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La gran ventaja que representan las condiciones climáticas y ambientales, se convierten de la noche a la mañana, en un arma letal para las mejores plantaciones

La naturaleza, la mejor amiga... cuando ella quiere

Hector Sanabria16/06/2003

Daños ocasionados por el huracán Mitch

José Garin, agricultor de Dos Bocas, en el departamento de Colón, al norte de Honduras, Centroamérica, contempla pensativo, al atardecer de ese mes de marzo, su plantación de sandía de apenas 15 días germinada, y esta vez, todas sus esperanzas dependen de que la naturaleza no le haga otra mala jugada.

Todavía no se recupera, ni anímica ni mucho menos económicamente, de la pérdida que la inundación de tres meses antes le causó en su cultivo de arroz, del cual, apenas obtuvo ingresos para pagar los intereses del préstamo bancario y de esa manera no perder su finca hipotecada en garantía a la institución bancaria; igual suerte corrieron todos los agricultores vecinos.

Lo más triste es que los pronósticos de los amigos agricultores que lo visitaban indicaban que tendría una producción de por lo menor 80 a 90 quintales por manzana (5.000 kgs/Hectárea); pero una vez más, la naturaleza se convirtió en su peor enemiga que no lo dejó, por muy poco, con una mano detrás y otra delante.

Es conocido que en el trópico, las condiciones climáticas favorecen el crecimiento rápido de las plantas lo que permite que las cosechas se obtengan en mucho menor tiempo (un 50%) de los países europeos o norteamericanos.


Daños ocasionados por el huracán Mitch.

En Centroamérica, las altas temperaturas, una alta humedad relativa y la fuerte lluvia, que se estaciona entre los meses de mayo-junio hasta diciembre-enero, permiten obtener cosechas estacionarias, o llamadas "de secano" y utilizar la humedad residual después de los posteriores a las lluvias para producir cultivos, que como la sandía y el melón son menos exigentes en el aporte de agua.

En Centroamérica, solamente existen dos estaciones, la seca y la lluviosa y eso provoca que las condiciones sean poco controlables para los agricultores de la región.

Las mayores extensiones de tierra se siembran en los meses de mayo-junio especialmente los cultivos de granos básicos (maíz, arroz, frijoles, sorgo) ya que la falta de riego en toda la región no permite las siembras en otras épocas del año y sólo unos pocos privilegiados agricultores (aproximadamente un 12% del total de la área sembrada) cuentan con algún sistema de irrigación.


Las constantes e inesperadas lluvias y cambios
climáticos provocan pérdidas en los cultivos.

La gran ventaja que representan las condiciones climáticas y ambientales se convierten de la noche a la mañana, en una arma letal para las mejores plantaciones ya que, casi todos los años, alguno de los países, en alguna de sus regiones, recibe enormes daños por fenómenos climáticos, ya sean falta absoluta de lluvias que provocan sequías y pérdida total de los cultivos o excesos de lluvia que inundan zonas agrícolas causando los mismos efectos.

Es bastante conocido el fenómeno "El Niño" que en las últimas décadas ha hecho estragos en la región provocando sequías severas que en el caso de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua. La población de las zonas rurales ha sufrido hambrunas ya que las sequías han provocado la pérdida del total de las cosechas.

El fenómeno antes mencionado se presenta al final de la fase fría debido al debilitamiento de los vientos alisios del Este y del afloramiento ecuatorial; el calentamiento estacional ocurre frente a las costas de Perú, en los meses de abril a mayo aumentando las temperaturas y el nivel del mar, como corolario causa efectos devastadores que los agricultores de la región temen de manera desproporcionada pues ante la falta de lluvias y sin contar con sistemas de riego artificial las consecuencias para sus plantaciones son catastróficas.


Plantación de piña en Panamá, agobiada por la sequía.

Por si lo anterior fuera poco, existen los años de "La Niña" otro fenómeno climático que al contrario de su antecesor, con el que se alterna, se caracteriza por el exceso de lluvias y su presencia se asocia siempre con las temidas inundaciones, huracanes y tormentas tropicales.

