Cómo identificar los fallos en rodamientos según la norma ISO 15243
Incluso con los avances en materiales, lubricantes y diseño, los rodamientos pueden sufrir daños prematuros. Identificar correctamente el tipo de fallo no solo permite corregir el problema puntual, sino prevenir reincidencias y extender la vida útil de los equipos. Para ello, la norma ISO 15243 ofrece un lenguaje técnico unificado que clasifica los principales modos de fallo de los rodamientos.
Una norma para hablar el mismo idioma
La norma ISO 15243 establece una metodología común para analizar daños en rodamientos, describiendo tanto los modos de fallo como sus características visuales y sus mecanismos de origen. De este modo, facilita la comunicación entre fabricantes, técnicos e ingenieros cuando se investigan averías.
El objetivo es diferenciar con claridad si un daño proviene de un proceso de fatiga natural, de un error de montaje, una lubricación inadecuada, contaminación o sobrecargas. Así, los especialistas pueden determinar la causa raíz con un alto grado de certeza.
En definitiva, esta clasificación ayuda a pasar del diagnóstico empírico al análisis estructurado, estandarizando la terminología y eliminando la ambigüedad en la interpretación de fallos.
Los seis modos principales de fallo
La ISO 15243 distingue seis grandes categorías de fallos que abarcan prácticamente todos los escenarios posibles de daño en un rodamiento:
1. Fatiga. Se produce por tensiones repetitivas que generan microgrietas en la pista o los elementos rodantes. Estas grietas avanzan y provocan descascarillado.
- Fatiga subsuperficial: causada por esfuerzos internos bajo la pista de rodadura.
- Fatiga superficial: aparece cuando hay lubricación deficiente o contaminación que causa contacto directo entre metales.
2. Desgaste. El material se elimina progresivamente por fricción o por la presencia de partículas.
- Desgaste abrasivo: partículas duras en el lubricante o superficies rugosas que rayan la pista.
- Desgaste adhesivo: transferencia de material entre superficies por fricción excesiva o deslizamiento.
3. Corrosión. Puede ser de varios tipos: por humedad, por agentes químicos o por corrientes parásitas. La oxidación deja marcas irregulares y zonas oscurecidas que comprometen la superficie de rodadura.
4. Erosión eléctrica. Ocurre cuando una corriente eléctrica atraviesa el rodamiento, fundiendo microscópicamente la superficie. Se observan cráteres o líneas onduladas típicas del paso de corriente.
5. Deformación plástica. Proviene de golpes durante el montaje o de sobrecargas estáticas. Deja indentaciones visibles en la pista, a menudo alineadas con los elementos rodantes.
6. Fracturas y roturas. Se originan por impactos, sobrecargas extremas o defectos en el material. Las grietas avanzan rápidamente y pueden fracturar la jaula o el anillo del rodamiento.
Los patrones de pista: una huella del problema
Además de la clasificación ISO, el análisis de los patrones de pista (las marcas visibles en el camino de rodadura) permite deducir el tipo de carga y las condiciones de operación que provocaron el fallo.
Por ejemplo:
- Pistas centradas y regulares indican una carga radial estable.
- Pistas desplazadas o irregulares pueden señalar desalineaciones o vibraciones excesivas.
Interpretar correctamente estas huellas es esencial para aplicar medidas correctivas precisas y evitar reincidencias.
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En definitiva, la norma ISO 15243 sigue siendo la base para entender los fallos en rodamientos, pero el futuro del mantenimiento pasa por digitalizarlos, anticiparlos y gestionarlos con inteligencia artificial y datos en tiempo real.






















































