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Entre la espada y la pared

Productos transgénicos en Europa

Dr. Miguel Merino Pacheco04/03/2002

4 de marzo de 2002

La presencia de componentes modificados genéticamente en los ingredientes de numerosos alimentos europeos es imparable, según se ha establecido en una reciente reunión técnica convocada en Berlín por la Deutsche Bauernverband. Por otra parte, el mercado sigue rechazando mayoritariamente este tipo de alimentos.

Los participantes del foro "El futuro de la tecnología genética en Alemania: ¿nos unimos o nos descolgamos?", llevado a cabo la última semana de febrero en Berlín y organizado por la "Deutsche Bauernverband", 'Liga Campesina Alemana', http://www.bauernverband.de, han llegado a la conclusión, prácticamente unánime, de que la era de la tecnología genética comenzó hace tiempo en Alemania, y que retirarse de ella no es posible sin enormes costos y problemas de política industrial. En este foro participaron políticos, científicos, productores agrarios, industria y comercio alimentario. Los representantes de la organización ecologista Greenpeace fueron los únicos que discreparon a este respecto.

Pese a la prohibición del cultivo de plantas genéticamente modificadas vigente en Alemania, los productos de esas características son cosa de todos los días en la dieta alemana, afirmó Gerd Sonnenleitner, presidente de los productores agrarios alemanes. Actualmente, casi todos los cargamentos de soja y de colza que entran en Europa contienen producto manipulado genéticamente. Del mismo modo que lo están numerosas enzimas y levaduras utilizadas por la industria alimentaria. Ignorar esta situación equivale a cerrar una importante avenida de desarrollo tecnológico y a quedar sin capacidad de competir frente a industrias de terceros países.

Se ha reconocido la necesidad de etiquetar estos productos, pero hay discrepancia en cuanto a las características de este etiquetado y sobre las cantidades de transgénicos que ha de contener un alimento, a partir de las cuales debe realizarse el etiquetado. Mientras la distribución organizada apoya la propuesta de reglamento de la Unión Europea, que establece que se señalen como manipulados genéticamente también aquellos alimentos elaborados con sustancias o elementos biotécnicos -levaduras, por ejemplo- que así lo hayan sido, aunque no se encuentren trazas de ellos en el producto final, la industria alimentaria se opone a esta exigencia, que la considera como un etiquetado del proceso industrial y no del producto.

Por otra parte, el 70 % de los consumidores europeos continúan rechazando alimentos modificados genéticamente. En Berlín se ha propuesto intensificar las campañas de información al consumidor. Pero muy pocas empresas de alimentación parecen dispuestas a correr ese riesgo bajo las condiciones de la opinión pública reinante en la actualidad.