin espacio para la ineficiencia
El nuevo entorno competitivo no deja espacio para la ineficiencia. En una etapa de márgenes ajustados, las empresas deben optimizar procesos, acelerar su digitalización y apoyarse en tecnologías que impulsen la productividad sin comprometer la calidad.
La visión y estrategia empresarial se convierten en palancas críticas. Las compañías ya no pueden limitarse a responder a la demanda: deben generar valor, adelantarse y ofrecer soluciones personalizadas.
De lo analógico a lo digital: la verdadera transformación
El paso del offset a la impresión digital no garantiza, por sí solo, una empresa digital. La transformación requiere una arquitectura de datos robusta, sistemas conectados y una mentalidad de mejora continua.
La automatización será clave: el 50% del volumen de impresión en Europa ya se contrata online, lo que confirma que el futuro pasa por modelos híbridos, en los que los talleres tradicionales adoptan estrategias basadas en datos como clave para las operaciones, decisiones y el desarrollo tecnológico.
Aunque los llamados ‘talleres lights-out’ (automatizados y sin intervención humana) aún están lejos, la tendencia apunta hacia procesos cada vez más automatizables y eficientes, donde la digitalización redefine la cadena de valor.
Las personas, el activo diferencial
En medio de la automatización, el talento humano se convierte en el factor de diferenciación. Las organizaciones deberán atraer y formar a profesionales con nuevas competencias —desde data science hasta digital selling— y dotarles de herramientas basadas en IA, IoT y analítica avanzada, capaces de empoderar su trabajo y mantener el equilibrio entre tecnología y creatividad.
Asimismo, las nuevas generaciones, especialmente el comprador Z, demandan inmediatez, sostenibilidad y experiencias personalizadas, lo que exige adaptar las estrategias de comunicación, servicio y diseño a una cultura digital nativa.
En definitiva, la impresión del futuro no se mide en volumen de papel, sino en la capacidad de gestionar y explotar los datos tanto para producir de manera eficiente como para generar elementos de comunicación que resulten relevantes y provoquen la reacción esperada en el destinatario final.
El origen de la transformación está en los datos —de clientes, procesos, materiales y consumo— y será su gestión inteligente la que determine qué compañías liderarán la próxima década de la impresión gráfica.
“El dato es el nuevo papel sobre el que se imprimirá el futuro del sector”, resume Casado. “Solo las empresas que entiendan que la impresión ya no es una necesidad, sino una herramienta de valor, podrán aprovechar esta oportunidad histórica para reinventarse”.













