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Frío y radiación ultravioleta, riegos laborales de la construcción

Redacción Protección Laboral10/01/2018
Con frecuencia se menosprecian algunos riesgos de la construcción. ¿Cómo pueden afectar las condiciones climatológicas a la salud de los trabajadores de la construcción? ¿Qué repercusiones tienen sobre las condiciones de trabajo? ¿Qué medidas preventivas se pueden adoptar? ¿Cuáles son las obligaciones del empresario y los trabajadores?

La Fundación Laboral de la Construcción da respuesta y dirección a través del manual “Buenas prácticas para la prevención de los riegos laborales de los trabajadores expuestos a condiciones climatológicas adversas”, editada con la financiación de la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales.

Este reportaje abunda en algunos aspectos del frío y la exposición solar, que son riesgos nada desdeñables en el sector de la construcción. Sus trabajadores se exponen a las condiciones ambientales vinculadas a la climatología y los fenómenos meteorológicos.

Se consideran fenómenos meteorológicos adversos los eventos atmosféricos capaces de producir, directa o indirectamente, daños a las personas o daños materiales de consideración. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en un sentido menos restringido, también puede considerarse como tal cualquier fenómeno susceptible de alterar la actividad humana de forma significativa en un ámbito espacial determinado.

El tiempo atmosférico, determinante en la construcción


En el sector de la construcción y, en particular en obra civil, la exposición a condiciones climatológicas adquiere una gran relevancia, puesto que muchas de las tareas se realizan a la intemperie, lo que supone que los trabajadores estén expuestos durante una parte de la jornada laboral a condiciones muy variables y, en algunos casos, extremas, como frío o calor intenso, viento, lluvia, radiaciones solares, etc.

Existen numerosos daños que pueden derivarse de este tipo de fenómenos, desde caídas por resbalones, hasta aplastamientos, contactos eléctricos, quemaduras, insolaciones, etc., especialmente cuando se alcanzan valores extremos. Se trata de riesgos que deben tenerse en cuenta tanto en la evaluación de riesgos como en la planificación de las actividades preventivas de cada empresa. Aunque la mayor parte de estos riesgos no pueden evitarse, sí es posible tomar medidas preventivas para minimizar sus efectos para la seguridad y la salud de los trabajadores.

Los trabajos suelen desarrollarse con una alta exposición a agentes ambientales, como:

-Temperaturas extremas (frío y calor). Entre todos los factores que se citan, los que tienen un mayor impacto son los relacionados con la temperatura, cuyas consecuencias son la exposición al calor (posibilidad de deshidratación, golpe de calor, etc.), así como los relacionados con la exposición al frío, que puede acarrear problemas reumáticos, circulatorios, hipotermia, etc.

-Radiaciones solares. La exposición a las radiaciones solares puede tener efectos adversos sobre la salud, especialmente en el caso de las personas que, por trabajar a la intemperie, están mucho más tiempo expuestas. Las consecuencias pueden variar desde quemaduras solares a otras enfermedades, como el melanoma, cáncer cutáneo, cataratas, etc., efectos causados por la radiación ultravioleta. Para prevenir la aparición de estos daños en el ámbito laboral será necesario adoptar medidas preventivas.

-Viento. Es importante valorar la velocidad del viento cuando, por ejemplo, se utilizan equipos de elevación de cargas, por el peligro de vuelco de estos aparatos y desprendimiento de las cargas, así como cuando los trabajadores realizan trabajos en altura, sobre andamios, plataformas, escaleras, etc. Por encima de unos determinados límites de velocidad del viento, deberán suspenderse los trabajos.

-Lluvia, nieve y granizo. Si se producen precipitaciones de lluvia, nieve o granizo, los trabajos pueden verse afectados, haciéndose más complejos y, en muchos casos, más peligrosos. Se reduce la visibilidad, se dificulta el tránsito de vehículos y trabajadores, etc. Además, cuando ocurren de forma persistente pueden producir el deslizamiento o desprendimiento del terreno, lo que afecta especialmente a trabajos de movimiento de tierras (excavaciones, terraplenados, etc.).

