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Seguridad y salud laboral en los puertos

Redacción Protección Laboral18/10/2017
Ser un trabajador portuario –especialmente en la época de la globalización- supone estar expuesto a riesgos tan variados como severos. Ellos son los primeros en entrar en contacto y descargar millones de toneladas de mercancías que arriban diariamente por barco. Y, así, respirar efluvios de cereales fumigados con pesticidas, petróleo, cemento, cócteles de sustancias desconocidas…

Los portuarios tienen una esperanza de vida 10 años más corta que la de otros trabajadores, asunto que no es baladí. Este artículo repasa una breve lista de riesgos del colectivo.

Cargas pulverulentas


Son cargas frecuentes en los puertos las de grano, soja, alimentos para animales, harina de pescado, minerales, carbón y coque, cemento, biomasa, superfosfato y otros fertilizantes. Durante la manipulación y trasiego, estas cargas pueden liberar grandes cantidades de polvo. En algunos casos (carbón y agregados), el polvo es simplemente pequeñas partículas del mismo material, En el caso de los granos y legumbres, el polvo puede contener contaminantes como hongos y bacterias. Los diferentes polvos también tienen efectos diversos sobre la salud, aunque los más importantes son los que afectan a los pulmones. Los efectos crónicos son casi permanentes, además de causar invalidez.



La prevención básica en estas situaciones es evitar la exposición de los trabajadores a las cargas polvorientas. Cuando no es posible evitar la exposición, deben adoptarse medidas de control, como:

-Restringir la entrada de personal a áreas contaminadas por polvo.

-Usar sistemas de manipulación continuos totalmente encapsulados, que generalmente proporcionan un mejor control y deberían usarse siempre que resulten razonablemente efectivos.

-Suprimir el polvo con proyección de agua u otros agentes aglomerantes.

-Comprobar que todo el material empleado para reducir la exposición al polvo está correctamente mantenido.

-Diseñar tareas para reducir la cantidad de polvo generado.

-Proporcionar sistemas de filtración de polvo adecuados a las cabinas de las palas de carga con las que se trabaja con las sustancias polvorientas.

-Proporcionar equipo de protección respiratoria, que debe ser adecuado a su cometido, correctamente mantenido y compatible con otros EPIs que se puedan utilizar simultáneamente.

-Desarrollar una actividad permanente de vigilancia de la salud.

Mercancías peligrosas y fumigación


Sobre este particular, la publicación “Seguridad y Salud en los Puertos”, editada por la OIT, advierte que “las actividades de carácter especial relacionadas con mercancías peligrosas pueden ser fuente de peligros para la salud”. Por este motivo recomienda:

-Extremar las medidas de seguridad cuando sea necesario inspeccionar o tomar una muestra de ese tipo de mercancías. Debería prestarse particular atención a los peligros de la carga según se indique en las etiquetas o rótulos y en la documentación.

-Las unidades de transporte que se han transportado fumigadas deberían declararse y llevar el letrero correspondiente a la fumigación. Deberían ventilarse antes de permitir la entrada en las mismas. Con el fin de asegurarse de que la atmósfera es inocua, antes de entrar normalmente será necesario someterla a prueba.

-Si la carga, bultos o madera de estiba de una unidad de transporte corresponden a una categoría que pueda haber requerido fumigación, es posible que queden residuos de la fumigación en la unidad. Por tanto, es aconsejable tomar precauciones antes de entrar en la misma, incluso aunque la carga no consista en “mercancías peligrosas” y no se haya declarado que se transporta fumigada.

-Cuando sea preciso fumigar la carga en la zona portuaria antes de volver a transportarse, la operación debería ser realizada por especialistas, en una zona distante de las operaciones normales. Deberán tomarse precauciones para asegurar que el fumigante no sale de la zona inmediata al de su aplicación.

-La carga a granel, por ejemplo, granos, que haya sido fumigada antes de entrar en la zona portuaria procedente de tierra o del mar debería declararse, y las autoridades portuarias deberían exigir la correspondiente declaración antes de su entrada. Además, deberían tomarse medidas idóneas para proteger la salud de los trabajadores portuarios que tengan que manipular tales cargas, no descartando la posibilidad de que persista el fumigante en la carga.



Lesiones musculo-esqueléticas


Los trabajadores portuarios desarrollan un número de actividades que, si no se ejecutan correctamente, pueden desembocar en la aparición de trastornos musculo-esqueléticos. Entre los mismos, son prevalentes los dolores de espalda y las lesiones musculares, que son el resultado de una mala técnica de manipulación o de la realización de tareas que implican movimientos repetitivos y/o fuerza excesiva.

Las lesiones también pueden estar causadas por la vibración que generan los vehículos, conocida como vibración de todo el cuerpo. Algunas personas no consiguen recuperarse completamente de estos trastornos, lo que afecta seriamente su calidad de vida.

Los riesgos ergonómicos susceptibles de causar las citadas lesiones pueden encontrarse en tareas como:

-Maniobra manual del equipo de elevación y de los accesorios o de las cargas.

-Elevación / maniobra de barras de amarre.

