Los tejidos Masacril de Sauleda visten el histórico edificio Het Slotervaart de Ámsterdam

Durante décadas funcionó como un centro sanitario clave para la ciudad, reconocido tanto por su diseño arquitectónico como por su papel social. Sin embargo, en 2018 el hospital cerró sus puertas de forma definitiva, poniendo fin a más de cuarenta años de actividad médica. Lejos de caer en el abandono, este acontecimiento marcó el inicio de una profunda transformación que convirtió al edificio en un nuevo icono para Ámsterdam.

Hoy, Het Slotervaart se ha consolidado como un espacio multifuncional donde conviven profesionales de la salud, organizaciones sociales, instituciones educativas y empresas de distintos ámbitos. Este nuevo uso híbrido responde a una filosofía de revitalización del patrimonio construido, en la que los antiguos edificios no solo se preservan, sino que se adaptan a las necesidades contemporáneas de la ciudad. En este sentido, el antiguo hospital se ha convertido en un motor de actividad para el barrio, dinamizando la zona y atrayendo nuevos servicios y oportunidades.

La transformación de Het Slotervaart ha sido posible gracias a una cuidadosa intervención arquitectónica que, lejos de modificar drásticamente su identidad, se ha centrado en poner en valor los atributos originales del edificio. Su estructura en forma de cruz, característica de la arquitectura hospitalaria de los años setenta, es un ejemplo representativo del brutalismo, un estilo que apuesta por el uso honesto y expresivo del hormigón visto. Esta forma geométrica no solo era funcional en su origen —permitía una clara distribución de los servicios hospitalarios—, sino que hoy se percibe como un elemento estético de gran singularidad dentro del paisaje urbano de Ámsterdam.

Uno de los ejes fundamentales del proyecto de renovación ha sido la sostenibilidad, un aspecto clave en las intervenciones contemporáneas en edificios de gran escala. Desde el inicio se buscó reducir al máximo el impacto ambiental del inmueble, mejorar su eficiencia energética y adaptarlo a los estándares actuales. Gracias a la combinación de estrategias pasivas y activas, Het Slotervaart ha obtenido la clasificación energética A++, una de las más altas posibles, lo que demuestra el éxito de la intervención y el compromiso con un uso responsable de los recursos.

Entre las medidas adoptadas destaca la instalación de toldos automatizados en todas las fachadas realizados con tejido Masacril de Sauleda. Esta decisión responde a un objetivo muy concreto: optimizar el comportamiento térmico del edificio reduciendo su dependencia de la energía eléctrica. Durante los meses de invierno, los toldos permiten aprovechar la luz y el calor del sol, contribuyendo a calentar los espacios interiores de manera natural. En cambio, en verano actúan como una barrera eficaz contra la radiación solar directa, disminuyendo la necesidad de recurrir al aire acondicionado. Este sistema inteligente de protección solar no solo mejora el confort de los usuarios, sino que también supone un considerable ahorro energético a largo plazo.

En el aspecto visual, la instalación de 670 toldos desplegables se ha convertido en uno de los elementos más llamativos de la nueva fachada del edificio. Realizados con tejidos de la colección Solar Pro de Sauleda en el característico color Masacril naranja, aportan un toque vibrante y contemporáneo que contrasta con el carácter sobrio del hormigón brutalista. El color, cuidadosamente seleccionado, ha pasado a ser parte esencial de la nueva identidad del edificio, otorgándole una presencia reconocible y distintiva en el barrio.

El tejido Masacril de Sauleda, ha sido fabricado 100% en España, mediante un proceso de tintado en masa, lo que garantiza una extraordinaria resistencia frente a la radiación solar y asegura que los colores se mantengan intensos incluso tras años de exposición directa al sol. En total se han empleado alrededor de 5.200 metros cuadrados de tejido técnico Masacril, un dato que evidencia la magnitud del proyecto y su impacto tanto funcional como estético.

La calidad y relevancia de esta intervención han sido reconocidas a nivel institucional: el proyecto ha sido preseleccionado para el Geurt Brinkgreve Bokaal 2025, uno de los premios más prestigiosos de Ámsterdam en materia de conservación del patrimonio arquitectónico. Esta nominación subraya la importancia de haber sabido conservar el carácter original del edificio, al mismo tiempo que se le otorgaba un nuevo propósito adaptado a las necesidades actuales. El jurado ha destacado especialmente el valor de la reutilización del inmueble, la calidad de su renovación integral y el equilibrio logrado entre memoria histórica y funcionalidad contemporánea.

La colocación de los toldos hechos con tejido Masacril de Sauleda no debe interpretarse como un simple gesto estético. Es, ante todo, una respuesta arquitectónica a las necesidades térmicas, lumínicas y de confort de un edificio que ahora alberga una diversidad de usos y usuarios. En un entorno donde confluyen oficinas, viviendas y espacios comunitarios, el control de la luz solar y la regulación térmica se vuelven elementos fundamentales para garantizar el bienestar diario de quienes lo habitan. El resultado final es una intervención coherente y eficaz, que combina funcionalidad, sostenibilidad y expresión visual en un equilibrio armonioso.

Het Slotervaart, en su nueva etapa, demuestra que los edificios históricos pueden renacer con fuerza si se abordan desde una visión respetuosa pero innovadora. Su transformación no solo ha preservado la memoria de un antiguo hospital, sino que ha generado un nuevo punto de encuentro para el barrio y la ciudad. Gracias a un proyecto que integra arquitectura, sostenibilidad y diseño, este emblemático edificio vuelve a ser un símbolo de progreso y comunidad en el corazón de Ámsterdam.