Un acierto, "de época"
La idea surgió de la necesidad o la voluntad de coordinar el estilismo del hotel con la arquitectura de los edificios que lo componen. Una arquitectura típica de las Islas Canarias de finales del siglo XIX. La propiedad y la dirección de imagen del hotel quiso/propuso este tipo de indumentaria para darle más encanto (si se puede) a los edificios del establecimiento. ¡Lleva en marcha más de 20 años y siguen fieles a la tradición!
Así pues, los empleados que trabajan de cara al público adoptan una vestimenta de época, diseñada por Juan de la Cruz, experto en este tipo de indumentaria. Los clientes vienen atraídos por la rocambolesca vestimenta y la valoran mucho, aunque siempre de forma seria. No hay espectáculos ni shows. El traje es solo un uniforme más.
De hecho, se aboga por la comodidad de los empleados como primera necesidad. Ya sabemos que en el siglo XVIII y XIX la vestimenta no era simple, sino más bien al contrario. Los trajes de vestir eran de un barroquismo de lo más extremo. Aún así, los uniformes se elaboran en base a la lana, el lino, el algodón y otros materiales nobles adaptados para la comodidad personal. Se usa por capas y prendas, pudiendo utilizar una parte del uniforme durante todo el año, y la otra solo en temporada invernal.