-Extracción de cargas pre-envasadas o paletadas.

-Actividades de almacenamiento y almacenaje.

-Acarreo de cuerdas de amarre de buques grandes.

-Vibración transmitida a través del asiento o los pies de los empleados que manejan maquinaria móvil como remolcadores y otros vehículos similares, sobre terrenos irregulares o sobre carriles.

La prevención de los trastornos musculo-esqueléticos puede hacerse mediante:

-Ayudas mecánicas, tales como cabrestantes motorizados para el transporte de cuerdas de amarre de grandes embarcaciones, elevadores hidráulicos montados en vehículos, transportadores portátiles de rodillos, camiones de palets, elevadores de tijera y carritos personalizados.

-Valorar si se puede cambiar una carga para facilitar su transporte, por ejemplo haciendo porciones más pequeñas, proporcionando asas o asideros.

-Incorporar técnicas seguras de elevación.

Para prevenir las vibraciones de todo el cuerpo es necesario emplear la maquinaria adecuada que esté convenientemente mantenida, con especial atención a los asientos, suspensión y visibilidad (ventanas). Se complementará con el mantenimiento de las vías, carreteras, muelles, superficies del parque de contenedores. Al mismo tiempo, se debe proporcionar información a los trabajadores sobre cómo reducir los riesgos para su salud.

Resbalones y tropezones


Más de un cuarto de los accidentes registrados en los puertos se deben a resbalones o tropezones, que pueden ser graves, causando roturas o dislocaciones óseas y largos periodos de baja por incapacidad laboral. No deben aceptarse como un tributo del trabajo, pudiendo adoptarse medidas sencillas para evitarlos. Este tipo de riesgos se presenta:

-Al trabajar en superficies irregulares, húmedas o con presencia de hielo.

-Cuerdas mal estibadas, cables y otro equipo.

-Uso de superficies de aluminio en las pasarelas y pasos de acceso cuando se encuentran mojados.

-Paletas y embalajes desechados.

Para reducir la eventualidad de resbalones y tropezones se debe:

-Hacer uso de superficies y suelos apropiados.

-Mantenimiento y programa de limpieza para prevenir la contaminación (por ejemplo, presencia de aceite en el suelo).

-Instalar recipientes de almacenamiento para poner el equipo de elevación.

-Mantener los pisos, las escaleras y las pasarelas en buenas condiciones.

-Seleccionar el calzado adecuado para la tarea.

-Contar con una iluminación suficiente y adecuada.

Espacios confinados


Muchas personas pierden la vida o quedan gravemente heridos cada año como consecuencia de los espacios confinados, un riesgo que está presente en una amplia variedad de industrias, desde plantas industriales a buques de carga. Las víctimas no son sólo las personas que trabajan en los espacios confinados, sino que también pueden serlo aquéllos que tratan de hacer el rescate sin contar con un entrenamiento y equipo adecuados. En el contexto portuario, este riesgo va asociado a las bodegas de los barcos, así como a almacenes, silos y otros cubículos. Estos espacios confinados representan un peligro potencial de origen multi-causal:

-Falta de oxígeno. Suele darse por la absorción del mismo por parte de la propia carga, que lo toma de la atmósfera, como es el caso de carga oxidada (chatarra), carga putrefacta o en descomposición, o actividades de soldadura/corte con gas.

-Exceso de oxígeno. Posiblemente por fuga de botellas de almacenaje, lo que puede aumentar también la inflamabilidad de sustancias; y acumulación de gases tóxicos o inflamables (posiblemente debido a descomposición o filtración de la carga, procesos de limpieza inadecuados, o humos de soldadura/vehículos.

Reducir los riesgos en los espacios confinados requiere:

-Evitar, en la medida de lo posible, trabajar dentro de dicho espacio.

-Seguir un sistema de trabajo seguro, teniendo en cuenta aspectos clave como: ventilación positiva del espacio confinado, medición de la concentración de oxígeno o gas, acceso controlado mediante un sistema de permisos de trabajo, uso de equipo de protección respiratoria y dispositivos de rescate.

-No iniciar el trabajo en un espacio confinado sin haber previsto las medidas de emergencia. Hay que contar con equipo de rescate, que incluya arneses y líneas de vida.

-Contar con un rápido acceso a los servicios de emergencia.

Trabajo en solitario


Es frecuente el caso del trabajador que está solo ya sea en un puesto fijo separado del resto de la plantilla, o cuando un trabajador se encuentra temporalmente fuera de su puesto fijo. No existen restricciones en cuanto al trabajo en solitario, aunque la empresa debe efectuar una evaluación de riesgos para determinar si es aconsejable el trabajo en solitario, en cuyo caso deberá establecerse el adecuado nivel de supervisión de la tarea, localización y personas involucradas.

No se acaba aquí el recuento de riesgos de los trabajadores portuarios. Dependiendo de las actividades específicas que se desarrollan en la instalación, pueden encontrarse otros riesgos, como ruido, exposición a humos, productos químicos, etc. Y, por supuesto, en todos los puertos encontraremos una tupida madeja de riesgos psicosociales.

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