Seguridad en la cadena de suministro: un reto estratégico para un mundo interconectado
Francisco Javier González Fuentes, presidente de Adispo (Asociación de Directores de Seguridad) y CEO Intelforensic Soluciones
24/10/2025
La reciente sucesión de crisis —sanitarias, logísticas, geopolíticas y cibernéticas— ha puesto de manifiesto que la continuidad operativa de las organizaciones depende, más que nunca, de su capacidad para anticipar, mitigar y gestionar los riesgos asociados a sus cadenas de suministro. La seguridad ya no es solo una cuestión de protección física o de control de accesos: es una función estratégica, transversal y de alto impacto económico.
Un entorno global de riesgos interdependientes
Las cadenas de suministro modernas operan bajo una complejidad sin precedentes. El incremento del comercio electrónico, la externalización de procesos y la dependencia de proveedores en distintos continentes han multiplicado los puntos de exposición. A los riesgos tradicionales —robos, sabotajes o fraudes— se suman ahora amenazas híbridas: ciberataques dirigidos a sistemas logísticos, espionaje industrial, manipulación de datos, interrupciones por conflictos geopolíticos o incluso desinformación que afecta la confianza en determinadas marcas.
En este contexto, la seguridad de la cadena de suministro debe abordarse desde una visión holística, integrando las dimensiones física, digital y humana. No basta con proteger almacenes o transportes; hay que proteger también la información, los procesos y las relaciones que sostienen el flujo de valor.
La función del Director de Seguridad en la gestión de la cadena
El papel del Director de Seguridad resulta esencial en este escenario. Su capacidad de análisis, planificación y coordinación le permite actuar como gestor integral del riesgo dentro de la organización. Ya no se trata de actuar de manera reactiva ante incidentes, sino de diseñar modelos predictivos y preventivos que aseguren la continuidad del negocio.
Entre sus principales funciones destacan:
- La evaluación de vulnerabilidades en cada eslabón de la cadena, tanto internas como externas.
- La implementación de protocolos de seguridad física y digital, alineados con estándares internacionales como ISO 28000 o ISO 22301.
- El control de proveedores y subcontratistas, exigiendo niveles equivalentes de seguridad y cumplimiento normativo.
- La coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en materia de prevención y respuesta ante incidentes.
- La formación y concienciación del personal implicado en la cadena logística.
El Director de Seguridad debe ser, en definitiva, el garante de la integridad y trazabilidad de los procesos logísticos desde una perspectiva estratégica.
De la trazabilidad a la inteligencia logística
La digitalización ha abierto un horizonte de oportunidades para mejorar la seguridad de las cadenas de suministro. El uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el blockchain, el Internet de las Cosas (IoT) o los sistemas de geolocalización avanzada permiten obtener una trazabilidad completa de productos, rutas y operaciones.
Sin embargo, estas herramientas solo aportan valor cuando se integran en un sistema de inteligencia logística, capaz de transformar los datos en conocimiento útil para la toma de decisiones. La anticipación —más que la reacción— es el verdadero indicador de madurez en seguridad.
Los sistemas inteligentes de monitorización en tiempo real, combinados con modelos predictivos, permiten identificar anomalías antes de que se conviertan en incidentes. De este modo, la seguridad deja de ser un coste operativo y pasa a ser un factor de competitividad.
Ciberseguridad y protección de la información
Uno de los mayores desafíos actuales es la convergencia entre seguridad física y ciberseguridad. La interconexión de dispositivos y plataformas digitales convierte a las cadenas logísticas en objetivos prioritarios para la ciberdelincuencia y los actores hostiles.
Los ataques ransomware a operadores logísticos, la manipulación de datos de envío o el secuestro de sistemas de gestión son ejemplos cada vez más frecuentes. Una brecha de seguridad en los sistemas informáticos puede paralizar por completo el flujo de mercancías o exponer información sensible de clientes y proveedores.
Por ello, la seguridad de la cadena de suministro exige un enfoque convergente, donde la protección de la infraestructura física y la defensa cibernética se planifiquen de manera integrada, bajo una gobernanza única del riesgo.
Colaboración público-privada: un marco necesario
La magnitud y transversalidad de los riesgos en la cadena de suministro exige una colaboración efectiva entre el sector público y el privado. Los servicios de seguridad privada desempeñan un papel fundamental en la protección de infraestructuras logísticas, puertos, aeropuertos, parques industriales y centros de distribución.
Iniciativas como la Red Azul de la Policía Nacional o la Oficina de Coordinación de Ciberseguridad (OCC) del Ministerio del Interior son ejemplos de cooperación efectiva que deberían ampliarse al ámbito logístico. La creación de canales de información bidireccionales, el intercambio de alertas y la coordinación en crisis permiten elevar la resiliencia del sistema.
Desde Adispo defendemos que la seguridad privada es un socio estratégico del Estado en la protección de la cadena de suministro. Integrar a los Directores de Seguridad en los órganos de planificación y respuesta es una medida clave para optimizar recursos y tiempos de reacción.
Sostenibilidad y seguridad: un mismo objetivo
La sostenibilidad también se ha convertido en un valor determinante dentro de la cadena de suministro. Reducir el impacto ambiental, garantizar condiciones laborales dignas y asegurar la trazabilidad ética de los productos son factores que contribuyen directamente a la seguridad global del sistema.
La seguridad sostenible implica proteger no solo los activos materiales, sino también los valores sociales, ambientales y reputacionales de la empresa. Una cadena de suministro segura es, en esencia, una cadena responsable.
Las organizaciones que integran la sostenibilidad en sus políticas de seguridad fortalecen su reputación, reducen riesgos y generan confianza entre clientes, inversores y autoridades.
Conclusión: construir resiliencia desde la seguridad
La seguridad en la cadena de suministro ya no es una cuestión operativa, sino una ventaja competitiva y un compromiso estratégico. Las organizaciones que comprendan su valor y la integren en todos sus niveles serán las que lideren el futuro.
Para ello, es necesario un cambio de mentalidad: pasar de la reacción a la anticipación, de la protección aislada a la gestión integral del riesgo, y del cumplimiento formal a la cultura de seguridad compartida.
La resiliencia no se improvisa; se construye día a día, con planificación, formación y cooperación. Desde Adispo apostamos por un modelo de seguridad privada moderna, profesional y colaborativa, al servicio de un bien común: garantizar que cada eslabón de la cadena —por pequeño que sea— contribuya a la protección de todos.
Solo así lograremos un sistema logístico seguro, sostenible y preparado para los desafíos del futuro.















