Del Lazarillo de Tormes a los universos paralelos
Marta San Román. Directora general de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (Afec)
09/09/2025Desde Afec lo tenemos claro: el futuro de la eficiencia energética industrial pasa por transformar las plantas que son como el escudero del Lazarillo –todo fachada, pero sin lo esencial– para que cuenten con un auténtico “sistema nervioso digital” capaz de integrar, analizar y optimizar cada flujo de energía, desde el agua o vapor de los procesos hasta la climatización de naves y oficinas. Y aquí entran en juego tecnologías como el IoT, la IA, la hibridación de sistemas o la recuperación de energía.
Ilustración @primaveraveras
El ciego - De la picardía a la inteligencia: una historia de control
La automatización industrial nació con válvulas neumáticas y controles rudimentarios que buscaban simplemente mantener procesos estables. Con la llegada de la electrónica y la informática en el siglo XX, los sistemas de control dieron un salto cuántico. Hoy, en plena era digital, las plataformas inteligentes conectan miles de sensores en tiempo real, capaces de aprender del pasado para anticipar el futuro.
En la industria ya no se trata solo de climatizar una nave para asegurar la salud y el confort laboral, sino de abrir los ojos y aplicar la astucia de alinear el consumo energético con la producción real, adaptando la planta a la demanda y evitando que cada kilovatio-hora se convierta en un gasto innecesario.
La eficiencia no consiste en acumular máquinas potentes, sino en lograr que todos los equipos, sensores y procesos funcionen como neuronas en una red industrial, coordinándose como si fueran un organismo con reflejos digitales capaz de medir, calcular, estimar y reaccionar en tiempo real.
Como el ciego del Lazarillo, la industria debe aprender a estimular los sentidos y a mirar con atención sus consumos ocultos para encontrar eficiencia en cada rincón.
El clérigo - IoT industrial: cuando las válvulas hablan
La primera revolución de la industria conectada fue la monitorización. La segunda, la interconexión. Hoy, gracias al IoT (Internet of Things), cualquier válvula, compresor o intercambiador de calor puede convertirse en un emisor de datos. Y esos datos son oro: nos dicen cuándo una bomba trabaja fuera de rango, qué línea de producción se lleva la mayor parte del consumo eléctrico o si un sistema de ventilación está sobredimensionado.
El clérigo guardaba el pan en un arcón cerrado, igual que antes las instalaciones escondían sus datos. Lázaro tuvo que ingeniárselas para abrir aquel arcón; del mismo modo, el IoT abre hoy la caja de la información y hace que válvulas, sensores y compresores hablen sin secretos.
En muchos procesos industriales, los sistemas térmicos y de climatización representan más de la mitad de la factura energética. Sin un control digital avanzado, estos equipos funcionan de forma rígida, sin sincronizarse con la demanda real. Con IoT y algoritmos de optimización, en cambio, se ajusta la temperatura de consigna según la ocupación, las cargas de producción o incluso las previsiones meteorológicas. El resultado son grandes ahorros y más seguridad frente a fallos críticos.
El fraile - IA: del piloto automático al copiloto predictivo
El fraile del Lazarillo andaba mucho y muy deprisa, siempre por delante... Así funciona la IA en la industria: se adelanta a fallos, predice problemas antes de que ocurran y acompaña como un copiloto que nunca se cansa de caminar al paso que necesite la planta operativa.
El IoT recoge los datos, la IA los convierte en decisiones inteligentes. La diferencia es sutil pero vital: un sistema tradicional detecta que un motor consume más de lo habitual; uno con IA anticipa que el rodamiento fallará en tres semanas y ajusta su régimen de trabajo para alargar la vida útil hasta el próximo mantenimiento programado.
En términos energéticos, esto se traduce en predictibilidad. Por ejemplo:
• Ajuste de la ventilación en función de patrones de ocupación aprendidos.
• Predicción de picos de demanda eléctrica para desplazar consumos a horas valle.
• Optimización dinámica de sistemas hibridados (por ejemplo, cuándo priorizar aerotermia, fotovoltaica o free cooling).
Lázaro - Recuperar calor: la energía que ya pagamos
Uno de los mayores derroches en la industria es el calor residual. Generación de calor, compresores, procesos de secado o sistemas de refrigeración, entre otros, liberan energía que, en muchos casos, se pierde en el ambiente.
Si ya hemos pagado esa energía, ¿por qué no volver a usarla?
La recuperación de calor en la industria es un acto de picardía energética, como el propio Lazarillo, que sabía aprovechar hasta las migajas, y con múltiples aplicaciones como, por ejemplo:
• Aprovechar el calor de un compresor de aire para precalentar agua de proceso.
• Reutilizar el calor del condensador de una enfriadora para climatizar oficinas.
• Integrar sistemas de recuperación de otros procesos térmicos para reducir el gradiente térmico de bombas de calor.
