Más finos y ecológicos: breve historia de los guantes de protección
Zakir Abdi, director de Investigación y Desarrollo de Midas Safety
03/04/2024Las manos siguen siendo una de las partes del cuerpo más vulnerables en el lugar de trabajo. Según datos de Eurostat, las “extremidades superiores” (que incluyen las manos) son responsables de casi 4 de cada 10 accidentes laborales no mortales en Europa. La Oficina de Estadísticas Laborales de EE UU registró más de 238.000 lesiones en las manos en los dos últimos años. Dado el nivel de riesgo, el uso de guantes de protección es esencial para muchos trabajadores.

El trabajo cambia, los guantes también
Si miramos dentro de una fábrica de hace unas décadas atrás, hay algo que salta inmediatamente a la vista: los componentes eran, por lo general, más grandes y voluminosos que ahora. Una forma fácil de entenderlo es comparar las modernas pantallas planas con los televisores de hace 30 años. Desde entonces, hemos asistido a una tendencia sin precedentes hacia la miniaturización que continúa hasta nuestros días, impulsada por la industria electrónica. Los requisitos de protección de las manos han evolucionado en consecuencia.

En el pasado, el trabajador industrial promedio, manipulaba piezas relativamente grandes, lo que significaba que la destreza no era una prioridad. En consecuencia, los guantes solían ser gruesos y voluminosos, ya que la seguridad era a menudo la única preocupación. Por el contrario, hoy en día muchos trabajadores manipulan componentes mucho más finos, lo que significa que la comodidad y la destreza son esenciales.
Paralelamente a la miniaturización, las fábricas han experimentado la llamada cuarta revolución industrial. Se han automatizado procesos de fabricación por completo y los robots sustituyen cada vez más tareas manuales. Según la Federación Internacional de Robótica, el número mundial de robots industriales operativos ha aumentado una media del 13 % anual desde 2017, hasta alcanzar casi cuatro millones de unidades en 2022. Una consecuencia de esta tendencia es que los robots ahora pueden manejar la mayoría de las piezas más pesadas y voluminosas, mientras que las tareas que requieren una gran destreza están reservadas para los humanos. Una vez más, los guantes de protección deben permitir estas tareas en lugar de obstaculizarlas.
Además, cada vez hay más conciencia de cómo la protección de las manos puede afectar a la calidad de los productos electrónicos de alto valor. Un ejemplo es la descarga electrostática (ESD), que puede dañar los microchips y otros componentes electrónicos durante la fabricación. Los guantes con propiedades antiestáticas se han convertido en la norma en estos entornos.

De fino a más fino
Pero en los últimos años, los fabricantes de máquinas de tejer, los desarrolladores de materiales y los fabricantes de guantes como Midas Safety han unido sus fuerzas para superar los límites de la delgadez. Materiales como el tungsteno y el polietileno de alta densidad, combinados con una maquinaria de tejido más avanzada y un mejor diseño de guantes, han llevado al desarrollo de guantes tan finos como los de galga 21. Estos guantes son casi como una segunda piel y ofrecen un peso significativamente reducido y una excelente protección contra los cortes.

Sostenibilidad e innovación van de la mano
La sostenibilidad es otro factor significativo que impulsa la evolución de los guantes de protección. Según un informe de Deloitte, casi 1 de cada 2 empresas “animan o exigen a sus proveedores y socios comerciales que cumplan criterios específicos de sostenibilidad medioambiental”. Los proveedores de EPI no son una excepción.
Hasta hace poco, la huella medioambiental de los EPI no era una de las principales preocupaciones, pero hoy en día la demanda de EPI más sostenibles es cada vez mayor. Desde la pandemia de covid-19, la concienciación pública sobre los residuos plásticos procedentes de las mascarillas y guantes desechados es máxima.
Los fabricantes de guantes como Midas Safety se están replanteando su proceso de producción para minimizar las emisiones y los residuos. Desde la adopción de fuentes de energía renovables y la reducción del consumo de agua durante la fabricación hasta el cambio a envases fabricados con materiales reciclados, existe una tendencia hacia un modelo de fabricación más circular. Midas Safety también está rediseñando sus productos bajo el prisma de la sostenibilidad. Un ejemplo es la sustitución de los soportes de algodón —usados habitualmente en los guantes— por materiales no tejidos. Estos materiales, utilizados habitualmente para el embalaje, requieren mucha menos agua que el algodón. Para poner las cosas en perspectiva, se necesitan unos 2.700 litros de agua para fabricar una camiseta de algodón.

A medida que se aceleran las tendencias hacia la miniaturización, la automatización y la sostenibilidad, los humildes guantes seguirán evolucionando para mejorar la seguridad, la comodidad y la productividad de los trabajadores. Con empresas como Midas Safety comprometidas con objetivos medibles de sostenibilidad, los EPI como los guantes pueden ser parte de la solución para un futuro más ecológico.