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Campos electromagnéticos (CEM), ¿realidad o ficción?

Redacción Protección Laboral10/01/2018
Buena parte de las actividades llevadas a cabo en los lugares de trabajo modernos genera campos electromagnéticos, incluido el uso de los equipos eléctricos y de muchos dispositivos de comunicaciones corrientes.

A veces se magnifica el riesgo de los CEM. Para otras fuentes, el riesgo se está minimizando. Evitando la simplificación del asunto, la UE elaboró una Guía, en 2014, cuyo propósito es sustituir la especulación entre realidad y ficción por el principio de precaución, que se sustancia en la evaluación del riesgo.

Foment del Treball dedicó una sesión vespertina que, bajo el título de “Campos electromagnéticos, ¿qué hay de realidad y qué de ficción”, ofreció una síntesis de pautas para el abordaje de dicho riesgo en los lugares de trabajo. Intervino como ponente Francisco Gonzalvo, Técnico Superior de PRL de SGS Tecnos.

La exposición se desarrolló en torno a la “Guía no vinculante de buenas prácticas para la aplicación de la Directiva 2013/35 UE”, una herramienta práctica para ayudar a los empresarios, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas, a comprender las disposiciones que deben cumplir con arreglo a dicha Directiva, transpuesta a nuestro ordenamiento legal a través del RD 299/2016.

Evaluación de riesgos en el contexto de la directiva CEM


A efectos preventivos, como señala la Guía (apartado 5.3), se procederá a:

  • Identificación de peligros

El primer paso para la identificación de los peligros relativos a los CEM consiste en identificar las actividades y los equipos que generan campos electromagnéticos en el lugar de trabajo. Será útil comparar nuestra lista con listas de referencia (capítulo 3 de la Guía), ya que, en muchos casos, la naturaleza de una actividad o el diseño de los equipos serán tales que sólo se generarán campos débiles. Tales campos débiles no serán peligrosos, aunque se desempeñen múltiples actividades o haya diversos equipos próximos entre sí.

La Directiva CEM reconoce que ciertos lugares de trabajo abiertos al público han podido ser ya objeto de evaluación con arreglo a la Recomendación del Consejo relativa a la exposición del público en general a campos electromagnéticos (1999/519/CE). En tanto tales lugares de trabajo cumplan la Recomendación 1999/519/CE y quepa excluir la existencia de riesgos para la seguridad y la salud, no existe la obligación de efectuar ninguna evaluación adicional de la exposición a los mismos. Se considerará que tales circunstancias se cumplen si:

-Los equipos destinados al uso público se emplean con arreglo a las indicaciones;

-Los equipos se ajustan a unas directivas sobre productos que establecen unos niveles de seguridad más rigurosos que los establecidos en la Directiva CEM;

-No se emplean otros equipos.

Determinadas fuentes generarán unos campos más intensos no accesibles en usos normales debido a las cajas en que se alojen los equipos o al control de la entrada a las zonas de trabajo. En tales situaciones, será importante considerar si los trabajadores podrían tener acceso a campos intensos durante las actividades de mantenimiento, revisión o reparación.

Los fabricantes e instaladores de equipos tendrán que tener en cuenta que la puesta a prueba de equipos parcialmente montados podría dar lugar a que los trabajadores tengan acceso a campos intensos a los que, en circunstancias normales, no podrían acceder.

  • Identificación de medidas de prevención y precaución existentes

En la mayoría de los lugares de trabajo existirá ya una serie de medidas de prevención y precaución vigentes encaminadas a eliminar o reducir los riesgos en el lugar de trabajo. Tales medidas podrían haberse adoptado específicamente en relación con los campos electromagnéticos. En otros casos, podrían haberse adoptado en relación con otros peligros pero servir asimismo para restringir el acceso a los CEM. Es, pues, importante identificar las medidas de prevención y precaución existentes como aportación al proceso de evaluación de riesgos.

  • Identificación de personas expuestas a riesgos

Es necesario identificar a quién podrían causar daño los peligros en cuestión. Para ello, es importante considerar a todos los trabajadores presentes en el lugar de trabajo. La identificación de quienes llevan a cabo actividades o utilizan equipos que generan campos magnéticos intensos debería ser sencilla. Sin embargo, es importante tener en cuenta a quienes desempeñan otras tareas o trabajan con otros equipos pero que también podrían verse expuestos a los campos. Por ejemplo, la evaluación de los campos generados por un equipo de soldadura por puntos de banco en el caso práctico referido a un taller de fabricación indica que la intensidad del campo no es máxima en la posición que ocupa el operario, sino a lo largo del propio equipo. Si el equipo de soldadura se halla contiguo a una zona de paso, otros trabajadores que transiten por ella podrían verse expuestos a campos más intensos que el propio operario.

También es importante tener en cuenta los riesgos a los que se exponen las personas que no son empleados directos pero que pueden estar presentes en el centro de trabajo. Así, cabría incluir a visitantes, técnicos de revisión, otros contratistas y repartidores.

  • Trabajadores con riesgos particulares

Existe la obligación de tener en cuenta a los trabajadores que pueden verse expuestos a riesgos particulares. La Directiva CEM identifica específicamente cuatro grupos pertenecientes a esta categoría:

-Trabajadores que llevan dispositivos médicos implantados activos;

-Trabajadores que llevan dispositivos médicos implantados pasivos;

-Trabajadores que llevan en el cuerpo dispositivos médicos;

-Trabajadoras embarazadas.

