El único rebaño conocido de Cabra Catalana logra evolucionar de 20 a 120 animales
Los impulsores del proyecto de recuperación de la raza Cabra Catalana quieren empezar a desprenderse de diferentes ejemplares con la misión de que otros ganaderos los acojan y colaboren así con la consolidación de esta raza por toda Cataluña. Hace cinco años que miembros del colectivo Cultures Trobades compraron el único rebaño de los que se consideraba una raza extinguida. Lo trasladaron de Sant Salvador de Toló hasta Vilanova de Meià, ambas en la provincia de Lleida, y ha pasado de tener una veintena de reses a unas 120, según publica La Vanguardia.
Esta raza se caracteriza por ser autóctona de los territorios de media montaña, como el Prepirineo, donde el terreno es áspero, seco y pedregoso. Eso hace que sean animales 'rústicos, resistentes y adaptables', con las mamas muy recogidas para poder saltar por las rocas, una circunstancia que hace que no produzcan demasiada leche. Además, se adaptan tanto al fuerte calor como al frío. Además, su particular alimentación repercute positivamente, ya que dejan los bosques más limpios y libres del riesgo de incendios. Por este motivo, se considera una especie fácil de mantener ya que el 80% o 90% de su alimentación proviene del pasto de matorral y bosque, un recurso disponible y al alcance.
De la Cabra Catalana se aprovecha, principalmente, la carne de cabrito o de ‘crestó’, un cabrito capado que se ha dejado crecer hasta los tres o cuatro años. La carne de esta especie es muy apreciada y antiguamente se equiparaba a la ternera. En lo que hace referencia a la leche, no se hace queso dado que producen poca, aunque sí se ha empezado a hacer una pequeña producción de yogures.