La modernización como pilar de la movilidad urbana del siglo XXI
El pasado 22 de mayo, la ciudad de Varsovia fue escenario de un encuentro clave para el futuro de la movilidad vertical en Europa. Bajo el título 'Modernization: the journey towards sustainable urban mobility', la conferencia anual organizada por la European Lift Association (ELA) reunió a representantes de instituciones europeas, asociaciones nacionales, expertos técnicos y empresas del sector para abordar un reto ineludible: la modernización del parque de ascensores existente como condición imprescindible para construir ciudades más sostenibles, inclusivas y tecnológicamente preparadas.
Un momento de la asamblea y conferencia de ELA celebradas en Varsovia.
A lo largo de una intensa jornada se alternaron intervenciones institucionales, ponencias técnicas y reflexiones estratégicas, en las que se evidenció una coincidencia transversal: la modernización ya no puede considerarse una opción, sino una necesidad urgente.
Tras la bienvenida del secretario general de ELA, Luca Pezzini, y los saludos institucionales de autoridades europeas y polacas, el programa se dividió en cuatro grandes bloques temáticos:
- ‘The Landscape’, centrado en la situación actual y los desafíos medioambientales y estadísticos del sector.
- ‘National Practices within the Regulatory Framework’, donde se expusieron experiencias concretas de países como Reino Unido, España o Italia.
- ‘The Value in Modernization’, con un enfoque técnico y económico del impacto de la modernización.
- ‘Unleash the Modernization Potential’, que puso el acento en las oportunidades tecnológicas y formativas.
La modernización como clave de futuro
La primera ponencia corrió a cargo de Paula Casares. Su intervención, titulada ‘Elevator Industry Challenges and the Role of Modernization’, abordó con claridad los principales retos que enfrenta el sector de los ascensores en el contexto actual y el papel crucial que desempeña la modernización en la transición hacia ciudades más sostenibles, inclusivas e inteligentes.
Casares estructuró su exposición en torno a cuatro tendencias globales que están redefiniendo el entorno urbano y, por ende, las exigencias al parque de ascensores existente: la urbanización creciente, el envejecimiento de la población, el auge de las ‘smart cities’ y la urgencia de la sostenibilidad.
En un mundo donde se prevé que en 2050 el 70% de la población viva en entornos urbanos —responsables ya hoy de más del 70% de las emisiones globales de carbono—, la modernización de ascensores se presenta como una necesidad estratégica. Frente a edificios que no fueron diseñados para las actuales demandas de movilidad vertical, la renovación tecnológica permite mejorar la capacidad, fiabilidad y eficiencia energética de los equipos existentes.
Asimismo, el progresivo envejecimiento de la población mundial —que alcanzará los 1.600 millones de personas mayores de 65 años en las próximas tres décadas— exige soluciones adaptadas a las nuevas necesidades de accesibilidad y seguridad. La modernización no solo mejora el rendimiento técnico, sino que incorpora funcionalidades como mandos por voz, ayudas visuales y sistemas de seguridad avanzados, alineándose con las normativas más exigentes en accesibilidad.
Por su parte, el auge de las ‘smart cities’ está impulsando la integración de los ascensores en sistemas de gestión inteligente de edificios. Casares destacó cómo los sistemas modernizados permiten monitorización en tiempo real, mantenimiento predictivo y una gestión optimizada del flujo de personas y energía, contribuyendo a la digitalización eficiente del entorno construido.
Finalmente, la sostenibilidad fue otro de los ejes centrales de su intervención. Con los edificios responsables del 39% de las emisiones energéticas globales, los ascensores tienen un papel determinante en los objetivos climáticos. La ponente puso en valor el potencial de la modernización para reducir el consumo energético mediante accionamientos eficientes, modos de espera inteligentes, iluminación LED o materiales de baja huella de carbono, además de fomentar principios de economía circular como la reutilización de componentes y el reciclaje de piezas sustituidas.
La confererencia ofreció momentos de relación, además de un interesante programa de conferencias.
