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Agroinformación

Un nuevo sistema automatiza la selección de frutas y hortalizas para su mejora genética

Horticom News25/01/2005

25 de enero de 2005

Científicos españoles han dado un paso importante para que la industria hortofrutícola pueda controlar la calidad de sus productos con un sistema automático. Los nuevos dispositivos electrónicos, con capacidad de detectar sus propios errores, se aplican ya en la selección de hortalizas para la mejora genética.

Científicos españoles han dado un paso importante para que la industria hortofrutícola pueda controlar la calidad de sus productos con un sistema automático. Los nuevos dispositivos electrónicos, con capacidad de detectar sus propios errores, se aplican ya en la selección de hortalizas para la mejora genética, según revela una investigación publicada en el último número de la revista Spanish Journal of Agricultural Research.

El control de la calidad interna de frutas y verduras es viable en el laboratorio desde hace años, analizando la respuesta del producto cuando se la ilumina con luz infrarroja. El análisis del espectro resultante permite determinar el contenido de azúcares de cada unidad sin tener que tomar ninguna como muestra y destruirla para poder analizarla. Sin embargo, la incorporación de esta nueva tecnología a la industria no acababa de producirse, debido a los fallos que se producen a lo largo de los meses que dura una campaña de recolección.

"Para poder llevar esta tecnología del laboratorio a la industria, desarrollamos un sistema de autodiagnóstico", explica Pilar Barreiro, autora del estudio realizado en la Universidad Politécnica de Madrid. Durante una campaña hay muchas posibilidades de que el aparato reciba señales anómalas, pero las diferencias en los espectros pueden pasar desapercibidas sin la supervisión de un técnico especializado. "Sin embargo, con nuestro sistema, el operario que maneja la máquina no necesita ser un experto", aclara Barreiro.

Análisis multivariante

El dispositivo de alarma salta cuando el desgaste de la lámpara infrarroja, un cambio en la temperatura de los frutos o alguna otra fuente de variación provoca señales extrañas. Las detecta gracias a un proceso de seguimiento estadístico multivariante que revisa uno a uno los espectros generados a los largo del día y es capaz de corregir algunos errores sobre la marcha.

Pilar Barreiro explica que "este método es muy fiable examinando 12 unidades por minuto y aplicado a la industria ha servido para clasificar 200.000 bulbos de cebolla durante el último trimestre del 2004". El objetivo de esa clasificación es conseguir una mejora genética del producto, que se comercializa deshidratado. "Los sensores de infrarrojo cercano permiten conocer el contenido en materia seca de las cebollas, que al productor le interesa que sea alto para invertir menos energía en desecarlo", aclara la investigadora.

El nuevo sistema de autodiagnóstico, desarrollado en el Laboratorio de Propiedades Físicas de Productos Agrícolas de la Universidad Politécnica de Madrid, servirá también en el futuro para garantizar al consumidor la calidad y el sabor de frutas y hortalizas, en un sector cada día más competitivo. Una fruta picada por dentro se detecta fácilmente con los mismos sensores de infrarrojos, pero hay que adaptar la maquinaria para poder analizar las 10 unidades por segundo y mantener el ritmo de una cadena de producción por la que circulan toneladas de frutos cada hora.

Referencia: P. Barreiro et al. Multivariate diagnosis of the variability of NIR spectrometers under industrial aplication. Span J Agric Res. 2(4) 485-492 (2004)

Noticia tomada del Boletin de Noticias Agroinformacion.com (http://www.agroinformacion.com)