El objetivo de la UE para 2040 mantiene la línea sobre el clima, pero las lagunas amenazan su integridad
En medio de una ola de calor sin precedentes, la Comisión Europea hizo público el 2 de julio su esperado objetivo climático para 2040. Tras meses de retrasos y disputas políticas, la UE parece mantener el rumbo hacia la neutralidad climática, con un objetivo de reducción neta de emisiones del 90% para 2040. Sin embargo, la Oficina Europea de Medio Ambiente (OEMA) advierte de que las "flexibilidades" para alcanzar este objetivo pueden dar lugar a juegos de suma cero.
A pesar de los llamamientos de sus propios asesores científicos a favor de un objetivo climático exclusivamente nacional, la Comisión propone permitir que los países de la UE cumplan parte del objetivo de 2040 mediante compensaciones de carbono en el extranjero, lo que socava la credibilidad climática.
Este controvertido cambio no solo debilita la Ley Europea del Clima, sino que retrasa la adopción de medidas urgentes y las inversiones vitales en tecnologías limpias dentro de Europa.
Mathieu Mal, responsable de Política Agrícola y Climática de la OEMA, ha declarado: “La crisis climática no espera: ”La crisis climática no espera, y desde luego no le importan los trucos contables. Las llamadas “flexibilidades” no son más que lagunas para retrasar la acción real. Sabemos que cuanto antes reduzcamos las emisiones, mayores serán los beneficios y menores los daños. Ante una guerra o un virus, los responsables políticos actúan rápido y se dispone de fondos. ¿Por qué no para el clima? Nos enfrentamos a una emergencia climática, natural y de contaminación, y necesitamos que nuestros dirigentes actúen en consecuencia. El tiempo es esencial".
La EEB es la mayor red europea de ONG medioambientales.
Un objetivo envuelto en advertencias
El plan de la Comisión incluye:
- Créditos de carbono internacionales: A partir de 2036, los países de la UE podrán contabilizar proyectos climáticos en el extranjero a efectos de su objetivo para 2040, lo que equivale a externalizar la responsabilidad de la UE, con un alto riesgo de fraude y reducciones de emisiones no verificables.
- Flexibilidades sectoriales: Los países pueden desplazar sus esfuerzos entre sectores, lo que permite nuevos retrasos en áreas rezagadas como la agricultura o el transporte.
- Un único objetivo neto: La reducción del 90% se expresa sólo como una cifra neta, sin distinguir entre la reducción real de emisiones y la eliminación de carbono, que no son equivalentes.
Esta agrupación de absorciones y reducciones, combinada con las compensaciones en el extranjero, crea una peligrosa falta de transparencia. Amenaza con hacer descarrilar el compromiso de la UE de alcanzar cero emisiones netas a nivel nacional para 2050 y viola el principio de hacer lo que nos corresponde en virtud del Acuerdo de París.
Las ONG piden objetivos más claros y firmes
Para restaurar la integridad climática e impulsar un progreso real, la OEMA insta al Parlamento Europeo y a los Estados miembros a impulsar
- Tres objetivos separados: para la reducción de emisiones brutas, la absorción industrial y el secuestro en la naturaleza, garantizando la claridad y la transparencia.
- Sin compensaciones: La neutralidad climática debe lograrse mediante medidas nacionales. Apoyar a terceros países en la reducción de emisiones es importante, pero debe ser adicional a los propios esfuerzos de descarbonización de Europa.
Un paquete de políticas justas y compatibles con la naturaleza: para garantizar la equidad entre sectores y alinear los esfuerzos climáticos con las prioridades sociales y medioambientales.
