La mosca blanca del tomate le teme más al control biológico que al químico
14 de marzo de 2011
Cuando es la propia naturaleza la que dificulta y entorpece los procesos naturales del hombre, como la alimentación a través de una actividad tan esencial como la agricultura, el hombre debe aprovechar los mismos elementos naturales para combatirlos y así no caer en un ciclo nocivo de contaminación y destrucción del medioambiente. Con esta delicada disyuntiva se topan los horticultores del tomate, cuando la 'Bemisia tabaci' y la 'Trialeurodes vaporariorum', más conocidas como las moscas blancas de Europa, hacen lo posible por dañar los cultivos de esta hortaliza.
Por esta razón, el grupo de Entomología del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) de Cabrils está llevando a cabo un importante estudio que identifica dónde y por qué las moscas blancas representan una limitación considerable a la hora de cultivar el tomate.
Para ello, han recopilado numerosa información sobre este insecto y sobre los virus que llevan asociados, han procedido a determinar las herramientas de gestión disponibles y han logrado identificar las principales lagunas de conocimientos y prioridades de investigación. Todo enmarcado dentro del proyecto ‘Endure’, es decir el European Network for Durable Exploitation of Crop Protection Strategies.
La 'Trialeurodes vaporariorum' se ha detectado en todas las zonas donde hay producción en invernaderos, mientras que la 'B. Tabaci' se ha adentrado desde el comienzo de la década de los años 90 en todas las zonas tropicales y subtropicales del continente. De todos los biotipos identificados, las más nocivas para los cultivos son los biotipos B y Q de este último tipo de mosca blanca. Asimismo, el IRTA ha establecido otras plagas claves del tomate como los insectos 'Aculops lycopersici', 'Helicoverpa armigera', 'Frankliniella occidentalis' y los minadores de hojas.
Esta institución científica catalana catalogó al tomate como un cultivo “particularmente susceptible” a los virus que ocasionan la enfermedad del 'Rizado Amarillo del Tomate' (TYLCD) y su alta afectación está verdaderamente asociada a la alta incidencia de su vector, la mosca blanca B. Tabaci. Igualmente interesante para el mundo de la horticultura del tomate es la correlación entre los niveles de uso de insecticidas en las zonas estudiadas y esta mosca en cuestión, ya que ha podido demostrarse una cierta reticencia a casi todos los insecticidas utilizados.
Por esta razón, y ante la ineficiencia de la química fitosanitaria, el IRTA ha definido al ‘Manejo integrado de plagas basado en control biológico’ (MIP-BC), como la mejor estrategia de lucha contra este flagelo del tomate, a la par, que resulta el más sostenible. Otras acciones biológicas que se toman dentro del MIP, son la instalación de mallas en los invernaderos y el uso de cultivares de tomate tolerantes al 'Virus de la Cuchara'. Sin embargo, la decisión de una u otra forma están basadas por regla general en las densidades existentes en cada región de mosca blanca y no tienen nada que ver ni con las estrategias de control ni con los ciclos de cultivo.
El Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries, por consiguiente, recomienda en Europa el uso del control biológico para una producción sostenible del tomate. Para esto, sugieren liberarse parasitoides como el 'Eretmocerus mundus' y el 'Encarsia formosa', así como también los depredadores polífagos 'Macrolophus caliginosus' y 'Nesidiocoris tenuis'.
Por desgracia, aún tienen que ajustarse algunos elementos para que el control biológico de plagas sea todo un éxito. Por ejemplo, es necesario vencer la falta de soluciones biológicas que existen para algunas plagas, así como los costos asociados a la compra de sus enemigos naturales, la baja confianza de los agricultores en esta tecnología y los costes del asesoramiento técnico.
Es así como el IRTA ha establecido una lista de prioridades técnicas a seguir en el rumbo de la investigación para mejorar y promover el control biológico. La misma consta de la aparición e invasión de nuevos virus transmitidos por las moscas blancas, luego el análisis de la importancia de los biotipos de la 'B. Tabaci' respecto a su resistencia a insecticidas, después la bioquímica y la genética de la resistencia en plantas, para pasar posteriormente a los umbrales económicos y técnicas de muestreo de la mosca blanca para la toma de decisiones y, finalmente, la conservación y gestión de los enemigos naturales autóctonos de estos insectos y la mejora del control biológico de otras plagas del tomate.
De esta manera, estudiando metodológicamente a los insectos, el hombre puede encontrar la manera óptima para utilizarlos en contra de las propias plagas naturales y mantener así el frágil equilibrio de la naturaleza, a la vez que saca mejor provecho de sus frutos.