El control inteligente permite ajustar oferta y demanda de calor residual, decidiendo en cada instante si conviene almacenar, reutilizar o liberar esa energía.
El buldero y el alguacil - Free cooling: cuando la naturaleza hace el trabajo
¿Por qué gastar energía en enfriar agua cuando fuera hay aire fresco de sobra? El buldero vendía humo y montaba farsas con el alguacil para convencer al pueblo de que comprara bulas, prometiendo milagros que nunca llegaban. El free cooling, en cambio, no engaña: aprovecha las condiciones climáticas para climatizar sin coste adicional. Si fuera hace fresco, se usa; si no, no.
En climas templados, muchas plantas industriales pueden cubrir gran parte de sus necesidades de refrigeración solo con aire exterior. El reto está en el control: cuándo activarlo, cómo evitar condensaciones y cómo combinarlo con los sistemas mecánicos para mantener estabilidad. La digitalización marca la diferencia: cruzar datos meteorológicos en tiempo real con las cargas internas de la planta y decidir automáticamente la estrategia más eficiente.
El escudero - Hibridación: el cóctel energético del futuro
La eficiencia industrial exige aprovechar al máximo diferentes tecnologías: bombas de calor (aerotermia, geotermia), fotovoltaica, solar térmica, almacenamiento y control digital pueden hibridarse. A diferencia del escudero del Lazarillo, que mezclaba dignidad y miseria sin éxito, la industria puede hibridar fuentes distintas para obtener un resultado mucho mejor que por separado.
Una planta industrial puede cubrir parte de su demanda de frío con bombas de calor, otra con free cooling en invierno, y complementar con enfriadoras solo cuando sea necesario. La gestión mediante un BEMS (Building Energy Management System) decide en tiempo real qué fuente es más económica y sostenible.
La clave no es tener muchas tecnologías, sino un sistema de control que las sincronice como un organismo bien coordinado.
Los amos - Protocolos abiertos: dos mundos que empiezan a hablarse
En el sector terciario hablamos de edificios inteligentes; en la industria, de plantas inteligentes. Ambas comparten un principio: interconectar subsistemas para optimizar energía, confort y seguridad. La climatización ya no es un subsistema aislado, sino parte de un ecosistema energético global.
En la industria conviven dos universos de protocolos de comunicación:
• El de la producción, que exige máxima fiabilidad y compatibilidad con las instalaciones productivas, donde predominan ciertos protocolos.
• El de las instalaciones auxiliares (climatización, ventilación, energía, iluminación, seguridad), donde los protocolos son los de terciario y, salvo alguna excepción, diferentes de los de industrial
La tendencia es romper esa separación y lograr que ambos universos converjan en un cosmos industrial más eficiente. Una planta necesita que su compresor hable con la fotovoltaica, que las enfriadoras se coordinen con la producción y que los sistemas de ventilación se integren con la gestión energética.
Lázaro sobrevivía pasando de amo en amo, aprendiendo a hablar distintos lenguajes para salir adelante. Los protocolos abiertos cumplen hoy esa función: ser traductores entre mundos distintos —el de la producción y el de las instalaciones— para que, juntos, hablen el mismo idioma de la eficiencia.
La novela - Del consumo ciego al control inteligente
De la novela sobre las artimañas del Lazarillo y sus amos hemos aprendido picardía para aprovechar recursos (recuperación de energía), astucia para anticipar (IA), y necesidad de coordinación para sobrevivir (sistema nervioso digital).
El control no hace milagros, pero sin control no hay milagros posibles. En la industria, esta frase cobra más sentido que nunca. La digitalización, la IA, la recuperación de calor, el free cooling y la hibridación no son piezas sueltas, sino engranajes de una misma máquina: la eficiencia energética 4.0.
Las industrias que apuesten por este camino no solo ahorrarán energía, sino que ganarán en flexibilidad, resiliencia y competitividad. En un mundo donde la sostenibilidad ya no es opcional, la pregunta no es si debemos dar el salto, sino cuánto tiempo podemos aguantar sin darlo.
El Lazarillo alcanzó su madurez cuando se convirtió en pregonero, dejando atrás la incertidumbre de sus primeros pasos para organizar su vida con cierta estabilidad. La industria también puede dar ese salto: pasar de sobrevivir con consumos desordenados a consolidar un modelo sólido, inteligente y sostenible, donde cada recurso se aprovecha al máximo, capaz de mirar al futuro con confianza.
Este artículo se ha inspirado en el documento “Recomendaciones técnicas sobre regulación y control en edificios de terciario” (grupo de trabajo de regulación y control de AFEC, 2025). ¡Ah!… y en la novela 'La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades' (Anónimo, ≈1554)





















































