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Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020

Redacción Protección Laboral20/07/2016
La salud preocupa a los trabajadores, que la ven amenazada por sus condiciones laborales. Ello promueve políticas sociales encaminadas a mejorar la seguridad y salud en el trabajo, y que conocemos como “Estrategia de Seguridad y Salud Laboral”. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) ya ha diseñado la citada Estrategia para el quinquenio 2015-2020, que fue aprobada por el Consejo de Ministros el 24 de abril.

Las Estrategias de Seguridad y Salud constituyen uno de los puntos más relevantes del diálogo social en el que, sobre el consenso de todas las partes implicadas, se desarrolla un marco común y compartido de acciones a desarrollar en materia de prevención de riesgos laborales y que contribuyen no solo a disminuir la siniestralidad laboral, sino también a impulsar una gestión de la prevención de riesgos laborales efectiva y eficiente y así mejorar las condiciones de trabajo, la productividad y competitividad de las empresas y la calidad de vida de los trabajadores.

Prevención y colaboración

La “Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020 se asienta en dos principios fundamentales: la prevención y la colaboración. La prevención es el medio más eficaz para reducir los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, y la colaboración de los poderes públicos, los empresarios y los trabajadores promueve e impulsa la mejora efectiva de las condiciones de trabajo”, argumenta el INSHT.

El enfoque de la Estrategia 2015-2020 ha sido “crear un marco dinámico de referencia de las políticas públicas preventivas, que permita adaptarse con naturalidad a los cambios que se produzcan en un entorno en permanente evolución como es el de la prevención de riesgos laborales”.

Según María Dolores Limón, directora del INSHT, la Estrategia “es fruto de un consenso que ha sido laborioso”. Inserto en su contexto histórico y social, el nuevo documento deja entrever “un cambio cultural: hemos vencido el fatalismo, pasando de la PRL de la casualidad a la de la causalidad. Ahora el enfoque es global y pone el acento en objetivos como el bienestar laboral/social”.

Limón también ponía de relieve, al presentar en diciembre la Estrategia en Barcelona, los retos que afronta la misma: “aplicación de las normas, prevención de las enfermedades laborales (especialmente de los riesgos emergentes) y el envejecimiento de la población laboral”. Por estas razones urgía a la sociedad a “una actitud colaboradora, coherente (conocimiento del contexto), de mejora continua y responsabilidad (gestión eficaz y eficiente)”.

Con un presupuesto de 36 millones de euros, la Estrategia contempla objetivos generales y específicos que se desgranan en una serie de 36 líneas de actuación. Destacamos algunos de los aspectos sobresalientes.

Objetivos de la Estrategia SST 2015-2020

  • Objetivos generales

-Promover una mejor aplicación de la legislación en materia de seguridad y salud en el trabajo y su consolidación en las Comunidades Autónomas, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.

-Favorecer la mejora continua de las condiciones de trabajo respecto de todos los trabajadores por igual, con especial atención a la prevención de las enfermedades profesionales y enfermedades relacionadas con el trabajo.

  • Objetivos específicos

-Mejorar la eficiencia de las instituciones dedicadas a la prevención de riesgos laborales.

-Potenciar actuaciones de las Administraciones Públicas en materia de análisis, investigación, promoción, apoyo, asesoramiento, vigilancia y control de la prevención de riesgos laborales.

-Promover, con la participación de los Interlocutores Sociales y las Comunidades Autónomas, la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, especialmente en sectores, actividades, colectivos y empresas de mayor riesgo.

-Fortalecer la participación de los Interlocutores Sociales y la implicación de los Empresarios y Trabajadores en la mejora de la seguridad y salud en el trabajo.EstrategiaSST2

Prioridades en seguridad y salud laboral

La Estrategia considera “prioritarias aquellas ocupaciones en las que se produce una alta siniestralidad y requieren la implantación de las actuaciones oportunas (…). Las actividades con mayores incidencias son: la silvicultura y explotación forestal, pesca y acuicultura dentro del sector Agrario; las industrias extractivas, la fabricación de productos metálicos, las actividades de descontaminación y gestión de residuos en el sector Industria; la ingeniería civil en Construcción; y las actividades relacionadas con el transporte en el Sector Servicios.

Los accidentes graves y mortales se produjeron principalmente en la fabricación de productos metálicos, la construcción de edificios, el transporte terrestre y por tubería y las actividades de construcción especializada. Respecto a los accidentes mortales, destaca la incidencia de las patologías no traumáticas y de los accidentes de tráfico laborales.

En relación con las Enfermedades Profesionales (EP), las ramas de actividad con mayor incidencia, que superan ampliamente el valor medio, son la fabricación de vehículos de motor; la extracción de antracita, hulla y lignito; la metalurgia y la industria del tabaco; y la fabricación de productos metálicos.

Uno de los avances alcanzados con la entrada en vigor del RD 1299/2006 ha sido disponer de un nuevo soporte de información que incluye multitud de variables descriptoras de las EP, incluido el diagnóstico clínico de la lesión.