Los trabajadores que pertenecen a alguno de estos grupos pueden verse expuestos a mayores riesgos derivados de la exposición a campos electromagnéticos que la población trabajadora general y deben ser objeto de una evaluación de riesgos específica En ocasiones, esta puede concluir que el riesgo sigue siendo tolerable, pero en otros casos puede ser necesario adaptar sus condiciones de trabajo para reducir el riesgo.

Principios de prevención


El artículo 6 de la Directiva marco establece unos principios de prevención, que contemplan:

-Evitar los riesgos.

-Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.

-Combatir los riesgos en su origen.

-Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de los equipos de trabajo y los métodos de trabajo y de producción.

-Tener en cuenta la evolución de la técnica.

-Sustituir lo peligroso por lo que entraña poco o ningún peligro.

-Planificar la prevención buscando un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo.

-Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.

-Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.

  • Eliminación del peligro

El método más eficaz de controlar los riesgos consiste en eliminar por completo el peligro. Ello puede entrañar un cambio a un proceso alternativo que no dé lugar a la generación de CEM intensos. Un ejemplo podría consistir en pasar de la soldadura por resistencia eléctrica a la soldadura con láser. Se reconoce, no obstante, que ello no será siempre viable. A menudo no existirán procesos alternativos o bien las alternativas disponibles introducirán otros tipos de peligros (en el ejemplo anterior, la presencia de un haz láser de alta potencia que podrían generar riesgos iguales o mayores para los trabajadores).

La eliminación de peligros entraña a menudo rediseñar todo el proceso y efectuar cuantiosas inversiones en nuevos equipos. De este modo, solo será viable durante la configuración inicial o en el marco de un proceso importante de adquisición de nuevas herramientas. Sin embargo, en tales ocasiones deben tenerse en cuenta los medios alternativos de lograr el mismo fin sin generar CEM intensos.

  • Sustitución por procesos o equipos menos peligrosos

Un método eficaz de reducir los riesgos derivados de la exposición a los CEM consiste en sustituir los procesos o equipos existentes por otros que generen menos CEM. Por ejemplo, en su forma más sencilla, la soldadura dieléctrica de plásticos puede entrañar un elevado nivel de exposición del operario a CEM de radiofrecuencia radiados e, incluso, a riesgos de quemaduras derivadas de tocar los electrodos expuestos. Normalmente, será viable diseñar equipos que incorporen un apantallamiento que limite la magnitud de los campos radiados, a menudo en combinación con un proceso automatizado que aumente la separación entre el operario y los electrodos.

En caso de que los riesgos no puedan reducirse por eliminación o sustitución, será necesario introducir medidas adicionales. Los empresarios tienen a su disposición numerosas opciones para lograr este fin y, en general, serán preferibles las medidas técnicas y organizativas, que ofrecen protección colectiva.
Riesgos asociados a las altas frecuencias

La exposición a campos de alta frecuencia (100 kHz a 300 GHz) por debajo del nivel de actuación (NA) pertinente puede causar interferencias en el funcionamiento normal de dispositivos médicos implantados activos o en dispositivos médicos corporales. Un eventual funcionamiento defectuoso podría tener consecuencias graves. Los implantes médicos metálicos pasivos pueden actuar como antenas absorbentes, lo que daría lugar a un incremento local de la exposición de los tejidos a la RF y a una posible lesión.

El primer indicio de exposición a campos de alta frecuencia puede ser la sensación de calor, conforme el campo calienta al trabajador o determinadas partes de su cuerpo, aunque no es un indicio concluyente. También es posible ‘oír’ campos pulsátiles de entre 300 kHz y 6 GHz, que los trabajadores expuestos percibirían en forma de chasquidos, zumbidos o silbidos.

Una exposición prolongada puede dar lugar a un aumento de la temperatura corporal. Un aumento de unos pocos grados puede ocasionar confusión mental, fatiga, dolor de cabeza y otros síntomas de estrés térmico. Otros factores concomitantes son la carga de trabajo físico, las condiciones de calor y humedad, la condición física del trabajador, el grado de hidratación, el tipo de ropa.

Una exposición parcial del cuerpo puede producir un calentamiento localizado o “puntos calientes” en músculos u órganos internos y causar asimismo quemaduras superficiales que aparecen de manera instantánea al exponerse al campo. También podrían producirse lesiones internas graves sin que aparezcan quemaduras evidentes en la piel. Una sobreexposición local intensa puede causar daños en los músculos y los tejidos circundantes en las extremidades expuestas (síndrome compartimental medial), que se desarrollarán de inmediato o al cabo de unos días, a lo sumo.

También puede producirse una disminución temporal del recuento de espermatozoides en caso de exposiciones que ocasionen un calentamiento sustancial de los testículos y el calentamiento puede entrañar el riesgo de aborto durante las primeras fases del embarazo.

El ojo es sensible al calor y una exposición muy elevada, muy por encima del VLE, puede causar la inflamación de la esclerótica, el iris o la membrana conjuntiva.


La evaluación de riesgos exige identificar las actividades y los equipos origen de los campos electromagnéticos


El ponente indicó pautas básicas para gestionar el riesgo por CEM en los lugares de trabajo

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