Arco, una luminaria eterna

Cuando una pieza de decoración se convierte en un elemento icónico, se vuelve eterna e inmortal. Éste es el caso de Arco, la luminaria de Flos diseñada por Achille y Pier Giacomo Castiglione hace 60 años. Una auténtica obra de arte que se mantiene impasible al paso del tiempo, que se exhibe en museos como el MOMA de Nueva York.

Arco se ha convertido en una luminaria que no pasa de moda, gracias a su diseño icónico, moderno y actual. Foto: Zoe Ghertner.

La brillante mente creadora de Achille Castiglione buscó revolucionar el mundo de la arquitectura y el interiorismo, creando piezas industriales, eminentemente, funcionales. En un momento en que conceptos como economía circular, reciclabilidad y sostenibilidad están marcando el diseño actual, el arquitecto milanés experimentó con materiales y ‘jugó’ con nuevas técnicas en sus creaciones.

De entre todas ellas ha sobresalido Arco, una luminaria que se ha convertido en todo un icono. Junto con su hermano Pier Giacomo, Achille diseñó esta pieza en 1962 para Flos. Fue el inicio de una relación entre la firma y el arquitecto, que perduró hasta el final de sus días en 2002 y con el que creó varias colecciones que forman parte de la historia del diseño.

Un genio que también inventó mobiliario para transformar los hogares de finales del siglo XX. Sin embargo, ninguna creación se ha mantenido impasible al paso del tiempo, convirtiéndose en un símbolo. Una pieza que conmemora su 60º aniversario como un objeto eterno que, además, se exhibe en los principales museos del mundo como el MOMA de Nueva York o el Victoria and Albert Museum de Londres.

Esta luminaria de pie es un clásico porque define un nuevo modelo de iluminación. Está compuesta por 3 piezas claramente identificables, que, a su vez, fue todo un reto para el propio diseñador, ya que juega con las leyes de la gravedad.

Destaca su forma en arco que se sustenta por un bloque en mármol de Carrara, que actúa de contrapeso. La idea original era que esta luminaria se utilizara para iluminar una mesa, permitiendo a los comensales mantenerse a unos 2 metros de distancia de la propia pieza.

La idea original es que Arco iluminara una mesa y mantuviera una distancia de al menos 2 metros con los comensales. Además, su lámpara móvil contribuía a mejorar la iluminación de la estancia. Foto: Cortesía Fondazione Achille Castiglioni.

La iluminación, además, se proyectaba hacia arriba, pudiendo ser móvil, huyendo de las luminarias de techo cuya iluminación era fija. Sin duda, Achille y Pier Giacomo Castiglioni se adelantaron a su tiempo, para ofrecer una iluminación personalizada a cada hogar, gracias a la capacidad móvil de la lámpara. Por este motivo, esta pieza ¡nunca pasa de moda.

No obstante, existen referencias de cómo Arco ha pasado de ser la luminaria para el comedor a ocupar un lugar privilegiado en el salón, pese a que su función queda más limitada a la dispuesta inicialmente.

Pero ¿cómo surgió Arco? Giovanna Castiglioni, hija de Achille, mantiene intacta la memoria de su padre en la fundación que lleva su nombre en Milán. Su labor es perpetuar la historia de un creador, arquitecto, diseñador, pero, por encima de todo, genio. La idea surgió de las farolas. En cierto modo, Arco recuerda ligeramente a estas piezas urbanas, aunque con una leve inclinación que es un auténtico desafío.

Achille y Pier Giacomo Castiglioni en el proceso de diseño y producción de Arco en su taller. Foto: Luciano Ferri.

Todo está calculado al milímetro. La inclinación del arco, el peso de la base… para conseguir que la luminaria se mantuviera en pie. A nivel técnico, el bloque de mármol de Carrara, que le confiere un aspecto más elegante, pesa 65 kg. Una base que está ligeramente contorneada, para evitar daños y ser golpeada.

Lo más interesante de la pieza es el agujero realizado en la propia base de mármol. Como indicábamos, todo está estudiado y sirve para poder transportarla con mayor comodidad, creando un cilindro perfecto. Además, nada se desperdiciaba en el mundo de Achille Castiglioni y los cilindros de mármol sobrantes se convirtieron, con el tiempo, en la base de otra de las piezas icónicas del artista: la luminaria Snoopy.