Uno de los años de la "Niña" que los países centroamericanos recordarán fue el año de 1.998 ya que en el mes de octubre, Honduras y Nicaragua y en menor grado Guatemala y El Salvador sufrieron las consecuencias del huracán Mitch que destruyó a su paso, no sólo la infraestructura de los países que atacó destruyendo puentes, comunidades, tendidos eléctricos y telefónicos, amen de más de 25.000 muertos, sino también la agricultura, a niveles incalculables, perdiendo en el caso de los dos primeros países, alrededor del 80% en la producción nacional.

Las pérdidas económicas no sólo se tradujeron en la destrucción de los cultivos que en esos momentos del huracán se encontraban en pie, sino que muchas áreas de cultivo resultaron completamente destruidas pues los suelos fértiles fueron lavados perdiendo su capa arable y otros fueron sustituidos por piedras y arena que los ríos salidos de sus causes dejaron en las zonas que inundaron.


El crecimiento de las plantas en Centroamérica es acelerado;
obsérvese el tamaño de esta plantación de pimiento a los
32 días de su transplante.

Existen muchas historias que vivieron los agricultores de los países afectados, como el caso de un ganadero de la zona del Lago de Yojoa en Honduras que tenía sus pastizales en un pequeño valle al pie de una colina en la que había una plantación de café y un día después del huracán descubrió que todos sus pastizales habían desaparecido y lo que encontró en su terreno fue una frondosa plantación de café, ya que él deslave arrastró casi intacta la finca de café de la montaña de su vecino al que únicamente le quedaron la roca madre sin una pizca de suelo.

En el caso de algunos cultivos como el banano, melón y hortalizas que son de alta inversión, muchos agricultores y empresas no lograron recuperarse y esas unidades de producción no existen más, trayendo más pobreza al agro de estos países; sin embargo, las empresas más pujantes, se restablecieron y volvieron a resurgir en este caso no de las cenizas, como el Ave Fénix, sino literalmente, del lodo y las piedras que dejó la inundación a su paso por sus plantaciones.

Efectos del huracán Mitch en la agricultura centroamericana
Cultivo / Hectáreas destruidas aprox.
Banano / 42.000
Melón / 13.000
Sandía / 2.000
Café / 150.000
Maíz / 60.000
Caña de Azúcar / 20.000
Hortalizas varias / 12.000
Palma aceitera / 23.000
Otros (pastizales, cítricos, frijol, ornamentales) / Incalculables o no reportadas


Después del paso del huracán Mitch, las empresas
bananeras tuvieron que volver a sembrar, ya que las
plantaciones fueron destruidas totalmente, no quedando
ni una sola planta en pié.
Más recientemente, a finales del 2.001 los productores de banano de Costa Rica sufrieron fuertes inundaciones que afectaron todas las plantaciones de la costa atlántica trayendo pérdidas cuantiosas a los productores bananeros de la región; las pérdidas fueron cuantificadas arriba de las 12.000 hectáreas de cultivo (cada hectárea tiene un valor promedio de $30.000).

El año 2002 fue trágico para los agricultores panameños del departamento de Chiriquí, el principal bastión agrícola del país ya que sufrieron cuantiosas pérdidas por efecto de las inundaciones; en fin, tiempo y espacio faltaría para recordar los fracasos por la falta de lluvia de los agricultores de El Salvador, o las altas inversiones que los productores de melón de Zacapa en Guatemala y en Choluteca en Honduras, han tenido que hacer para proteger con manta antiinsectos sus cultivos ante las fuertes infestaciones de Mosca Blanca (Bemisia tabaci) que, favorecidas por las altas temperaturas, han causado daños cuantiosos a sus cultivos.


Plantación de pepino a los 42 días de germinación
Sin embargo, no todo es sombrío, pues ante la inestabilidad climática que provocan los prolongados períodos sin lluvias y el desinterés histórico de los gobernantes de estos países, ha obligado a las empresas agrícolas a una mayor inversión en infraestructura de riego; si bien es cierto que la región está lejos de poseer un desarrollo sostenido y equilibrado en la materia, hay una clara tendencia a dedicar al riego, todos los recursos técnicos y económicos pues esta claro que de no poseer su propio sistema de riego, será imposible continuar en la actividad agrícola.

Dentro de los sistemas de riego en la zona, se impone el riego rodado o por inundación, seguido de la aspersión y muy lejano en la escala el riego por goteo.

En cuanto a los países, Costa Rica y Guatemala cuentan con el mayor porcentaje de superficie irrigada, seguidos en su orden por Honduras, Panamá, El Salvador y Nicaragua.