En España, el 72% de los edificios municipales no es accesible y gran parte del parque residencial se construyó antes de 1980, según Fundación ONCE e INE

Fain destaca que la modernización del parque inmobiliario y la incorporación de soluciones de movilidad vertical en edificios existentes son esenciales para garantizar la accesibilidad universal. La antigüedad de muchas viviendas y la falta de ascensores continúan limitando la autonomía de miles de personas, lo que refuerza la necesidad de adaptar los inmuebles a las normativas actuales y asegurar su uso funcional para todos.

En España, la accesibilidad continúa siendo uno de los principales retos para miles de personas con discapacidad, personas mayores y familias que dependen de la movilidad vertical para desenvolverse con normalidad. El 72% de los edificios municipales no es accesible, según la Fundación ONCE, un dato que refleja la dimensión de un problema presente tanto en espacios públicos como en el ámbito residencial. A esta realidad se suma un parque inmobiliario envejecido, dado que gran parte de las viviendas se construyó antes de 1980, según el INE, en un periodo en el que la accesibilidad no se consideraba un criterio de diseño. Este contexto limita la autonomía de numerosos ciudadanos y convierte la modernización del entorno construido en una necesidad social prioritaria.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Fain, compañía española especializada en soluciones de transporte vertical, recuerda que la accesibilidad no es solo una cuestión arquitectónica, sino un derecho fundamental que impacta directamente en la independencia, la salud emocional y la participación social de miles de personas. “Cuando una persona no puede salir de su propia vivienda, no estamos solo ante una limitación arquitectónica, sino ante una barrera que condiciona su autonomía y su participación en la vida cotidiana. La accesibilidad es lo que permite que todos podamos integrarnos plenamente en la vida social, laboral y comunitaria”, asegura Nicolás Mediavilla, presidente de la compañía.

La falta de accesibilidad transforma actividades cotidianas —como realizar la compra, acudir a una consulta médica o mantener la interacción con la comunidad— en desafíos diarios para miles de personas con movilidad reducida. En numerosos casos, la ausencia de ascensor genera situaciones de dependencia continua, favorece el aislamiento social e incluso puede obligar a abandonar la vivienda habitual ante la imposibilidad de acceder a ella en condiciones adecuadas.

En este contexto, la incorporación de ascensores y otras soluciones de movilidad vertical en edificios ya existentes se ha consolidado como una de las medidas más eficaces para garantizar la igualdad de oportunidades y mejorar la calidad de vida.

Esta necesidad adquiere aún mayor relevancia si se considera que, según ONU-Hábitat y el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (Cscae), el 80% de los edificios que existirán en 2050 ya están construidos, lo que subraya la urgencia de actuar sobre el parque inmobiliario actual. “La accesibilidad no es un lujo ni un añadido, es la condición mínima para que cualquier persona pueda vivir con autonomía. Un edificio sin ascensor puede convertirse en una barrera insalvable. Desde nuestra experiencia, vemos cada día cómo eliminar esa barrera transforma por completo la vida de una familia”, afirma Mediavilla.

La legislación española ha avanzado para facilitar este tipo de intervenciones, especialmente cuando existe una necesidad justificada. La Ley de Propiedad Horizontal permite llevar a cabo obras de accesibilidad —como la instalación de ascensores— sin necesidad de unanimidad cuando lo solicita una persona mayor de 70 años o con discapacidad, siempre que el coste individual, una vez aplicadas las ayudas públicas, no exceda el equivalente a doce mensualidades de gastos comunitarios. El incremento de estos programas de subvención por parte de comunidades autónomas y ayuntamientos ha acelerado la adaptación de miles de edificios.

Esto ha permitido que España se consolide como uno de los países europeos con mayor apoyo público a la rehabilitación accesible, gracias a la adaptación de miles de edificios. Desde la compañía, subrayan la necesidad de seguir impulsando la rehabilitación de inmuebles antiguos mediante soluciones que respeten el patrimonio, reduzcan el impacto energético y aseguren la accesibilidad universal. Asimismo, destacan que la reciente evolución normativa, incluida la nueva ITC de ascensores, posibilita intervenciones en espacios reducidos y facilita que comunidades antiguas puedan instalar ascensores por primera vez.

La empresa madrileña acumula más de 50 años instalando ascensores en edificios que históricamente habían sido inaccesibles, gracias a soluciones diseñadas para huecos reducidos, estructuras autoportantes y tecnologías que permiten actuar incluso en entornos arquitectónicos especialmente complejos. “En Fain hemos visto cómo un ascensor cambia por completo la vida de una familia. Para muchos, es literalmente la diferencia entre poder quedarse en su casa o verse obligados a abandonarla”, concluye Mediavilla.