Casares fue contundente al recordar que más del 30% de los ascensores instalados en el mundo tiene más de 20 años. Esta realidad sitúa a la modernización no como una opción, sino como una respuesta estratégica ante los desafíos urbanos actuales.
“La modernización de ascensores va más allá de una mejora técnica: es una herramienta clave para transformar nuestras ciudades en espacios más sostenibles, accesibles y preparados para el futuro”, concluyó, señalando la importancia de aunar esfuerzos entre fabricantes, administraciones y operadores para acelerar esta transformación del parque instalado.
Reino Unido: un enfoque normativo riguroso
Ya en el bloque temático sobre ‘prácticas nacionales dentro del marco regulatorio’, Nick Mellor, director de la Lift and Escalator Industry Association (LEIA) del Reino Unido detalló la práctica británica basada en estándares y evaluación de riesgos.
Su presentación, titulada ‘UK National Modernization Practices’, abordó con precisión técnica el enfoque normativo y práctico que se sigue en Reino Unido para la modernización de ascensores, destacando el uso de estándares británicos y europeos, así como la importancia de la evaluación de riesgos y la trazabilidad documental en cada intervención.
Mellor comenzó aclarando un aspecto fundamental: en el contexto británico, una modificación se considera cualquier intervención que cambie las características del ascensor, añada componentes nuevos o reemplace partes existentes por otras que no sean idénticas ni estén previstas por el fabricante original. Esta definición, alineada con guías europeas previas, no se aplica a instalaciones completamente nuevas, sino exclusivamente a equipos ya en servicio.
La práctica británica está profundamente enraizada en normas técnicas como EN 81-82 (accesibilidad), TS 81-83 (resistencia al vandalismo), EN 81-80 (mejora de la seguridad en ascensores existentes) o la BS 8899 (evacuación y respuesta ante incendios), entre otras. De forma específica, Mellor destacó el papel central de la BS 5655-11, el código de buenas prácticas para modificaciones de ascensores en servicio.
La metodología que se aplica en Reino Unido se articula en torno a principios como:
- Evaluación inicial por parte del propietario del edificio.
- Documentación técnica completa del proceso.
- Evaluación de riesgos rigurosa.
- Procedimientos normalizados de ensayo y verificación.
- Cualificación del personal técnico implicado.
- Verificación y trazabilidad como pilares
Nick Mellor abordó en su intervención el enfoque normativo que se sigue en Reino Unido para la modernización de ascensores, destacando el uso de estándares británicos y europeos.
Uno de los aspectos más relevantes de la ponencia fue el nivel de exigencia en pruebas y verificaciones. Según Mellor, cualquier componente nuevo debe probarse conforme a los estándares actuales, a las instrucciones del fabricante y teniendo en cuenta los efectos secundarios que puedan derivarse, al menos, hasta el nivel de norma vigente en el momento de la instalación original. Todo esto se debe basar en una evaluación de riesgos detallada, que determine posibles afectaciones a la seguridad o al rendimiento.
En este sentido, Mellor subrayó la importancia de no generar un ‘empeoramiento’ en el sistema tras una modernización parcial, algo que también recoge la filosofía del anexo A de la norma EN 81-80. Asimismo, mencionó la necesidad de contemplar aspectos como eficiencia energética, medio ambiente y evacuación en caso de emergencia.
El procedimiento estándar incluye la conservación del marcado CE original del ascensor, una notificación permanente en cabina con la fecha y empresa responsable de la modificación, y la actualización del libro de mantenimiento con un registro claro de todos los cambios realizados. Además, debe entregarse al propietario del inmueble la documentación técnica actualizada y el archivo de seguridad (H&S File) correspondiente.
La intervención finalizó con una llamada de atención sobre la cualificación técnica necesaria para realizar estas intervenciones con garantías. Según el esquema británico, el personal implicado debe dominar todas las etapas del proceso: desde la evaluación inicial y la definición del alcance, hasta el diseño, la ejecución en obra y las pruebas de verificación.
