Entrevista a Simó Schwartz Jr, director del CIBBIM-Nanomedicina del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR)
El doctor Simó Schwartz Jr es un reconocido investigador en el ámbito de la medicina. Director del CIBBIM-Nanomedicina del Vall d'Hebron Institut de Recerca, centro que fomenta la investigación sobre nuevas terapias avanzadas biomédicas y aplicaciones basadas en la nanotecnología para el tratamiento de patologías como el cáncer o enfermedades raras. El CIBBIM-Nanomedicina organiza en Expoquimia 2017 una jornada para abordar este tipo de medicina.
En primer lugar, ¿qué se entiende por nanomedicina?
Se considera nanomedicina a cualquier aplicación de la nanotecnología que tenga como objetivo mejorar el tratamiento o el diagnóstico de una enfermedad. En realidad, uno de los aspectos más importantes que tiene la nanomedicina es el de generar fármacos con diversos componentes cuyas funciones a escala nanométrica son diferentes cuando están unidos a cuando no. Eso hace que las nanomedicinas per se tengan una serie de atribuciones que hacen que, en general, su uso presente ventajas muy claras para el tratamiento respecto a las medicinas convencionales. Por decirlo de otra manera son medicinas mucho más efectivas, dirigidas a las células diana que se pretende tratar y con muchos menos efectos tóxicos.
Desde hace ya algunas ediciones que Expoquímia acoge jornadas sobre este nuevo tipo de medicina. ¿En qué punto se encuentra en la actualidad?
En estos momentos, existen ya numerosos ensayos clínicos en los que ya se están testando la eficacia terapéutica de muchas nanomedicinas. Por tanto, es una ciencia que avanza rápido y que ya está presente en el mercado. Así, ya hay fármacos antitumorales que son nanomedicinas, que han desplazado al tratamiento convencional que se utilizaba hasta hace poco, por ejemplo, en el cáncer de mama. Y hay muchos más que esperamos que vayan entrando en la práctica clínica habitual en los próximos años.
¿En qué tipos de enfermedades se puede aplicar? ¿Y con qué resultados?
En principio, no hay un único prototipo específico de enfermedad en el que la nanomedicina se pueda aplicar o no. Es susceptible de ser tratada mediante nanomedicina cualquier enfermedad en la que se tenga que transportar un fármaco de una forma específica a un sitio concreto y reducir así los efectos indeseables generales que tienen los medicamentos y aumentar su eficacia. De momento, lo que se está comprobando es que la utilización de nanomedicinas implica una mayor eficacia terapéutica al poder transportar más fármaco, más antibiótico, más medicamento, por decirlo así, a los sitios donde conviene y mucho menos a los sitios a los que no debería llegar.
En realidad, las nanomedicinas son fármacos que cuentan con un sistema de transporte específico que hace que ese medicamento en lugar de circular libremente por la sangre se transporte de una manera específica a un sitio concreto. Durante ese transporte, ese fármaco no puede actuar en ningún sitio y, por tanto, no puede tener ningún tipo de efecto adverso como si fuera por libre. Y, en este sentido, los resultados son buenos, ya que hay más indicación terapéutica y mucha menos toxicidad general. Así, en tratamientos como en los del cáncer, donde los fármacos son muy agresivos y tienen muchísimos efectos adversos, las nanomedicinas lo compensan de una forma sustancial.
¿Cree que una mayor implantación de la nanomedicina podría erradicar enfermedades que, hoy por hoy, son incurables?
Una enfermedad es incurable porque no tiene un tratamiento conocido o porque ese tratamiento no es suficientemente específico o tiene un índice de eficacia y de toxicidad muy estrecho. Es decir, la ventana terapéutica es muy estrecha y per se son muy tóxicos. En ese sentido, la nanomedicina, por el hecho de reducir la toxicidad general del fármaco y de ser mucho más específica, puede hacer que determinadas enfermedades, que hoy por hoy tienen un índice de curación bajo, mejoren. Pero la nanomedicina es un sistema de transporte específico químico, que siempre necesita un fármaco o una molécula, que sea el principio activo que es el que permite, a través de un mecanismo de acción determinado, curar esa enfermedad. Esto incluye la terapia génica.
¿Cómo se puede fomentar el uso mayoritario de la nanomedicina? ¿Es un ámbito abierto a la colaboración público-privada?
Sin duda. Las nanomedicinas no son más que medicinas nuevas. Por tanto, un medicamento que sea efectivo, basado en evidencias científicas y médicas a nivel de la práctica clínica, siempre tendrá un uso mayoritario. Y, en consecuencia, como en cualquier otra medicina, la colaboración público-privada es más que necesaria porque la cantidad de inversión que requiere poner una nanomedicina en el mercado es tan alta como la que necesita introducir cualquier otra medicina en el mercado. Y hoy en día ese tipo de colaboraciones es fundamental para asegurar que esos fármacos lleguen a término.
Además del aspecto económico, ¿hay otros factores que puedan impedir la expansión de la nanomedicina como tratamiento?
Como cualquier otra medicina, el principal problema que tiene la nanomedicina es el elevado coste económico que tiene su desarrollo. Hay que tener en cuenta que se ha de pasar por numerosas fases regulatorias, demostrar eficacia y declarar que no hay toxicidad o una toxicidad general aceptable como cualquier otro fármaco. Y ahí el aspecto económico es fundamental. En principio, no hay otros factores. Pero sí es cierto que, hoy por hoy, el proceso de producción de estas nanomedicinas es más complicado, ya que están formadas por diversos componentes. Y no hay una fábrica que sea capaz de generar cualquier nanomedicina en cualquier sitio. Y eso es un problema, pero a la vez, representa una oportunidad para la industria farmacéutica.
En este sentido, ¿qué objetivo persigue la jornada que tendrá lugar en Expoquimia 2017?
El principal objetivo es difundir lo que representa y significa la nanomedicina así como las oportunidades terapéuticas que conlleva. Es decir, el que se pueda entender qué diferencia hay entre una medicina convencional y una nanomedicina, de qué forma funcionan las nanomedicinas y por qué son más efectivas y menos tóxicas y por qué hay tanto interés en desarrollar y utilizar estos sistemas para así mejorar los resultados de los tratamientos actuales.
Ya por último, ¿será la nanomedicina la medicina del siglo XXI?
De entrada, la nanomedicina ya hace mucho tiempo que está instalada en la práctica clínica habitual. Hay varias que ya están en el mercado. Sin duda, lo que sí vamos a ver es una expansión de ese tipo de desarrollos en este siglo. En este sentido, muchas enfermedades serán tratadas con nanomedicinas, ya que permiten un tratamiento más efectivo y con menos toxicidad.