sostenibilidad, digitalización y diversificación. El sector naval, al igual que todos los demás del sistema productivo, está obligado por las directrices de la Unión Europea a invertir en descarbonización y ser más sostenible. Para lograrlo es preciso actuar en desarrollar tecnologías que reduzcan el consumo de energía tanto en el producto final de los astilleros, es decir, los buques, como en los diferentes procesos productivos de estos. Debe avanzar en la investigación de combustibles cuyas emisiones estén libres de dióxido de carbono, algo que requiere investigación e inversión y mecanismos que permitan que las grandes empresas puedan ser beneficiarias de ayudas regionales a la inversión, ya que en España no están instrumentalizadas en todas las comunidades autónomas. Y en 2024 probablemente veremos avances en un actor que cobró especial protagonismo en todas las áreas en los últimos meses del pasado año, como es la aplicación de la Inteligencia Artificial. Concretamente, en el sector de la construcción naval puede ser muy útil tanto para optimizar los procesos productivos en los astilleros como para dar pasos importantes en el desarrollo de los buques autónomos. No obstante, todos los esfuerzos que se hagan para lograr un sector más digital, sostenible y diverso corren peligro si no se consigue atraer talento al mismo. No es un alarmismo infundado. El 40% de las plantillas de esta industria se jubilarán de aquí a 2030, según la Comisión Europea. Es decir, en apenas seis años. Pero no es esta la única institución que constata el problema. También la OCDE lo ha puesto sobre la mesa como una cuestión que afecta a toda Europa y que puede frenar el desarrollo del sector de la construcción naval. No solo se necesitan ingenieros navales y expertos en nuevas tecnologías, eficiencia energética, eólica offshore, datos, ciberseguridad o diseño en 3D y 4D, sino también profesionales como soldadores, electricistas, torneros, supervisores de montaje, mecánicos y caldereros navales, entre otros. Urge afrontar este reto de forma consensuada entre la Administración y las empresas para formar empleados con las cualificaciones que demanda el mercado. Y, por último, es preciso insistir, pese a que suene repetitivo, en cuestiones que no son nuevas, Por una parte, se necesita una legislación estable que apoye el desarrollo tecnológico industrial y, por otra, una reducción efectiva de la burocracia, que ahoga a las empresas y paraliza la efectividad de los mecanismos de ayudas que fortalecen la competitividad de las industrias. 103 ANUARIO MARÍTIMO ESPAÑOL ⎮ SOERMAR
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