Mellor también hizo referencia a retos técnicos frecuentes, como el impacto de las modificaciones sobre las masas de la cabina y el contrapeso, la modernización de sistemas de suspensión no tradicionales, o la incorporación de dispositivos como el UCMP (protección contra movimiento incontrolado de cabina).
El modelo británico presentado por Mellor pone en valor una modernización técnicamente rigurosa, apoyada en normas consolidadas y procedimientos sistemáticos, que podrían servir de referencia para otros países en busca de mejorar la seguridad, fiabilidad y eficiencia del parque de ascensores existente.
La urbanización creciente, el envejecimiento de la población, el auge de las ‘smart cities’ y la urgencia de la sostenibilidad son cuatro cuatro tendencias globales que están redefiniendo el entorno urbano y las exigencias al parque de ascensores existente.
España, a la vanguardia de la seguridad en ascensores existentes
A continuación, Lars Gustavsson, vicepresidente de ELA, fue el encargado de presentar el nuevo marco normativo español para incrementar la seguridad del parque instalado.
Bajo el título ‘Increasing the Safety of Existing Lifts in Spain’, su intervención expuso la evolución normativa, los objetivos de la nueva Instrucción Técnica Complementaria (ITC) aprobada en 2024 y las lecciones aprendidas durante el proceso.
Gustavsson inició su exposición recordando que, según un informe de Credit Suisse de 2014, España es el país con mayor densidad de ascensores por habitante en el mundo. Datos más recientes de 2023 confirman que España mantiene este liderazgo, con más de 1,1 millones de ascensores en funcionamiento y una ratio de 23 ascensores por cada 1.000 habitantes, muy por encima de la media europea (10,9). Esta realidad convierte al país en un caso de estudio prioritario para cualquier estrategia de modernización a gran escala.
Tras repasar la trayectoria reguladora española en materia de ascensores, el experto se centró en la nueva ITC y la lista detallada de actuaciones obligatorias que recoge, entre ellas: precisión de parada y nivelación; dispositivo de protección para puertas automáticas; protección contra movimientos incontrolados; sistema de alarma accesible para personas con discapacidad; sustitución de guías (especialmente si son de madera o huecas); control de carga y reducción de carga admisible; contrapeso y dispositivos relacionados según EN 81-20 y EN 81-21.
Gustavsson concluyó su intervención con una reflexión estratégica. Afirmó que para que una regulación de este alcance sea efectiva, debe aplicarse de forma gradual, con plazos realistas y en coordinación con las inspecciones periódicas. Subrayó la importancia del diálogo permanente con asociaciones nacionales, administraciones públicas y usuarios, así como la conveniencia de anticipar resistencias por parte de los propietarios de los ascensores.
Entre sus recomendaciones clave se encuentran:
- Apostar por la regulación parcial si la completa no es viable en un primer momento.
- Invertir en planificación a largo plazo.
- Participar activamente en ELA para alinear enfoques europeos.
Y concluyó asegurando que España se sitúa así a la cabeza de Europa en cuanto a regulación progresiva y sistemática del parque de ascensores existentes. La presentación de Lars Gustavsson dejó claro que, frente al reto de un parque amplio y envejecido, solo una combinación de normas claras, plazos definidos y cooperación entre actores puede conducir a una modernización verdaderamente segura y sostenible.
Italia, con su vasto patrimonio histórico y urbano presenta un desafío particular, que se está abordando con uso continuado de incentivos fiscales.
Italia y la modernización como vía para garantizar la accesibilidad universal
La tercera y última intervención del bloque de prácticas nacionales corrió a cargo de Angelo Fumagalli (AssoAscensori), quien presentó un caso especialmente representativo del reto europeo en materia de accesibilidad: la experiencia italiana en la modernización de ascensores como herramienta clave para eliminar barreras arquitectónicas.
Bajo el título ‘Accessibility Upgrading: the Italian Experience’, la intervención abordó con claridad la situación actual del parque de ascensores en Italia, los mecanismos fiscales que han impulsado su renovación y los desafíos pendientes para alcanzar una accesibilidad efectiva en todo el territorio.
