Informe de Genetec: La seguridad electrónica afianza su dimensión estratégica en las organizaciones de cara a 2026
La seguridad electrónica ya no se limita a la protección tecnológica de activos, sino que avanza como una función transversal vinculada a la toma de decisiones, la eficiencia operativa y la colaboración interdepartamental. Así lo refleja el informe 'Estado de la Seguridad Electrónica 2026', elaborado por Genetec a partir de las respuestas de más de 7.300 profesionales de todo el mundo y presentado el 11 de diciembre ante la prensa especializada. Durante el encuentro, Rafael Martín, Sales Director para el sur de Europa de la compañía, expuso los principales resultados y conclusiones de un estudio que anticipa un escenario marcado por la unificación de sistemas, el avance de la nube híbrida y una adopción creciente, aunque prudente, de la inteligencia artificial.
La publicación de la sexta edición del 'Estado de la Seguridad Electrónica 2026' confirma un cambio estructural en la forma en que las organizaciones conciben, despliegan y gobiernan sus sistemas tecnológicos de protección. Lejos de entenderse como un conjunto de herramientas aisladas destinadas exclusivamente a la vigilancia o el control, la seguridad electrónica se integra de manera progresiva en la arquitectura operativa y digital de las empresas, con un peso creciente en los procesos de gestión, continuidad de negocio y análisis de riesgos.
Durante la presentación del informe, Rafael Martín contextualizó el alcance del estudio y su metodología, basada en una encuesta realizada entre el 18 de agosto y el 15 de septiembre de 2025 a 7.368 profesionales del ámbito de la seguridad electrónica de seis grandes regiones geográficas. Los participantes incluyen usuarios finales, socios de canal, integradores de sistemas, fabricantes y consultores, procedentes de organizaciones de todos los tamaños y sectores, lo que permite trazar una radiografía amplia y representativa del sector.
Los resultados ponen de manifiesto que esta evolución no responde únicamente a la incorporación de nuevas tecnologías, sino a un replanteamiento del valor que la seguridad electrónica aporta a la organización. La función de seguridad se consolida como una fuente de información operativa y estratégica, capaz de apoyar decisiones más informadas y de favorecer una colaboración transversal entre departamentos tradicionalmente desconectados.
La consolidación de sistemas unificados como base operativa
Uno de los indicadores más claros de esta transformación es el grado de adopción de sistemas unificados o integrados de seguridad electrónica. Más del 70% de los encuestados afirma operar ya bajo este tipo de arquitecturas, frente a modelos fragmentados basados en soluciones independientes. Este dato refleja una preferencia creciente por plataformas capaces de centralizar información, reducir silos tecnológicos y ofrecer una visión coherente de los entornos protegidos.
La modernización de los sistemas responde a motivaciones concretas. El 60% de los participantes señala la necesidad de integrar nuevas capacidades como el principal motivo para sustituir tecnología heredada, mientras que el 51% menciona el acceso a nuevas funcionalidades como un factor decisivo y el 40% reconoce la presión regulatoria como elemento determinante. A estas razones se suman otras de carácter operativo, como mantener el acceso al soporte técnico, garantizar la aplicación de parches de ciberseguridad o responder al anuncio del fin de la vida útil de los sistemas existentes.
Este proceso de actualización no se limita a resolver carencias inmediatas. El informe indica que los clientes toman decisiones tecnológicas con una perspectiva más estratégica, orientada a preparar sus infraestructuras para escenarios futuros y a maximizar el valor de las inversiones ya realizadas.
La seguridad electrónica gana peso en la toma de decisiones corporativas
El avance de sistemas integrados ha reforzado la visibilidad de la seguridad electrónica en los órganos de decisión. Según el informe, los usuarios finales identifican a la alta dirección, el área financiera y el departamento de TI como los grupos más influyentes en las decisiones de inversión, lo que evidencia la creciente interdependencia entre seguridad, tecnología y estrategia empresarial.
