Funciones en la cadena de suministro

Los operadores logísticos cumplen una tarea de suma importancia dentro de la cadena de suministro al ser los encargados de llevar a cabo distintas fases de esta cadena. Para ofrecer un buen servicio, los operadores deben tener en cuenta distintos parámetros de calidad.

Según la definición acuñada por la consultora Deloitte & Touche para ANADIF, actual Logica, en el año 2003, un operador logístico es “aquella empresa que por encargo de su cliente diseña los procesos de una o varias fases de su cadena de suministro (aprovisionamiento, almacenaje, distribución e, incluso, ciertas actividades del proceso productivo), organizando, gestionando y controlando dichas operaciones utilizando para ello las infraestructuras físicas, tecnología y sistemas de información propios o ajenos, independientemente de que preste o no los servicios con medios propios o subcontratados; en este sentido, el operador logístico responde directamente ante su cliente de los bienes y de los servicios adicionales acordados en relación con estos y es su interlocutor directo”.

Resulta evidente que el diseño ha de hacerse en combinación con el cargador o subcontratante de la operativa logística, ya que no debemos perder de vista que él es el dueño de los productos y/o servicios que recibe el consumidor o el cliente final, siendo ante el mismo el responsable de la calidad total del producto y/o servicio que recibe y percibe. El operador logístico tiene delegada la ejecución del proceso subcontratado, siendo aplicables todos los conceptos de la delegación de funciones y responderá ante el subcontratante del cumplimiento de los acuerdos pactados.

Debemos de tener en cuenta que las empresas de transporte están incluidas dentro del concepto de los operadores logísticos, ya que ejecutan uno de los subprocesos logísticos incluidos dentro de la cadena de suministro.

De la misma forma, se indica que a su vez el operador logístico va a prestar el servicio con medios propios o subcontratados, pero de la mima forma, que en el caso anterior, el responsable ante el cliente es el operador logístico, sea quien sea el que ejecute la prestación.

El prestatario es responsable ante el contratista de la ejecución física del proceso objeto de la contratación, es decir, ha de llevar o realizar al destinatario, cliente final o cliente de nuestro cliente el producto y/o servicio contratado. Éste sería el flujo logístico directo o flujo de materiales y/o servicios, pero cada vez está adquiriendo una mayor importancia el flujo de información o flujo logístico inverso, mediante el cual informamos a nuestro cliente del cumplimiento y del no cumplimiento en cantidad, plazo y calidad del servicio prestado.

La gestión de la información debe de ser una gestión por excepción, es decir, informar, gestionar y solucionar aquello que no hemos hecho o que hemos hecho mal. Nos gastamos una ingente cantidad de dinero en comunicar e informar aquello que hemos hecho bien, que no es nada más que cumplir con nuestro contrato y, sin embargo, no informamos e incluso ocultamos aquello que hacemos mal; cuando la realidad es que son muchas menos las incidencias que tenemos que las que no tenemos, pero que sin embargo son la fuente de problemas para el destinatario y, por lo tanto, para el cliente. Implantemos la gestión de la información por excepción, ¡es una fuente de ahorro!

En el flujo logístico directo o flujo de materiales, el operador logístico añade valor a los productos que le aprovisionan y/o que le depositan sus clientes y a las materias primas que compra a sus proveedores (film, precinto, palés, etiquetas, cajas, etc.), 'produciendo' los pedidos que los destinatarios demandan a sus proveedores que son los clientes del operador. Por lo tanto, tenemos el flujo logístico completo: Compras + Aprovisionamientos – Producción – Distribución física.

De la misma forma, la información debe fluir en sentido inverso al flujo de materiales hacia nuestros clientes y nuestros proveedores. A los primeros, porque no debemos olvidar que son los responsables a la hora de satisfacer las necesidades en los productos y/o servicios que sus clientes demandan y que el operador logístico ayuda o contribuye a satisfacer y, los segundos, porque esa información sirve para planificar y satisfacer las necesidades que el operador logístico tiene.

La Logística no va a hacer nada que no haya hecho hasta el momento: gestionar la cadena de suministro, haciendo llegar los productos y/o servicios desde el proveedor hasta el cliente, cuando y como éste lo necesita con el menor coste integral. Ahora bien, asumiendo su rol estratégico dentro de las compañías, adaptándose a los retos que el siglo XXI nos está trayendo: el alejamiento de las fuentes de suministro, el saber dónde están en todo momento y lugar los productos y/o servicios y la búsqueda incesante y permanente de la rentabilidad.

Por lo tanto, en base a lo anterior, podíamos enumerar tres tendencias básicas en la gestión de la cadena de suministro, que a su vez nos van a dar o proporcionar otras tendencias derivadas:

1. El alejamiento de las fuentes de suministro, merced a la globalización de la economía: el mercado es mundial tanto desde el punto de vista de los clientes como desde el punto de vista de los proveedores. Sin embargo, debemos mantener los niveles de servicio y calidad.
2. Saber dónde y en qué momento o situación están los productos y/o servicios, o lo que es lo mismo, la visibilidad de la cadena de suministro.
3. El control y mejora de los costes y del capital invertido para obtener con el primero un beneficio por diferencia con las ventas y en el segundo una rentabilidad, cuya inversa nos va a dar una medida del tiempo que tardamos en recuperar la inversión que estamos realizando.