Italia, con su vasto patrimonio histórico y urbano —el país con más sitios Unesco del mundo— presenta un desafío particular: la coexistencia de edificios antiguos y necesidades modernas de accesibilidad. Según Fumagalli, cerca del 70% de los ascensores instalados en el país lo fueron antes de la entrada en vigor del Decreto Legislativo 95/16, lo que implica un parque envejecido y muchas veces obsoleto desde el punto de vista de la seguridad y la inclusión.
Un estudio de Cresme para Anie AssoAscensori reveló que en el parque residencial (12,5 millones de edificios, más del 90% del total), el 87% de los edificios de tres o más plantas carece de ascensor, una proporción que asciende al 63% entre los de cuatro plantas o más. Esto supone condiciones muy desfavorables para más de 2,2 millones de personas con discapacidad y 11 millones de familias, especialmente a partir del segundo piso.
Uno de los puntos clave de la experiencia italiana ha sido el uso continuado de incentivos fiscales desde los años 90. Fumagalli destacó tres fases:
- Un régimen general de deducción del 50% del coste de renovación en diez años.
- Un incentivo específico (2022-2025) para accesibilidad: 75% deducible en cuatro años, con impacto directo en la instalación de nuevos ascensores y en modernizaciones.
- Bonificaciones extraordinarias post-Covid (vinculadas a los fondos europeos de recuperación), que caducarán en 2026.
Los gráficos compartidos durante la ponencia evidenciaron un aumento sostenido de modernizaciones e instalaciones en paralelo al despliegue de estas medidas fiscales.
A pesar de los avances, Fumagalli fue claro: la eliminación de barreras arquitectónicas requiere una estrategia de largo recorrido. Estimó que el volumen actual —unos 250 millones de euros al año en modernizaciones asociadas a accesibilidad— es insuficiente frente al impacto social que genera la falta de adaptación de los edificios.
Además, hizo un llamamiento a asegurar ayudas específicas para las personas con discapacidad, si se quiere fomentar una inclusión real y reducir los costes sociales derivados de la inaccesibilidad.
Italia ha adoptado la Recomendación 95/216/CE a través de un conjunto de normas nacionales bajo el paraguas de la serie UNI 10411-X, dedicada a la modernización de ascensores. En este sentido, Fumagalli subrayó tres retos clave para el futuro:
- Aumentar la concienciación pública sobre la importancia de la accesibilidad y la seguridad.
- Adaptar la formación del personal técnico, para responder al incremento de demanda de intervenciones especializadas.
- Lograr un mayor compromiso de las autoridades nacionales y europeas, con estrategias comunes y marcos de financiación estables.
La intervención de Angelo Fumagalli mostró cómo un enfoque sostenido, basado en datos, incentivos fiscales y normativa técnica adaptada, puede generar avances significativos en la renovación del parque de ascensores.
El valor de la modernización
Tras la pausa de la comida fue el turno de abordar el bloque temático destinado a poner en valor la modernización de soluciones existentes.
En su intervención titulada ‘Build vs Rebuild: Smart Revitalisation with Digital Tools’, el arquitecto y CEO de Swissroc Building Intelligence, Paweł Łaguna, ofreció una perspectiva innovadora sobre la modernización del entorno construido. Su propuesta, basada en herramientas digitales como el escaneado láser, los modelos BIM y el análisis energético y ambiental, plantea una visión clara: la modernización de edificios existentes es más urgente, viable y sostenible que la construcción de nuevas infraestructuras.
La exposición arrancó con una cifra impactante: el 80% de los edificios que existirán en 2050 ya están construidos. En este contexto, la verdadera oportunidad del sector de la construcción no radica en levantar nuevas estructuras, sino en “liberar el valor oculto de lo que ya tenemos”, en palabras del propio ponente, citando un informe de McKinsey.