Este cambio se refleja también en la percepción del propio sector. El 91% de los socios de canal y fabricantes afirma que la demanda para añadir nuevas tecnologías a los sistemas existentes aumentó o se mantuvo estable a lo largo de 2025. Este dato sugiere que las organizaciones no solo mantienen el gasto, sino que buscan ampliar capacidades y extraer mayor valor de sus plataformas de seguridad electrónica.
La seguridad electrónica deja así de entenderse como un ámbito puramente reactivo para integrarse en dinámicas de planificación, eficiencia operativa y continuidad de negocio, con un papel más visible en la definición de prioridades organizativas.
La convergencia entre seguridad electrónica y ciberseguridad
La digitalización de la seguridad electrónica ha difuminado las fronteras entre amenazas tecnológicas y operativas. El informe revela que el 37% de los encuestados planea lanzar nuevos proyectos de ciberseguridad en 2026, frente al 24% registrado en la edición anterior, un incremento que evidencia la aceleración de esta convergencia.
Entre las amenazas más citadas figuran los ataques de phishing y smishing, el ransomware, las denegaciones de servicio, los ataques de intermediario y la explotación de credenciales comprometidas. A medida que los sistemas de seguridad electrónica se conectan y comparten datos, la protección de dispositivos IoT y periféricos se convierte en un requisito operativo ineludible.
El estudio muestra que las organizaciones adoptan enfoques combinados, en los que las medidas técnicas se complementan con estrategias centradas en las personas. La formación, los procedimientos y la concienciación interna conviven con soluciones tecnológicas destinadas a reforzar la protección global y el cumplimiento normativo.
El cumplimiento regulatorio como indicador de madurez
La creciente interconexión de los sistemas ha situado el cumplimiento normativo en el centro de la estrategia de seguridad electrónica. El informe constata que fabricantes e integradores afrontan una presión regulatoria creciente, mientras que los usuarios finales perciben estos marcos como una garantía para la correcta instalación, operación y mantenimiento de los sistemas.
Esta tendencia se intensifica a medida que los equipos de seguridad electrónica colaboran más estrechamente con el área de TI. La estandarización, la gestión del riesgo y la trazabilidad de las decisiones adquieren mayor relevancia, especialmente en entornos donde la seguridad electrónica y la ciberseguridad comparten infraestructuras y datos críticos.
La nube híbrida se impone como opción mayoritaria
En materia de despliegue tecnológico, el informe confirma que la nube actúa como un factor habilitador, aunque sin desplazar completamente a las infraestructuras locales. Los resultados muestran una clara preferencia por modelos híbridos, frente a enfoques exclusivamente on premise o totalmente en la nube.
Las ventajas más valoradas por los usuarios finales incluyen las actualizaciones automáticas, la facilidad de implementación y un mantenimiento más sencillo. Sin embargo, los datos revelan que las grandes organizaciones son menos propensas a adoptar un alojamiento completo en la nube en los próximos cinco años y tienden a evitar el almacenamiento de vídeo en dispositivos locales como tarjetas SD.
La elección del modelo de despliegue depende, según el informe, del tamaño de la organización, del entorno operativo y de las prioridades de seguridad electrónica, lo que refuerza la necesidad de soluciones flexibles y escalables.
Los datos de seguridad electrónica como recurso compartido
La madurez de los sistemas integrados ha convertido los datos de seguridad electrónica en un activo compartido. El 25% de los usuarios finales afirma compartir datos de seguridad con otros departamentos y recibir información de ellos, una práctica que se extiende a organizaciones de todos los tamaños.
El uso de estos datos no se limita a la seguridad operativa. El informe muestra que, en empresas de más de 100.000 empleados, el porcentaje de organizaciones que utilizan datos de seguridad para la toma de decisiones empresariales es significativamente superior al de las entidades de menor tamaño, aunque la tendencia se extiende de forma progresiva a todo el tejido empresarial.
Esta evolución refuerza la idea de que la seguridad electrónica contribuye a la eficiencia, al conocimiento organizativo y a una gestión más informada de los recursos.
