No hay duda de que este aumento de la oferta arrastrará la demanda, como también lo hará contar con un producto que da respuesta a las necesidades tanto de aquellos que quieren explorar los puntos más recónditos del planeta, como las de aquellos que prefieren adentrarse en destinos más comunes; un producto innovador y con la suficiente capacidad para ajustarse y evolucionar con celeridad de acuerdo con los gustos y las demandas del público. Esta flexibilidad se extiende incluso a los propios itinerarios. Y es que, en un momento tan inestable desde el punto de vista geopolítico como el actual, las navieras modulan sus rutas con relativa rapidez; una agilidad que contrasta con su gran planificación y anticipación, señas de identidad de la operativa. Por otro lado, el horizonte (y el presente) se dibuja prometedor (a la par que retador) por los desafíos en materia de sostenibilidad a los que nos enfrentamos. El compromiso de las navieras con la reducción de su huella medioambiental no es algo nuevo. Desde hace años, los armadores están haciendo sus deberes lo que supone que los resultados ya sean tangibles. Un único ejemplo ayuda a ilustrar esta afirmación: existen barcos de crucero que ya pueden producir hasta el 90 % del agua que consumen. Y es que la industria promueve la gestión integral del agua: desde su producción hasta el tratamiento de las aguas residuales. El objetivo es cristalino: proteger los recursos hídricos de los territorios que visitamos. Volviendo a los retos, lograr la descarbonización quizás sea la empresa más difícil con la que hemos lidiado hasta el momento, en parte, debido a que dependemos estrechamente de otros sectores. Con la vista puesta en llegar a las emisiones netas para 2050, las navieras están invirtiendo miles de millones en buques nuevos y en motores multicombustible; estos podrán funcionar con más de un tipo de fuel verde una vez que estén disponibles a escala. Entre ellos, destacan el gas natural licuado sintético, el metanol, la energía fotovoltaica / solar, la eólica o las células de hidrógeno. El éxito de esta misión; la posibilidad de alcanzar las metas fijadas por la Organización Marítima Internacional y la Unión Europea dependerá en cierta medida de la involucración de los órganos reguladores y ejecutores; en su disposición para promover la innovación y el impulso de combustibles verdes seguros y disponibles a escala para que el conjunto del transporte marítimo avance en su camino hacia la reducción de las emisiones. Mientras, a nivel económico y social, la industria es un motor del desarrollo y generadora de oportunidades de una forma muy trasversal, como bien es sabido. Debemos seguir trabajando con los destinos para promover prácticas de turismo responsable; prácticas enfocadas en lograr que los turistas de crucero disfruten de la mejor experiencia posible en los territorios a la vez que se garantiza el bienestar de los residentes. El reto, el verdadero reto al que nos enfrentamos en este ámbito, es la comunicación: debemos explicar más y mejor cómo es nuestra relación con los destinos, cómo les apoyamos y cómo buscamos incansablemente fórmulas para ser aún mejores vecinos; cómo la unión de sinergias nos hace más fuertes. Debemos escuchar y hacernos escuchar fuera de nuestra comunidad. En juego no solo está convertirnos en la forma más sostenible de viajar a todos los niveles, sino que la sociedad nos perciban como tal. 63 ANUARIO MARÍTIMO ESPAÑOL ⎮ CLIA
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