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Directrices básicas

Semilleros de palmeras

Santiago Orts Pérez,José Ángel López Jimenez14/04/2003

Cuando realmente empieza el aficionado a conocer los encantos de esta familia es cuando se atreve a sembrar su primer semillero.


La afición a este inacabable mundo de las palmeras suele comenzar de la manera más variopinta, normalmente con la casual observación de estas plantas en algún parque cercano, por un amigo o conocido que también es aficionado o como resultado de un viaje a un país tropical del cual viene uno fascinado por un paisaje inundado y dominado por estas plantas.
La segunda fase sigue con la compra inmediata del primer libro de palmeras que se encuentra en castellano (suele ser Palmeras, de J.A. del Cañizo, ed. Mundi-Prensa). A esta etapa le sigue las sucesivas visitas a los diferentes viveros en búsqueda ansiada de variedades únicas que poder plantar en nuestro pequeño jardín, todo ello envuelto de un febril anhelo de información en los cientos de buscadores de Internet para documentarnos como es debido.
Pero donde realmente empieza el aficionado a experimentar los encantos de esta magnifica familia es cuando comienza sus primeros pinitos y se atreve a sembrar su primer semillero. Queremos desde aquí dar una serie de directrices básicas a todos aquellos que se hayan atrevido a dar este primer salto.


Selección y Calidad
Previamente a la realización de la siembra, debemos escoger qué especies queremos germinar. Evidentemente el proceso se facilitará mucho si se escogen especies que después se puedan adaptar a nuestros climas.
Debemos identificar las semillas, su origen y proveedor. El mejor proveedor siempre es uno mismo si puede permitirse el lujo de cosecharlas en primera persona. Siempre se escogerán las maduras y en casi todos los casos se debe limpiar la semilla de su fruto para evitar podredumbres, problemas de ataques futuros de hongos y facilitar la germinación.
En el caso de algunas especies (Syagrus y Chamaerops) retirar el pericarpo (así es como se conoce técnicamente a la pulpa) es fundamental, pues éste contiene ciertos inhibidores de la germinación (hormonas que la retrasan hasta la digestión de la carne del fruto por algún animal), esto es una estrategia de la planta para garantizar su dispersión.


Viabilidad y Siembra


El tiempo en que una semilla es viable (es decir que tiene poder germinativo) es muy variable y está en función de la especie que estemos tratando.
Las semillas pequeñas (5 mm o menos) tienen una vida germinativa muy corta (semanas o algún mes en el mejor de los casos). Éstas suelen pertenecer a especies muy tropicales donde las temperaturas no sufren apenas oscilaciones día / noche. Las especies de climas áridos, sin embargo, son más duraderas y su poder germinativo puede prolongarse incluso años; esto es fruto de la adaptación de estas especies a épocas prolongadas de sequía.
Lógicamente, a mayor tiempo transcurrido menor es el potencial germinativo. Un caso realmente extraordinario es el de las Kentias (Howea) cuya semilla permanece un año sobre la palmera hasta alcanzar la maduración, y cuando se siembra tarda casi otro año completo en concluir la germinación.
La siembra para iniciados se recomienda hacerla en bolsas de plástico con una mezcla de turba, arena y perlita a razón de 70% - 10% - 20%. Lo ideal es germinar en condiciones de humedad y temperatura controladas, lo cual se consigue en los invernaderos profesionales. Pero un método tan simple como usar una bolsa de plástico cerrada con substrato y semillas dará resultados excelentes que sorprenderán al neófito.


¿Bandeja o semillero de alvéolo?



Esta pregunta se nos hace con mucha frecuencia y la respuesta es que ambas técnicas tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Al final, es el aficionado quien en última instancia tomará la decisión.
La bandeja de semillero es más práctica y manejable por ser más pequeña, pero también es más vulnerable a la propagación de hongos por todo el semillero; incluso a la hora de repicar las plántulas también se corre un riesgo mucho mayor de perder el plantón pues parte de las raíces del mismo quedan rotas en el substrato de la bandeja.


Respecto al semillero en alvéolo, la inversión inicial en materiales riego y espacio es mucho mayor pero el control de las enfermedades es inmediato pues no existe continuidad física en el substrato, y el riesgo de perder las plántulas durante el repicado se reduce al mínimo. Además, la circulación del aire entre las palmeritas es óptima. Por último conviene aclarar que el repicado (proceso de extracción de la plántula de su semillero y posterior plantación en su maceta de “engorde”) es la fase más delicada de toda la infancia de la planta; dicha operación no es recomendable hacerla nunca antes de que la planta tenga al menos dos hojas bien desarrolladas.



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