El análisis de datos acumulados de enfermedades profesionales 2007-2012 (ver cuadro) muestra que los diagnósticos más representados, en el cómputo total de contingencia notificada, fueron la patología de codo (epicondilitis lateral), el síndrome del túnel carpiano y las tendinitis de mano-muñeca.

La Estrategia contempla entre sus prioridades los siguientes riesgos:

  • Trastornos músculo-esqueléticos

Son un problema de salud muy común en la población trabajadora, que abarca desde ligeras molestias hasta patologías graves e incluso crónicas de difícil recuperación. Se pueden producir con motivo de un accidente de trabajo, pero la mayoría de las veces son consecuencia de una exposición más o menos prolongada en el tiempo a movimientos repetitivos, manipulación manual de cargas, posturas forzadas, etc.

  • Sustancias peligrosas

La exposición a sustancias peligrosas en el lugar de trabajo puede producir, entre otras patologías, enfermedades respiratorias, alteraciones en la función reproductiva, irritaciones en la piel y en los ojos e incluso cáncer laboral.

La gravedad de las enfermedades producidas por agentes cancerígenos, y la dificultad para detectarlas, requiere una mejora de los mecanismos de detección y prevención.

  • Trabajadores vulnerables y colectivos específicos

Variables como la edad y la temporalidad de la contratación impactan de manera específica en la siniestralidad. En particular, los cambios en el mercado laboral y la organización del trabajo han flexibilizado el tiempo de trabajo y las condiciones de estabilidad de los trabajadores más jóvenes, lo que repercute en peores indicadores de seguridad y bienestar físico y mental. Los índices de accidentes de trabajo en trabajadores jóvenes y trabajadores temporales son superiores al resto de trabajadores, situación que se ha producido durante años sucesivos y en distintas situaciones económicas.

La población laboral de mayor edad, a pesar de la experiencia acumulada, puede ser más vulnerable a determinados riesgos, en gran parte influida por los cambios fisiológicos de la edad y el efecto de las enfermedades crónicas. Los trabajadores de edad avanzada son los que sufren accidentes más graves, con una tasa de mortalidad superior a la media.

Los colectivos anteriores, así como los trabajadores de empresas de trabajo temporal y los autónomos, deben ser objeto de un análisis específico para mejorar sus condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Asimismo, la creciente incorporación de la mujer al trabajo en las últimas décadas hace necesario promover un enfoque de género en las actividades preventivas, que permita detectar particularidades y garantizar su protección.

  • Factores organizativos y psicosociales

Las cambiantes condiciones económicas y sociales de nuestra sociedad repercuten en una evolución constante de los lugares de trabajo. Esta situación está conduciendo a la aparición de nuevos riesgos vinculados al modo en que se organiza el trabajo en las empresas y a las relaciones socio-laborales frente a los que es necesario actuar.

Factores como el nivel de atención requerido para el desarrollo de una actividad, el ritmo y carga de trabajo, la comunicación ineficaz o la monotonía de la tarea, entre otros, pueden contribuir a desencadenar accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

  • Riesgos emergentes

Los expertos prevén la aparición de efectos derivados de las nuevas tecnologías en los campos de la información y comunicación, biotecnologías e ingeniería genética, robótica, nanotecnologías y nuevas energías. Las tecnologías de la información y comunicación producirán a corto plazo lugares de trabajo más flexibles, oficinas virtuales y teletrabajo.

De forma específica, y en relación con las nanotecnologías, es necesario promover la investigación, seguir los avances realizados por grupos de investigadores de nuestro entorno, detectar colectivos y actividades expuestas a estos riesgos y establecer programas reglados de vigilancia de los trabajadores expuestos.

  • Hábitos de vida

Determinados hábitos de vida pueden poner en riesgo la seguridad y salud del propio trabajador y la de terceros. Es preciso el desarrollo de políticas públicas orientadas al bienestar de la población en general, y que fomenten hábitos de vida saludables y preventivos, tanto laborales como extra-laborales.

  • Pequeñas y medianas empresas

Las estadísticas de siniestralidad laboral reflejan una mayor prevalencia de los accidentes de trabajo en las pequeñas y medianas empresas. Esta circunstancia se debe a una menor concienciación sobre la importancia de la prevención de riesgos laborales, al mayor desconocimiento de las disposiciones legales que les son exigibles, así como a la menor disponibilidad de recursos humanos y materiales. Por todo ello, teniendo en cuenta el elevado número de pymes que configura nuestro tejido empresarial, deben incluirse como una prioridad en los programas de actuación en materia de seguridad y salud en el trabajo.EstrategiaSST

Tutela administrativa

Como política de Estado, tutelada por la Administración, la Estrategia contempla, en su objetivo número 2, “potenciar actuaciones de las Administraciones Públicas en materia de análisis, investigación, promoción, apoyo, asesoramiento técnico, vigilancia y control de la prevención de riesgos laborales”. Las acciones contempladas son:

  • Promoción, Apoyo y Asistencia Técnica

Sobre este particular el documento argumenta que, para crear un marco regulatorio eficiente, “las Administraciones Públicas promoverán el acceso a las disposiciones legales en materia de prevención de riesgos laborales y facilitarán su aplicación mediante el desarrollo e implementación de cuantas medidas se consideren oportunas, entre las que se encuentran la elaboración de textos refundidos o la difusión de guías y criterios técnicos en aquellos temas de especial dificultad”.

