Cuando emigrar tampoco es la solución
Paula Llull12/12/2014
O sí lo es, pero depende mucho del destino que elijamos. Sabemos que la desesperación que reina en España hace que absolutamente cualquier destino internacional pueda convertirse en una salida para encontrar trabajo. Pero atentos, no es oro todo lo que reluce.
La globalización económica que vivimos es imparable, e inevitable quizás. Pero si ésta no va ligada a una paralela globalización de los Derechos Humanos en general, y de los trabajadores en particular, es también extremadamente peligrosa pudiendo provocar polarización social y explotación.
En el contexto internacional existen grandes brechas de desigualdad en cuanto a derechos laborales. La confederación Internacional de Sindicatos ha presentado en Ginebra el último informe sobe estas desigualdades, donde se refleja la situación de los trabajadores en distintos países.
Los peores países para ser trabajador por cuenta ajena. Informe del CSI
Para elaborar el informe se analizan 97 indicadores, entre los que se encuentran las libertades civiles, derecho de huelga, posibilidad de afiliación sindical o negociación colectiva. Los países donde se respeta más a los trabajadores están clasificados con una puntuación de 1, y los que más infringen los derechos, tienen un 5.
En el ranking, la puntuación de España no es la ideal, encontrándose en el número 2 (Violaciones regulares de los derechos), pero hay muchos países con puntuaciones mayores. Eso significa que en otros lugares del mundo, las cosas están mucho peor.
Por poner un ejemplo, la situación del trabajador en España, sorprendentemente, es ligeramente mejor que en Reino Unido, Estados Unidos o Canadá, y peor que –oh, sorpresa- algunos países nórdicos como Suecia o Finlandia, aunque también sorprende la presencia de Sudáfrica o Lituania en ese número uno.Cabe destacar que únicamente Dinamarca ha obtenido una puntuación perfecta de 0 puntos por respetar los 97 indicadores relativos a los derechos fundamentales de los trabajadores.
Por ello, la globalización no debe ser solo económica. Se necesita también de esa justicia social y de la aplicación real de la Declaración Universal de Derechos Humanos para poder sacarle el máximo provecho de forma ética.
La globalización económica que vivimos es imparable, e inevitable quizás. Pero si ésta no va ligada a una paralela globalización de los Derechos Humanos en general, y de los trabajadores en particular, es también extremadamente peligrosa pudiendo provocar polarización social y explotación.
En el contexto internacional existen grandes brechas de desigualdad en cuanto a derechos laborales. La confederación Internacional de Sindicatos ha presentado en Ginebra el último informe sobe estas desigualdades, donde se refleja la situación de los trabajadores en distintos países.
Los peores países para ser trabajador por cuenta ajena. Informe del CSI
Para elaborar el informe se analizan 97 indicadores, entre los que se encuentran las libertades civiles, derecho de huelga, posibilidad de afiliación sindical o negociación colectiva. Los países donde se respeta más a los trabajadores están clasificados con una puntuación de 1, y los que más infringen los derechos, tienen un 5.
En el ranking, la puntuación de España no es la ideal, encontrándose en el número 2 (Violaciones regulares de los derechos), pero hay muchos países con puntuaciones mayores. Eso significa que en otros lugares del mundo, las cosas están mucho peor.
Por poner un ejemplo, la situación del trabajador en España, sorprendentemente, es ligeramente mejor que en Reino Unido, Estados Unidos o Canadá, y peor que –oh, sorpresa- algunos países nórdicos como Suecia o Finlandia, aunque también sorprende la presencia de Sudáfrica o Lituania en ese número uno.Cabe destacar que únicamente Dinamarca ha obtenido una puntuación perfecta de 0 puntos por respetar los 97 indicadores relativos a los derechos fundamentales de los trabajadores.
Por ello, la globalización no debe ser solo económica. Se necesita también de esa justicia social y de la aplicación real de la Declaración Universal de Derechos Humanos para poder sacarle el máximo provecho de forma ética.