-Niebla. Provoca una disminución de la percepción de las señales y del entorno en general, dificultando las condiciones de visibilidad necesarias para la conducción de vehículos o maquinaria, manejo mecánico de cargas, distinción de las zonas de acopio de materiales, etc.

-Tormentas. Cuando se ejecutan trabajos a la intemperie con tormentas eléctricas, existe riesgo de caída de rayos en la zona de trabajo, con la consiguiente posibilidad de que se produzcan daños, tanto para los trabajadores como para las instalaciones eléctricas.

-Hielo. Con bajas temperaturas pueden formarse placas que generan superficies deslizantes. También existe el riesgo de desprendimientos de placas de hielo de aleros de tejados o lugares elevados.

Frío


Igual que ocurre con el calor, la exposición al frío puede tener efectos adversos en la salud de los trabajadores. Por tanto, debe considerarse como un riesgo laboral que requiere una gestión adecuada del mismo, comenzando, como primer paso para su control, por la identificación de las situaciones que se van a considerar de riesgo.

Según la NTP 1036 (INSHT), el estrés por frío se define como la carga térmica negativa (pérdida de calor excesiva) a la que están expuestos los trabajadores y que resulta del efecto combinado de factores físicos y climáticos que afectan al intercambio de calor: condiciones ambientales, actividad física y ropa de trabajo.

El estrés por frío depende de diversos factores climáticos, como son la temperatura ambiental, velocidad del viento, humedad, etc., y también de la capacidad de termorregulación del cuerpo y la conducta del trabajador. Este último aspecto tiene mucha importancia en la respuesta del ser humano al frío, en el sentido de que el uso de prendas adecuadas adquiere mucha más relevancia en condiciones de frío que de calor.

Rendimiento neuromuscular, capacidad física e hipotermia


El enfriamiento del tejido muscular reduce el flujo sanguíneo y hace más lentos algunos procesos neuronales. La hipotermia deprime el sistema nervioso central. El descenso de la temperatura interna deteriora la capacidad de discernimiento, reduce el tiempo de reacción y la coordinación, mientras que aumenta la frecuencia de los errores.

  • Capacidad física

Cuando los músculos se enfrían se reduce la movilidad y, por tanto, la capacidad de trabajo físico debido al incremento del coste energético de cada movimiento. La merma de la función muscular como consecuencia del frío produce un deterioro general de la capacidad física para el trabajo. Asimismo, la vasoconstricción producida por exposición al frío aumenta la circulación central y eleva la presión arterial.

La capacidad para el trabajo se reduce entre un 5-6% por cada grado que desciende la temperatura interna, por lo que la resistencia puede disminuir rápidamente a consecuencia de los mayores requisitos energéticos del trabajo muscular, produciendo una sensación de agotamiento.

  • Hipotermia

Se produce hipotermia cuando la temperatura interna del organismo desciende por debajo de los 35º C. Inicialmente se producen escalofríos pero, a medida que desciende la temperatura corporal, éstos cesan y los movimientos se vuelven lentos y torpes, lo que reduce el rendimiento y la capacidad de trabajo físico. También se altera la capacidad mental, lo que aumenta el tiempo de reacción, la confusión mental y alteraciones del juicio. También la frecuencia cardíaca y la respiratoria se vuelven más lentas y débiles.