Łaguna defendió que, con los medios adecuados, cualquier edificio puede ser modelado digitalmente, incluso en ausencia de planos originales. Gracias al escaneado 3D, la fotogrametría y los drones, es posible generar una réplica precisa del activo construido. Esto permite llevar a cabo procesos de ingeniería inversa, esenciales para planificar rehabilitaciones, adaptaciones funcionales o modernizaciones completas.
El enfoque ‘Scan. Click. Build.’ propuesto por Swissroc combina varias tecnologías:
- Laser scanning y geoscanning: para capturar tanto elementos visibles como infraestructuras ocultas bajo tierra.
- Modelado BIM: para centralizar la información y permitir el diseño colaborativo con control de calidad integrado.
- 4D scheduling: planificación temporal avanzada del proyecto.
- Mediciones automáticas (quantity take-offs): extracción precisa de cantidades para presupuesto y obra.
- Análisis de huella de carbono y reportes ESG: evaluación ambiental integrada desde el inicio del diseño.
Todo ello se integra en un entorno común de datos (CDE), lo que garantiza trazabilidad, colaboración eficiente y reducción de errores durante la ejecución.
Łaguna ilustró su presentación con varios proyectos ejecutados en Suiza y Polonia que comparten un enfoque común: la digitalización previa y la planificación basada en datos reales, minimizando las interferencias con los ocupantes y optimizando los recursos.
Un aspecto destacado de la ponencia fue la aplicación del modelo BIM también en la fase de operación. Integrado con sistemas de gestión asistida por ordenador (CAFM), el gemelo digital del edificio permite planificar mantenimientos, optimizar consumos y gestionar el ciclo de vida del activo, añadiendo valor más allá de la obra.
El enfoque ‘Scan. Click. Build.’ propuesto por Swissroc combina varias tecnologías que garantizan trazabilidad, colaboración eficiente y reducción de errores durante la ejecución.
Respaldo normativo
En su ponencia ‘The Value in Modernization: How standards and codes can support modernization’, Carsten Henriksen, presidente del Comité de Códigos y Normas de ELA, abordó cómo el marco normativo europeo y las normas armonizadas pueden guiar y justificar la modernización de ascensores existentes, desde una doble perspectiva: legal y de mejora del rendimiento.
Henriksen comenzó explicando el proceso de colocación de ascensores en el mercado europeo, regulado por la Directiva 2014/33/UE, que se aplica a equipos con velocidad superior a 0,15 m/s. Este procedimiento concluye con la declaración de conformidad y el marcado CE, momento en el cual la responsabilidad legal cambia: a partir de entonces, el ascensor entra bajo el ámbito de la legislación nacional de uso, mantenimiento e inspección.
En este contexto, la Directiva General de Seguridad de Productos y la propia directiva de ascensores recomiendan realizar mantenimientos periódicos e inspecciones. Aquí es donde entra en juego la norma EN 13015, que define el contenido de las instrucciones de mantenimiento, aunque sin regular la frecuencia de visitas, algo que sí se establece en algunos países a través de organismos de inspección nacionales.
Europa cuenta con más de 6,7 millones de ascensores en servicio, muchos de los cuales tienen más de 25 años. Aunque la mayoría sigue funcionando satisfactoriamente, el paso del tiempo, la aparición de nuevas tecnologías y la evolución normativa justifican la necesidad de evaluar su adecuación a los estándares actuales.
Henriksen subrayó que el momento adecuado para modernizar puede identificarse mediante una evaluación de riesgos o un análisis comparativo respecto a las últimas innovaciones, especialmente cuando se publican nuevas normas o aparecen tecnologías relevantes.
Con el paso de EN 81-1/2 a EN 81-20/50, muchas diferencias técnicas quedaron en evidencia. Para ascensores existentes, la norma clave es la EN 81-80, también conocida como SNEL (Safety Norm for Existing Lifts), que permite detectar carencias técnicas, evaluar su gravedad y planificar medidas correctivas a corto, medio y largo plazo.