El reto es llegar a las empresas de forma masiva, por ello la Estrategia propone las siguientes líneas de actuación:

-Informar y concienciar a las empresas, con especial atención a las pymes y microempresas, sobre la prevención de riesgos laborales y la disponibilidad de herramientas oficiales que facilitan la aplicación de la normativa.

-Mejorar la accesibilidad y aplicación de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales.

  • Vigilancia y Control del cumplimiento de la normativa

La función de vigilancia y control de la normativa desempeñada por las Administraciones Públicas, además de velar por el cumplimiento efectivo de las disposiciones legales, mejora la gestión de la prevención, así como la implicación y participación de empresarios y trabajadores.

Es necesario promover y reforzar el desarrollo de programas específicos dirigidos a sectores, actividades o empresas seleccionadas como prioritarias, en las que se hagan compatibles las funciones de asesoramiento y apoyo con las funciones coercitivas.

  • Incentivación

La mejora continua y sostenible de las condiciones de trabajo repercute positivamente en los resultados de la empresa, en términos de un mejor control de los riesgos laborales, menor siniestralidad, menor absentismo, mejor salud y mayor satisfacción del trabajador, mayor compromiso e implicación con la empresa y, por tanto, mayor productividad y competitividad.

La no prevención, o una prevención deficiente, implican importantes costes humanos y económicos, tanto para el trabajador afectado por un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, que ve disminuida su calidad de vida, como para la empresa y la sociedad en su conjunto.

Es fundamental promover las actuaciones de intercambio de buenas prácticas entre empresas y estimular los esfuerzos por la excelencia de la gestión de la seguridad y salud en el trabajo mediante reconocimientos, premios o incentivos, con arreglo a las consignaciones presupuestarias asignadas a los organismos competentes en materia de prevención de riesgos laborales, entre las empresas, de manera que se consigan entornos de trabajo mejores, más seguros y saludables.

  • Sensibilización

Las instituciones competentes en materia de seguridad y salud en el trabajo han asumido como uno de sus objetivos prioritarios el impulso y la consolidación de la cultura preventiva en la sociedad española.

Es la integración de la prevención dentro de la estructura jerárquica de la empresa la que lleva, en gran medida, a una gestión preventiva excelente, con la que se alcance una reducción de los índices de siniestralidad laboral y una mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Para lograrlo es imprescindible contar con la colaboración de empresarios y trabajadores.

La sensibilización y concienciación, en todos los niveles de la organización, es una de las vías que permiten mejorar las conductas y actitudes. Implica por igual a empresarios y trabajadores: los primeros para lograr un cambio en la forma de liderazgo y una implicación en el compromiso de integrar la seguridad y salud en la toma de sus decisiones. A su vez, los trabajadores pueden ofrecer su colaboración constructiva con la dirección de la empresa y la aplicación de buenas prácticas.

  • Educación y Formación

La integración de la seguridad y salud en el trabajo en la educación es una necesidad prioritaria para consolidar una auténtica cultura preventiva. Es necesario tomar conciencia de que la prevención no comienza en el ámbito laboral, sino en las etapas anteriores, en particular en el sistema educativo.

Los avances conseguidos en la Estrategia 2007-2012 en este aspecto, con la aprobación del Plan Nacional de Formación en Prevención de Riesgos Laborales, no deben constituir un final de trayecto, sino una etapa más del camino por recorrer. Las competencias educativas residen en las Comunidades Autónomas y el desarrollo de algunas de las medidas de dicho Plan ha venido mostrando disparidades dependiendo de los territorios. Esta circunstancia debe ser objeto de un riguroso análisis, como paso previo al desarrollo de un plan de acción armonizado.

La integración de la formación en prevención de riesgos laborales en el sistema educativo, en la formación infantil, primaria, secundaria, profesional reglada y la formación universitaria, requiere un apoyo y una asistencia especial, a fin de conseguir profesionales cuya formación, además de garantizar la calidad de su trabajo, les permita efectuarlo con las máximas garantías de seguridad.

  • Información e investigación

El gran número y diversidad de organismos de la Administración Pública que disponen de fuentes de información relacionadas con la seguridad y salud en el trabajo requiere una mayor coordinación y colaboración entre los mismos para mejorar el análisis, tratamiento y homogeneización de la información, con especial énfasis en aquella que presente más dispersión o resulte necesaria conforme a la situación y tendencias de la siniestralidad laboral.

Es preciso potenciar instrumentos que permitan compartir y difundir información de interés común, promoviendo la generación de conocimiento.

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