El pomodoro: la productividad tiene nombre de hortaliza
Redacción Protección Laboral14/03/2016
Hoy dedicamos este post a una popular técnica de gestión de tiempo bautizada con un nombre muy peculiar, el pomodoro, que literalmente significa “tomate” en italiano.
Su nombre está directamente relacionado con la aplicación de la técnica y con la herramienta principal para practicarla. Se trata de contar el tiempo que dedicas a tu trabajo mediante un tomate de cocina, de esos que se acostumbran a utilizar para controlar los tiempos de cocción de la comida.
Dicha técnica fue inventada durante los años 80 por Francesco Cirillo, y ha sido más que bienvenida en gran parte de las empresas que buscan mejorar su rendimiento así como el nivel de felicidad de sus empleados. De la misma forma, otras técnicas para aumentar la productividad paralelamente con el bienestar y motivación de los trabajadores han sido adoptadas por muchas compañías, como por ejemplo la gamificación. El pomodoro ha calado hondo sobre todo en las empresas que se dedican al desarrollo de software y que trabajan con metodologías ágiles, que precisamente dividen el trabajo en diversas iteraciones.
Mediante este tomate podremos dividir el tiempo en 4 periodos de 25 minutos, que se repartirán de la siguiente manera:
Estos ratos de descanso son nuestros, es decir, podemos dedicarlos completamente a la procrastinación, sin culpabilidad alguna. Por supuesto, hay que ir con cuidado de no alargar demasiado las pausas ya que, aunque sean recomendadas, lo novedoso de este método es que las controla y cuantifica, así como los flujos de trabajo intensivo.
La técnica original se plantea con el tomate, sí, pero lo importante es disponer de una herramienta que cuente hasta 25 minutos, que no tiene por qué ser un temporizador mecánico. Cualquier tipo de cronómetro que tengamos a nuestro alcance nos podrá servir. Este puede estar en nuestro móvil o reloj. Aun así, y para hacer más cómoda la aplicación de la técnica pomodoro, existen diversas aplicaciones móviles o web diseñadas para poder practicar esta disciplina. Las más conocidas son Tomighty, Clockwork Tomato o Focus Booster, aunque podemos encontrar muchas más.
Seguro que, a medida que habéis ido leyendo, os habéis planteado la posibilidad real de poder organizar vuestro tiempo de una manera tan idílica sin que nada ni nadie lo interrumpa. Bien, no hay que volverse loco por dividir nuestro trabajo en pomodoros. Ni tenemos por qué cumplirlo durante toda la jornada laboral (sino que es mejor seleccionar para qué tipo de tareas nos podrá servir) ni es una técnica que sirva para todo el mundo, pues para algunas profesiones puede ser perfecto, como para desarrolladores, diseñadores, artesanos u otras técnicas. Pero seamos sinceros: una persona que trabaje en atención al cliente, a menos que también lo combine con periodos de tiempo sin contacto externo, no podrá organizarse su jornada en pomodoros. Tampoco alguien que reciba llamadas constantes podrá decirle a un cliente “Llámame en 25 minutos que acabo de empezar un pomodoro”. Por ello, hay diversos detractores de esta técnica, que proponen una mayor personalización a la hora de dividir los flujos de trabajo y critican su falta de flexibilidad.
Nosotros recomendamos el pomodoro en los casos en que uno vea que lo puede cumplir en determinadas tareas de su trabajo y en las profesiones que requieran de más concentración y aislamiento de los estímulos externos. Siempre y cuando uno no se obsesione demasiado en cumplir las iteraciones pase lo que pase. Antes de empezar a realizarlos, también es muy recomendable planificar cuáles serán los flujos de trabajo del día, de antemano. Así la técnica resultará mucho más efectiva.
¿Y a vosotros, os convence? ¿O creéis que se trata de una utopía? ¿Alguien en la sala que lo haya probado y nos pueda decir qué tal le ha funcionado?
¿Por qué este nombre?