La SNEL, explicó Henriksen, aporta valor porque: incrementa la seguridad, mejora el rendimiento energético y apoya la sostenibilidad operativa.
Para lograr una adopción más generalizada, animó a las asociaciones nacionales a “predicar con el ejemplo” y colaborar con otros agentes: asociaciones ecológicas, programas de certificación de edificios, o entidades que representan a personas con movilidad reducida.
Asimismo, anticipó que la inminente publicación de las nuevas normas EN/ISO 8100-1 y 8100-2 sustituirá a EN 81-20/50, lo que será una oportunidad para revisar —o iniciar— planes de modernización escalonada.
Henriksen concluyó que, aunque el alineamiento técnico con los últimos desarrollos no es obligatorio, invertir en modernización compensa no solo en seguridad, sino también en eficiencia energética, sostenibilidad y valor económico a largo plazo.
La propuesta de ELA para transformar el parque europeo de ascensores
Al hilo de lo anterior, el coordinador del grupo de trabajo SAEL de la European Lift Association (ELA), Claudio Donghi, presentó la ELA Modernization Toolbox: una iniciativa que pretende facilitar, estructurar y acelerar la modernización del parque de ascensores en Europa, ofreciendo a todos los agentes implicados —autoridades, propietarios de edificios, fabricantes, empresas de mantenimiento— una guía común y práctica.
Donghi recordó que Europa cuenta con más de 7 millones de ascensores en servicio, muchos de ellos instalados hace décadas. Este contexto representa una gran oportunidad para mejorar aspectos clave como la seguridad, la accesibilidad, la eficiencia energética y la digitalización. Sin embargo, también plantea interrogantes complejos: ¿Qué valor tangible aporta modernizar? ¿Cómo crear conciencia entre los responsables de la toma de decisiones? ¿Cómo lograr sinergias entre los actores del proceso? ¿Qué herramientas de apoyo existen hoy en día? Y aseguró que la respuesta a estas preguntas está en la herramienta que presentó: la ELA Modernization Toolbox.
La caja de herramientas desarrollada por ELA se estructura en torno a tres ejes principales:
- Comprender dónde estamos. De acuerdo con las últimas encuestas y datos estadísticos actualizados.
- Capturar el valor de modernizar. Donghi presentó un resumen ejecutivo del White Paper on Modernization, que resume los beneficios de intervenir ascensores existentes.
- Cerrar la brecha. Mediante intervenciones concretas como, por ejemplo, sustituir el grupo tractor por uno con variador de frecuencia o reemplazar el controlador antiguo, actuaciones que benefician tanto a usuarios (accesibilidad), como a propietarios (ahorro energético) y a trabajadores del mantenimiento (seguridad).
El mensaje final fue contundente: modernizar ascensores existentes no solo es una necesidad técnica, sino también una inversión social y medioambiental. La mejora de accesibilidad reduce costes públicos derivados del cuidado de personas mayores, al tiempo que aumenta el confort de los residentes y la eficiencia operativa de los edificios.
Donghi concluyó recordando que cada ascensor modernizado cuenta, y que la ELA Modernization Toolbox está pensada para ayudar a todos los implicados a tomar decisiones más informadas, sostenibles y responsables.
ELA Modernization Toolbox es una iniciativa que pretende facilitar, estructurar y acelerar la modernización del parque de ascensores en Europa, con una guía común y práctica.
Competencias: el nuevo campo de batalla del sector de la elevación
El último bloque de la jornada, bajo el lema ‘Liberar el potencial de modernización’ puso sobre la mesa uno de los mayores desafíos actuales del sector: el impacto de la modernización en la mano de obra y las competencias técnicas. Con el título de ‘Unleashing Modernization Potential Impacts on Labor & Competencies’, Ana Efata, Presidenta del Comité de Seguridad, Educación y Formación de ELA, desglosó las razones por las que la modernización de ascensores representa un reto mucho mayor que la instalación de equipos nuevos. Entre los factores críticos identificados se encuentran la falta de normativas y directrices claras, las limitaciones de diseño inherentes a equipos antiguos y la complejidad derivada de las actualizaciones parciales frente a las completas. A ello se suma la escasez de mano de obra cualificada, un obstáculo cada vez más acuciante en toda Europa.