La inteligencia artificial avanza entre el interés y la cautela
La inteligencia artificial se sitúa por primera vez entre las principales prioridades para 2026, junto al control de acceso y la videovigilancia, ámbitos tradicionalmente asociados a la seguridad física, tal y como recoge el propio informe. El estudio indica que el interés por integrar inteligencia artificial, machine learning o aplicaciones basadas en modelos de lenguaje se ha más que duplicado respecto al año anterior.
Las aplicaciones más citadas incluyen el filtrado y clasificación automática de eventos, la automatización de respuestas ante emergencias, la generación de informes y la priorización de incidentes. Estas capacidades permiten reducir el volumen de alertas y centrar la atención en situaciones críticas.
No obstante, el 70% de los usuarios finales manifiesta preocupaciones relacionadas con la implementación de la inteligencia artificial, especialmente en lo relativo al uso de los datos, la auditabilidad de las decisiones y la comprensión del funcionamiento de los sistemas. Solo el 29% afirma no tener inquietudes, lo que pone de relieve la necesidad de desarrollos responsables y transparentes.
Perspectivas para 2026 en un entorno complejo
El informe sitúa las previsiones para 2026 en un contexto marcado por la incertidumbre económica. Entre los socios de negocio y fabricantes, factores como la inflación, los aranceles, el aumento de costes y las disrupciones en la cadena de suministro aparecen como los principales riesgos para los plazos y presupuestos de los proyectos.
A pesar de ello, el 48% de los usuarios finales señala que sus presupuestos operativos para 2025 aumentaron o se mantuvieron estables, lo que apunta a una notable capacidad de adaptación del sector. De cara a 2026, las prioridades se concentran en la modernización del control de acceso, las iniciativas de ciberseguridad, la analítica y la colaboración entre departamentos.
En el ámbito del empleo, aunque el 97% de los socios de negocio prevé que los problemas de personal persistirán o se agravarán, la proporción de quienes anticipan retrasos en las contrataciones se redujo del 44% al 32% en 2025, un dato que introduce un matiz de moderado optimismo.
La estabilidad del proveedor como criterio decisivo
La relación con los proveedores también refleja un cambio de enfoque. El 73% de los usuarios finales considera la viabilidad y estabilidad a largo plazo del proveedor como el principal criterio de selección, por delante del rendimiento del producto, citado por el 45%, y de la política de precios, mencionada por el 43%.
Este dato confirma una preferencia por alianzas duraderas que permitan acompañar los procesos de modernización y proteger las inversiones a largo plazo. Integradores y fabricantes pasan a ser percibidos como colaboradores con capacidad para aportar continuidad, visión y soporte en un entorno tecnológico cada vez más exigente.
Un caso de aplicación en una infraestructura crítica: el Puerto de Barcelona
Durante la presentación del informe, el encuentro con la prensa incluyó la proyección de un vídeo centrado en un caso de estudio desarrollado en el Puerto de Barcelona, una de las infraestructuras logísticas y de transporte más relevantes del sur de Europa. El ejemplo sirvió para ilustrar cómo los principios analizados en el informe se materializan en entornos operativos complejos, caracterizados por una elevada afluencia de personas, mercancías y vehículos, así como por la coexistencia de múltiples sistemas y actores.
El testimonio del puerto expone el uso de la plataforma Security Center de Genetec como núcleo para centralizar la información procedente de distintos subsistemas de seguridad y operación, desde el control de contenedores y buques hasta la gestión del flujo de pasajeros. El caso pone el acento en la necesidad de disponer de una plataforma abierta y escalable, capaz de integrar tecnologías heterogéneas y de adaptarse a la evolución de los procesos operativos. En un entorno portuario, donde la seguridad, la eficiencia y la continuidad del servicio se encuentran estrechamente vinculadas, la unificación de datos y sistemas facilita una gestión más coordinada y una toma de decisiones mejor informada.







