CK28 - Tierras Caprino

nº 28 - pág 97 [tierras CAPRINO 2019 del estudio de los datos recogidos en campo en el marco del Grupo Operativo Amaltea permitió conocer la estructura de ingresos de una muestra representativa de estas ganaderías (Gráfico 3). Desde Ablanse, convencidos de la riqueza de la raza en diferentes ámbitos, se reivindican las características de manejo por encima de los criterios productivos para la denominación de la raza. El futuro de la Cabra Blanca Andaluza o Serrana pasa por conocer, entender y respetar sus virtudes, una raza adaptada a zonas de sierra y montaña, capaz de aprovechar los recursos naturales y generar diversos servicios sociales y ambientales, además de productos de alta calidad. Para reflexionar sobre la situación de la ganadería caprina pastoril, Yolanda Mena, profesora investigadora de la Universidad de Sevilla, presentó un recorrido histórico y evolutivo del modelo caprino europeo y nacional, puntualizando también la realidad de las 19 razas caprinas amenazadas españolas que generalmente están más ligadas al territorio, como es el caso. “Para defender lo que somos hay que tener claro quiénes somos”. Partiendo de la definición de la ganadería extensiva aportada por la Fundación Entretantos en 2017, la ganadería extensiva es aquella que aprovecha los recursos naturales del territorio, con una baja utilización de insumos externos y principalmente mediante pastoreo. En general, se caracteriza por el empleo de especies y razas de ganado adaptadas al territorio, el aprovechamiento de pastos diversos ajustándose a su disponibilidad espacial y temporal, y el respeto del medio en el que se sustenta. Sin embargo, la delimitación de este concepto, tan necesario para los diferentes modelos de cría, sigue generando un gran debate dentro del propio sector ganadero, por lo que es difícil concebir conciencia social del papel de estas ganaderías puramente extensivas como actores medioambientales de gran relevancia. Además, en el caso concreto del caprino, muchos saben de los roles culturales ancestrales impuestos a estos animales, pero pocos reconocen sus bondades. Otro gran pilar de la intervención de la Mena fue el análisis del aprovechamiento de los ecosistemas y su valoración en los sistemas económicos; a pesar de generarse en las últimas décadas corrientes de pensamiento con términos de economía ambiental, ecológica o social y solidaria, la realidad es que estas miradas, más holísticas, no son tenidas en cuenta en las valoraciones generales con lo que no son trasladadas a las tomas de decisiones políticas. Por todo ello, esta intervención trasladó el gran reto de traducir la complejidad ecológica a un número limitado y cuantificable de servicios y funciones de los ecosistemas que permita medirlos y por ende valorarlos, para que sean tenidos en cuenta en un futuro próximo. Basándose en los datos aportados por Groot et al. (2006), se han definido hasta 30 funciones atribuibles a los modelos extensivos en la relación con su entorno, agrupadas estas en: - Funciones de regulación: vinculadas a la salud del suelo, como regulación hídrica y de nutrientes, polinización… - Funciones de sustrato: creación de espacio para la vida, funciones de refugio y criadero, facilidades turísticas… - Funciones de hábitat: mantenimiento de la biodiversidad. - Funciones de información: educación, cultura, recreativa. - Funciones de producción: fuente de productos, alimentación, materias… Se deduce que queda mucho camino por alumbrar hasta que a la caprinocultura ambiental se le reconozcan las aportaciones sociales y medioambientales que genera. OPORTUNIDADES Y PERSPECTIVAS DE FUTURO Falta aún profundizar en el estudio y valoración de los servicios ecosistémicos para que sean reconocidos y remunerados. Sin embargo, se abre una puerta que señala el camino de estas razas ambientales, que no quieren ser subvencionadas eternamente sino reconocidas por su labor invisible. Sin olvidar otro reto en el que se sigue trabajando como asociación, que es recuperar el nicho de mercado de los productos derivados de esta raza, respetando los tiempos de crecimiento que necesitan sus crías para alcanzar el aprovechamiento óptimo y el desarrollo de un producto cárnico de calidad a un mayor peso que el demandado por el mercado de chivo lechal actual. Con estas aportaciones se clarifican estrategias a corto medio plazo para estas pequeñas asociaciones, que es seguir trabajando por mejorar la conservación de las razas y los balances de cría; con el trabajo conjunto con universidades que asesoren y apoyen, así como la mirada de una administración pública que reconozca los servicios sociales-ambientales con los que se contribuyen y no sólo como entidades que deben mantener económicamente hablando una legislación específica y adaptada a la realidad del extensivo. También es vital llegar a la población en general, que entienda cuál es el papel de las denominadas ‘razas ambientales’. Gráfico 2. Manejos territoriales. Fuente: Ablanse. Gráfico 3. Estructura de ingresos de una muestra representativa de ganaderías pastorales de orientación cárnica. Fuente: Proyecto Amaltea. ✔

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