El 19 de septiembre de 1986 se inauguró el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, obra del arquitecto Rafael Moneo. Es uno de los edificios Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del Conjunto arqueológico de la ciudad y que tanto impacto histórico tiene por lo que representa y lo que en él se expone. Es un Museo adscrito al Ministerio de Cultura y Deporte además de un centro investigador y difusor de la cultura e historia romana.
Este proyecto que acometió Vivendio trataba sobre la reforma del sistema de climatización instalado en el año 2007 y que en la actualidad tenía un funcionamiento deficiente a la hora de alcanzar el nivel de confort deseado y variedad de fallos en los equipos instalados. Por ello se actuó sobre los siguientes aspectos:
Sustitución de los equipos de climatización existentes por otros nuevos con rendimientos más elevados, al tener que trabajar en condiciones extremas.
Ejecución de separaciones físicas entre los ambientes del Museo y los cuartos técnicos mediante cerramientos acústicos, atenuantes y fonoabsorbentes de espesor entre 50 y 80 mm.
Mejorar el sistema de difusión actual con el objetivo de aumentar los alcances y optimizar la distribución de aire en la sala.
Centralizar el mando y control de forma individual de cada uno de los equipos de climatización.
Uno de los aspectos que generó la mayor preocupación al comienzo de las obras fue la necesidad de brindar una protección meticulosa a las valiosas obras de arte en exhibición, así como a las vitrinas, los paramentos y los suelos, dado su incalculable valor histórico. En la mayoría de los casos se implementaron medidas de protección in situ, y en algunas ocasiones se incluyó el traslado de algunas de las obras, con el objetivo de asegurar que los visitantes pudieran seguir disfrutándolas, especialmente aquellas de despiertan gran interés entre los asistentes. Este esfuerzo se llevó a cabo en estrecha colaboración con el equipo de conservadores del Museo, lo que garantizó el éxito de la operación, y por el que agradecemos su inestimable colaboración.
La sustitución de los equipos de climatización se realizó de manera escalonada en dos fases bien diferenciadas. Por un lado, el cambio de toda la maquinaria que se encontraba en el lateral derecho desde el exterior, desmontando parte de los módulos del vidrio que cubren la sala en la que se encuentran y, por otro lado, el cambio de la maquinaria que se encontraba en el lateral izquierdo para lo cual fue necesario proteger parte de la zona ya que el acceso es directamente a través de la sala principal del Museo.
En total se sustituyeron 8 equipos compactos verticales autónomos bomba de calor aire-aire reversible y 10 equipos autónomos bomba de calor aire-aire reversible de construcción partida. Las conexiones entre las condensadoras y las evaporadoras se realizarán una vez implantados los equipos con tubería de cobre, además de líneas eléctricas y de control.
Las redes de conductos de aire se han ejecutado con chapa de acero galvanizado mediante sección rectangular, diferenciándose tres redes independientes por máquina:
Conducto de expulsión del aire de condensación que conecta la impulsión del ventilador de condensador con el exterior.
Conductos de impulsión del aire tratado con aislamiento térmico interior con fibra de vidrio para rebajar la transmisión de ruido de los equipos al ambiente del Museo.
Conductos de retorno de aire de las mismas características que los conductos de impulsión.
El anterior sistema de difusión de aire era muy deficiente, por a la existencia de unas celosías metálicas delante de las baterías de toberas. Por ello en los trabajos realizados se instalaron unas líneas de difusores de tobera lineal de forma que la vena del aire pueda alcanzar al menos los 13 metros de distancia con una velocidad residual de 0,18 m/seg, algo que garantizará además el confort de los ocupantes. Estos difusores tienen la particularidad que cuando la temperatura del aire impulsado es inferior a 25°C, las lamas de direccionamiento de la vena se posicionan de forma horizontal y cuando la temperatura del aire es superior, se posicionan con una angulación de 25º inclinándose hacia la parte inferior de forma que el aire caliente en invierno llegue hasta las zonas ocupadas con temperaturas de 22 a 23°C, ofreciendo así el máximo confort y eficiencia en cualquier época del año, tanto en verano como en invierno. Adicionalmente el aire de retorno se canaliza desde el ambiente de la Sala del Museo hasta los equipos de climatización mediante conductos de chapa y rejillas de retorno en la parte superior de la propia Sala.
Por último, se centralizó el control individual de cada máquina a través de un controlador único mediante una tarjea de comunicación instalada en los equipos a un BUS de comunicaciones, que repitió todos los parámetros de funcionamiento en el controlador. Gracias a esta conexión, se pudieron programar los horarios de funcionamiento, contabilización de horas, avisos de emergencia, etc. Se previó la instalación de una sonda de temperatura ambiente que se encargó de controlar el modo de trabajo de cada uno de los equipos instalados en función de las temperaturas consignadas desde el propio controlador, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética conjunta del sistema de climatización.
Por otro lado, para mejorar el ambiente lumínico de la sala se montaron unos proyectores de luz indirecta en los fondos de esta, con una óptica flood y 3000K de temperatura de color, encendiéndose y apagándose desde el cuadro eléctrico en base a un horario establecido previamente.
El edificio disponía de una entrada con abundante luz natural, y era una prioridad mantener este aspecto en la medida de lo posible. Para lograrlo, en la galería derecha se dispusieron cerramientos de vidrio de altas prestaciones como barrera acústica, permitiendo el paso de dicha luz desde la galería acristalada de la zona técnica donde se encontraban instaladas las máquinas de climatización.
En la galería izquierda, ubicada sobre la nave principal del museo, existían plataformas destinadas al mantenimiento y soporte de las máquinas comentadas, obstaculizando la entrada de la luz natural. Para evitar esto, se procedió a retirar gran parte de estas plataformas y se habilitaron nuevas pasarelas y apoyos.
Con este proyecto en un edificio emblemático, Vivendio ha logrado, una vez más, el objetivo por el que confiaron en nosotros y conseguir una ejecución muy cuidadosa en el proceso de una nueva instalación de climatización eficiente, donde el usuario se encontrará con unas condiciones de confort idóneas para disfrutar de una visita cultural e histórica al Arte Romano que se manifiesta en la ciudad de Mérida.
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