Efata expuso un enfoque estructurado del proceso de modernización, que va desde el mantenimiento y reparación hasta la sustitución total del sistema de elevación. Subrayó que este proceso afecta no solo a componentes eléctricos y mecánicos —como controladores, inversores, motores o cabinas—, sino también a elementos visibles como botoneras, pasamanos o iluminación, que deben cumplir con los estándares actuales de seguridad y accesibilidad.
Uno de los puntos más destacados de su presentación fue el detallado inventario de ‘habilidades esenciales’ para afrontar con éxito los proyectos de modernización. La lista incluye desde competencias técnicas tradicionales como evaluación de riesgos, manipulación de materiales con amianto o desmontaje de componentes antiguos, hasta habilidades específicas como trabajo en altura, acceso a huecos de ascensor o sustitución de elementos de seguridad como limitadores de velocidad y engranajes de seguridad.
Efata enfatizó la necesidad de una formación continua, colaboración entre agentes del sector y programas de capacitación específicos como el ‘Lift Installer Minimum Skills Module’. Este enfoque formativo busca no solo subsanar el déficit de trabajadores cualificados, sino también garantizar intervenciones seguras, eficientes y conformes a la normativa vigente.
El mensaje fue claro: modernizar no es solo actualizar equipos, sino transformar el perfil técnico del sector.
Uno de los mayores desafíos actuales del sector: el impacto de la modernización en la mano de obra y las competencias técnicas.
Digitalización inteligente para una movilidad urbana sostenible
Alper Caliskan, coordinador del grupo de trabajo SRI de la ELA, presentó una intervención titulada ‘The ELA Digitalization Toolbox”, en la que se abordaron los retos, oportunidades y herramientas digitales que marcarán el futuro de la movilidad vertical en Europa.
Caliskan comenzó contextualizando la presentación en el marco de la estrategia digital de la Unión Europea, que busca no solo impulsar la transformación tecnológica en la región, sino también apoyar la transición ecológica, la capacitación digital de la ciudadanía y la digitalización de los servicios públicos. Estos marcos legislativos establecen obligaciones específicas para los fabricantes de productos digitales, incluyendo ascensores y escaleras mecánicas, en materia de ciberseguridad, uso de inteligencia artificial, gestión de datos e interoperabilidad.
Uno de los conceptos centrales de la intervención fue la definición de los ‘smart lifts & escalators’: sistemas cuyo funcionamiento está optimizado mediante la integración de tecnologías como la inteligencia artificial y la fusión de sensores. Estos sistemas permiten mantenimiento predictivo, diagnóstico automático de fallos, control personalizado del trayecto, operación energéticamente eficiente, mejora de la accesibilidad y seguridad operativa.
La clave, explicó Caliskan, está en la conectividad y la interoperabilidad, lo que posibilita la comunicación con otros sistemas del edificio y la mejora continua del rendimiento a lo largo de todo el ciclo de vida de la infraestructura.
El ponente presentó una revisión detallada de los principales estándares internacionales y europeos relevantes para el sector y culminó su intervención con la presentación de la ‘Digitalization Toolbox’ de la ELA, un conjunto de herramientas desarrolladas para guiar al sector en la implementación efectiva de estas tecnologías. Entre los elementos destacados se incluyen:
- Logbook digital del ascensor.
- Modelo BIM.
- Sistema de comunicación VoIP conforme a EN 81-28.
- Guía de ciberresiliencia.
- Documento técnico sobre el Smart Readiness Indicator (SRI). Una iniciativa de la Comisión Europea bajo la Directiva de Rendimiento Energético de los Edificios, evalúa la capacidad de los edificios para incorporar tecnologías inteligentes, contribuyendo a la descarbonización del sector.
