Radiación ultravioleta


La radiación ultravioleta puede considerarse un riesgo emergente en el sector de la construcción, máxime por el agravamiento de las condiciones ambientales debido al agujero de la capa de ozono. Como resultado de un estudio llevado a cabo por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo sobre los riesgos laborales emergentes en el sector de la construcción, el incremento de peligros naturales, como la radiación solar, fue identificado como uno de los que pueden presentar mayor gravedad. Teniendo en cuenta los efectos adversos que la radiación solar puede tener en la salud de los trabajadores, que pueden ir desde quemaduras solares, hasta diversos tipos de cáncer, se trata de un riesgo que se debe considerar y evaluarse teniendo en cuenta factores como el tiempo de exposición, la intensidad de la radiación, la parte del cuerpo expuesta, la reflexión solar, el tipo de piel de cada persona, la estación del año, etc. Esta evaluación se convierte en una labor muy compleja debido a las numerosas variables a considerar y a las constantes variaciones en los factores indicados (ángulo de incidencia, intensidad de las radiaciones, movimientos del trabajador expuesto, etc.).

He aquí algunos factores a considerar en la evaluación del riesgo:

-Intensidad de la radiación. La ubicación geográfica del centro de trabajo, la estación del año, el tipo de terreno donde se ejecuta la obra, etc. determinarán la intensidad de la radiación, que varía en función de una serie de factores, como la latitud, la altitud, nubosidad, etc.

-Tiempo de exposición. Según el tipo de trabajo realizado se puede estimar el tiempo durante el cual el trabajador va a estar expuesto a la radiación solar. Generalmente, son los trabajos de obra civil los que exigen más tiempo de trabajo a la intemperie, mientras que en edificación, numerosas tareas se llevan a cabo en el interior, protegidos del sol.

-Fototipo. Es la capacidad de adaptación de cada persona a la radiación solar. La piel de algunas personas es mucho más vulnerable a los efectos del sol que otras y más propensa a desarrollar enfermedades. Por ello, es importante determinar el fototipo de cada uno y tener en cuenta esas diferencias, debidas a factores genéticos, a la hora de protegerse adecuadamente.

Efectos de la radiación ultravioleta (UV)


Una exposición excesiva genera una serie de efectos adversos, especialmente sobre la piel, los ojos y el sistema inmunitario. Las personas expuestas a radiaciones ultravioletas en su trabajo deben además tener en cuenta que los rayos UVA tienen efectos acumulativos y, debido a su acción interna, las lesiones se aparecen a lo largo del tiempo, cuando ya no es fácil prevenir el daño. Los efectos agudos más importantes de una exposición excesiva a las radiaciones UV, son:

-Quemaduras solares (eritema). A las pocas horas de iniciar la exposición se origina un enrojecimiento de la piel. Si la exposición persiste, puede producirse una quemadura más profunda, incluso con ampollas. Se debe a la acción de los rayos UVB.

-Bronceado. Las radiaciones UVA producen el incremento de un pigmento cutáneo llamado melanina. En personas con fototipo alto puede producirse sin eritema previo. Sin embargo, el hecho de estar bronceado sólo protege de las quemaduras pero no de efectos tardíos como el envejecimiento o el cáncer cutáneo. Esto ocurre así porque la melanina protege de la acción de los rayos UVB pero no de los UVA, cuya acción llega a las capas internas de la piel y produce sus efectos irreversibles.

En cuanto a los efectos crónicos producidos a largo plazo, la exposición a radiaciones ultravioleta provoca:

-Foto-envejecimiento. Los rayos UV producen un envejecimiento prematuro de la piel, especialmente en las zonas más expuestas, como consecuencia de la degeneración de las células y del tejido fibroso. Así, la piel pierde suavidad y firmeza y aparecen arrugas.

-Cáncer. La Agencia Internacional para la investigación del cáncer (IARC) clasificó las radiaciones UV como un carcinógeno del grupo 1 (carcinógeno para humanos) al concluir, en 1992, que había suficiente evidencia en humanos sobre la carcinogenicidad de la radiación solar.

-Efectos sobre los ojos. Pueden dividirse en dos grupos: agudos, que se manifiestan en un breve espacio de tiempo tras la exposición al sol, o crónicos, producidos tras exposiciones frecuentes por acumulación de radiación.

