La prevención, la mejor herramienta contra el parásito
15 de julio de 2010
Los parásitos se suelen acumular en los intestinos de los terneros durante el periodo de destete. En esta época, los animales jóvenes pasan de alimentarse con leche materna a la primera etapa de pastoreo. Pero al estar su sistema inmunológico aún poco desarrollado, la acumulación de lombrices en el aparato intestinal se intensifica si el ganadero no les proporciona el cuidado necesario. En estos casos, desparasitar es primordial, ya que en caso contrario las lombrices ingeridas se pueden establecer en la pared del intestino y producir una gran cantidad de huevos que contaminarán las pasturas desde el inicio del verano.
Por tanto, la prevención será la mejor arma contra los parásitos que pueden aparecer en el ganado en cualquier momento, dada su rápida proliferación. De hecho, de no tratarse a tiempo, estas enfermedades pueden llegar a ser crónicas, lo que supondrá un gran coste para el ganadero a nivel de explotación. Las acciones que cometen estos parásitos sobre el huésped, que pueden causar expoliaje, traumas, irratibilidad o toxicidad, repercuten negativamente en su producción. En ocasiones, ello se debe a que el parásito sustrae parte de las sustancias nutritivas, lo que provoc una alteración en el huésped, además de repercutir en su salud.
El parásito, el enemigo silencioso
Pero los internos no son los únicos parásitos que sufre el ganado vacuno, ya que los piojos y algunos insectos pueden provocar también enfermedades en los animales. Los llamados piretroides son parasiticidas naturales que ayudan a acabar con los parásitos externos. Se introdujeron en los años 70 y desde entonces sirven para controlar y eliminar los parásitos externos de, no sólo el ganado bovino, sino también del ovino, porcino, caprino y aviar, entre otras aplicaciones. Estos actuan sobre la transmisión nerviosa de los insectos e interfieren en la membrana celular de las neuronas.
Ello habitualmente genera el llamado “efecto KO”. Es decir, provoca una parálisis casi instantánea en los insectos aunque si la dosis no es suficientemente alta, consiguen recuperarse. Por otra parte, otros piretroides provocan en los parásitos un efecto repelente, lo que les auyenta. Estos piretroides tienen un amplio espectro de acción, ya que se pueden utilizar contra garrapatas, ácaros de la sama, moscas e insectos adultos en general. Pero su efectividad desciende en gran medida cuando hablamos de larvas. Existen también los piretroides naturales, llamadas piretrinas, que suelen tener un alto nivel de descomposición cuando se exponen a la luz solar ya que son sensibles a la luz ultravioleta.
Aun así, a menudo los terneros vuelven a enfermar a pesar de haber sido desparasitados. ¿Por qué se produce eso? Son varias las razones. Las lombrices pueden sobrevivir largos periodos dentro de las heces diseminadas en el campo. Por ello, es muy frecuente que una gran cantidad de larvas infectantes pase de un ciclo de producción a otro. Una vez ingeridas, se convierten en parásitos maduros tras varios cambios que realizan en la pared de los intestinos durante unas tres semanas a la vez que empiezan a poner huevos que caen con la materia fecal sobre el potrero. Así, las pasturas se contaminan con huevos durante el otoño y el invierno. En un promedio que varía entre tres y seis semanas, esos huevos desarrollan nuevas larvas infectantes dentro de la bosta y la lluvia provoca el traslado de esas lombrices a los pastos. Este es el ciclo que va acumulando las lombrices nacidas de los huevos que los terneros sembraron involuntariamente durante el pastoreo.
De esta forma, cuantos más animales pastan por los campos, más lombrices aparecen. El propio pastoreo de los animales bovinos da lugar a la proliferación de los parásitos, lo que se debe detener, como ya se ha comentado, desparasitando al ejemplar. Estos casos de infección parasitaria suelen provocar una gran pérdida de peso en los animales, que acumulada puede llegar hasta los 40 o los 50 kilos. Esto se produce porque los niveles de parásitos son todavía leves, pero capaces de hacer adelgazar al bovino progresivamente. De esta forma, el ganadero no descubre la infección parasitaria hasta que el animal ya ha perdido más de 20 kilos.
Varias soluciones contra los piojos
Los piojos son pequeños insectos (de 1 a 5 milímetros) sin alas que se hallan en todo el mundo, sin preferencias por regiones tropicales o templadas. La mayoría de los piojos que afectan a los bovinos son específicos de este ganado y no afectan a otros mamíferos. El daño al ganado puede ser considerable. La picadura del piojo es muy molesta y los animales afectados se rascan y frotan vigorosamente, lo que resulta en pérdida de pelo y en heridas de la piel. Esta se cuartea y se hace susceptible a infecciones por bacterias secundarias. Todo este estrés puede causar pérdidas de peso y de producción lechera de hasta el 10%, así como una mayor susceptibilidad para otras enfermedades. Los piojos no están implicados directamente en la transmisión de enfermedades bovinas.
La mejor manera de prevenir las infestaciones de piojos es evitar el hacinamiento excesivo del ganado y mantenerlo bien alimentado y en buen estado de salud, pues la debilitación de las defensas naturales de los animales les hace más susceptibles a estos insectos. En regiones con estaciones frías (por ejemplo en Europa, Norte de Asia y América, etc.) los piojos se pueden convertir en una plaga invernal importante, especialmente en ganado lechero. Para evitar riesgos, se aconsejan los tratamientos preventivos al final del otoño que pueden servir también para prevenir la sarna. Si se desarrolla una infestación en ganado estabulado, esta se transmite de unos animales a otros con gran rapidez, por lo que es imprescindible tratar a todos los animales y no solo a los que muestran síntomas clínicos.
En regiones donde se da la hipodermosis, el uso de productos sistémicos en otoño puede producir una reacción hospedador-parásito adversa, si las larvas de hipoderma se encuentran en el estado crítico de migración dentro del cuerpo del hospedador. En las regiones cálidas sin estación marcadamente fría, el ganado suele permanecer siempre al exterior lo que evita la aparición de condiciones favorables de hacinamiento para la multiplicación y la diseminación de los piojos. Además, en estas regiones es frecuente que los hatos bovinos se traten periódicamente contra las moscas o garrapatas. La mayoría de estos tratamientos (baños, pour-ons, etc.) con insecticidas o acaricidas de contacto también son eficaces contra los piojos, y por ello, estos constituyen una plaga poco frecuente en estos países.