Su nombre está directamente relacionado con la aplicación de la técnica y con la herramienta principal para practicarla. Se trata de contar el tiempo que dedicas a tu trabajo mediante un tomate de cocina, de esos que se acostumbran a utilizar para controlar los tiempos de cocción de la comida.
Dicha técnica fue inventada durante los años 80 por Francesco Cirillo, y ha sido más que bienvenida en gran parte de las empresas que buscan mejorar su rendimiento así como el nivel de felicidad de sus empleados. De la misma forma, otras técnicas para aumentar la productividad paralelamente con el bienestar y motivación de los trabajadores han sido adoptadas por muchas compañías, como por ejemplo la gamificación. El pomodoro ha calado hondo sobre todo en las empresas que se dedican al desarrollo de software y que trabajan con metodologías ágiles, que precisamente dividen el trabajo en diversas iteraciones.
Vale, pero ¿cómo se utiliza?
Mediante este tomate podremos dividir el tiempo en 4 periodos de 25 minutos, que se repartirán de la siguiente manera:
- Periodos de trabajo intensivo (sin ninguna interrupción ni distracción) de 25 minutos. Estos periodos son los que se llaman pomodoros.
- Al final de cada iteración de 25 minutos tendremos 5 minutos de descanso.
- Cuando hayamos completado 4 bloques de 25 minutos, tendremos un descanso mayor, de entre 15 y 20 minutos.
Estos ratos de descanso son nuestros, es decir, podemos dedicarlos completamente a la procrastinación, sin culpabilidad alguna. Por supuesto, hay que ir con cuidado de no alargar demasiado las pausas ya que, aunque sean recomendadas, lo novedoso de este método es que las controla y cuantifica, así como los flujos de trabajo intensivo.
¿Necesito comprarme un tomate de cocina?
La técnica original se plantea con el tomate, sí, pero lo importante es disponer de una herramienta que cuente hasta 25 minutos, que no tiene por qué ser un temporizador mecánico. Cualquier tipo de cronómetro que tengamos a nuestro alcance nos podrá servir. Este puede estar en nuestro móvil o reloj. Aun así, y para hacer más cómoda la aplicación de la técnica pomodoro, existen diversas aplicaciones móviles o web diseñadas para poder practicar esta disciplina. Las más conocidas son Tomighty, Clockwork Tomato o Focus Booster, aunque podemos encontrar muchas más.
Seguro que, a medida que habéis ido leyendo, os habéis planteado la posibilidad real de poder organizar vuestro tiempo de una manera tan idílica sin que nada ni nadie lo interrumpa. Bien, no hay que volverse loco por dividir nuestro trabajo en pomodoros. Ni tenemos por qué cumplirlo durante toda la jornada laboral (sino que es mejor seleccionar para qué tipo de tareas nos podrá servir) ni es una técnica que sirva para todo el mundo, pues para algunas profesiones puede ser perfecto, como para desarrolladores, diseñadores, artesanos u otras técnicas. Pero seamos sinceros: una persona que trabaje en atención al cliente, a menos que también lo combine con periodos de tiempo sin contacto externo, no podrá organizarse su jornada en pomodoros. Tampoco alguien que reciba llamadas constantes podrá decirle a un cliente “Llámame en 25 minutos que acabo de empezar un pomodoro”. Por ello, hay diversos detractores de esta técnica, que proponen una mayor personalización a la hora de dividir los flujos de trabajo y critican su falta de flexibilidad.
Nosotros recomendamos el pomodoro en los casos en que uno vea que lo puede cumplir en determinadas tareas de su trabajo y en las profesiones que requieran de más concentración y aislamiento de los estímulos externos. Siempre y cuando uno no se obsesione demasiado en cumplir las iteraciones pase lo que pase. Antes de empezar a realizarlos, también es muy recomendable planificar cuáles serán los flujos de trabajo del día, de antemano. Así la técnica resultará mucho más efectiva.
¿Y a vosotros, os convence? ¿O creéis que se trata de una utopía? ¿Alguien en la sala que lo haya probado y nos pueda decir qué tal le ha funcionado?