Entre los efectos agudos cabe citar la foto-queratitis (inflamación de la córnea) y la foto-conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva). Son reacciones inflamatorias que provocan irritación, inflamación, enrojecimiento de los párpados y sensación de arenilla en el ojo, reacciones que aparecen pocas horas después de la exposición. Aunque son dolorosas, estas reacciones son reversibles y no causan daños a largo plazo.

Como efectos crónicos, cabe llamar la atención sobre las cataratas, la principal causa de ceguera en el mundo. Esta dolencia se produce cuando el cristalino se vuelve opaco, impidiendo que la luz pase a través del mismo. Aunque las cataratas tienen múltiples factores de riesgo en su origen, existen numerosos estudios que las relacionan con la exposición al sol, en particular por efecto de las radiaciones UVB. La disminución de la capa de ozono hace que las radiaciones UVB lleguen en mayor proporción a la superficie terrestre, por lo que se espera que el número de personas afectadas por esta patología aumente.

Son muchas las medidas preventivas, siendo la primera el conocimiento del riesgo. Por ello, citamos la existencia de un parche tecnológico que, en contacto con la piel, determina la cantidad de radiación UV que se recibe. Los micro-sensores del parche determinan el nivel de radiación solar, que puede conocerse, en cualquier momento, a través de una aplicación (app) para smartphone. Además, a medida que el usuario se expone al sol, absorbe radiación y su apariencia cambia de color.
Factores de riesgo asociados al frío

Al evaluar el riesgo por exposición a bajas temperaturas, deben considerarse factores individuales como:

-Edad. A mayor edad, mayor dificultad de adaptación a las temperaturas extremas por cambios en la termorregulación y la percepción de la temperatura, que pierden eficacia.

-Género. Las mujeres suelen acumular más grasa cutánea que los hombres, lo que les proporciona mayor aislamiento y menor pérdida de calor en las mismas condiciones. Así, en términos de enfriamiento general, las mujeres parecen más tolerantes al estrés por frío. Por el contrario, son más propensas a sufrir lesiones en las manos y pies, debido a la superior velocidad de enfriamiento de sus extremidades

-Historial médico. Las personas con dolencias crónicas son especialmente vulnerables a los efectos del frío, que puede agravar los síntomas de algunas enfermedades. Así, el frío y la carga física del trabajo suponen una exigencia para el corazón (mayor gasto y frecuencia cardíaca), condiciones que pueden ser insuperables para personas con insuficiencia coronaria o angina de pecho. Asimismo, los enfermos respiratorios pueden ver agravados sus síntomas (por ejemplo, asma y bronquitis).

El frío también puede aumentar la presión sanguínea, riesgo para los hipertensos; o restringir el flujo sanguíneo, riesgo para personas con dolencias como el síndrome de Raynaud (dedo blanco). Los diabéticos también son especialmente frágiles al frío (su capacidad de vasoconstricción ante el frío está por debajo de la de los individuos sanos).

-Medicación. Algunos medicamentos pueden alterar la termo-regulación al actuar sobre el sistema nervioso central. Tranquilizantes como las fenotiazinas, los barbitúricos, benzodiacepinas, antidepresivos, etc., reducen la vasoconstricción, aumentando la pérdida de calor y consecuentemente también el riesgo de sufrir hipotermia. Además, pueden alterar la atención: en una situación peligrosa, los mecanismos de defensa contra la hipotermia se deterioran y la conciencia del peligro de una situación se reduce. Asimismo, la vasoconstricción que se produce por exposición al frío puede alterar el efecto de algunos medicamentos.

-Alcohol. Contra el mito popular, el alcohol y las bebidas con cafeína no son útiles para combatir el frío. Aunque inicialmente causan sensación de calor, producen vasodilatación periférica, aumentan la diuresis, deprimen la termorregulación y, como consecuencia de ello, agravan el efecto del frío sobre el organismo.


La exposición al frío puede tener efectos adversos sobre la salud de los trabajadores, especialmente los que padecen problemas de salud


La obra civil conlleva el trabajo a la intemperie y la exposición a la radiación solar

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