Aimplas investiga con microorganismos y fagos para acelerar la biodegradación de bioplásticos
La creciente preocupación por la gestión de residuos plásticos y la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles han impulsado el desarrollo de bioplásticos, cuya producción mundial podría alcanzar los 5,7 millones de toneladas en 2029, según la asociación European Bioplastics. Sin embargo, la degradación completa de estos materiales en las instalaciones de compostaje y digestión anaerobia existentes no siempre está garantizada, lo que plantea retos ambientales y limita el aprovechamiento de los residuos.
Una solución innovadora y accesible
El proyecto se centra en dos líneas complementarias: por un lado, se emplean fagos que actúan sobre bacterias que dificultan la degradación de los bioplásticos, favoreciendo la actividad de los microorganismos beneficiosos. Por otro, se potencia la presencia de microorganismos activos en la descomposición, introduciéndolos en el proceso para reforzar la biodegradación.
En palabras de Gadaleta, ‘la clave está en identificar los microorganismos más activos y garantizar que se encuentren en cantidad suficiente para que el proceso biológico de descomposición sea realmente eficiente’. La eficacia de estas técnicas se evaluará en distintas escalas —laboratorio, piloto e industrial— y se contrastará con ensayos de biodegradación y fragmentación regulados por la normativa vigente.
Beneficios ambientales y para las empresas
El proyecto MICROFAGO no solo contribuye a la sostenibilidad ambiental, sino que también ofrece ventajas prácticas para empresas y plantas de gestión de residuos. Gadaleta explica que ‘gracias a este enfoque, es posible integrar la biodegradación de bioplásticos compostables en los procesos actuales sin necesidad de realizar grandes inversiones en nuevas infraestructuras. Es una solución que aporta un beneficio inmediato para el sector’.
El resultado esperado es el desarrollo de un proceso innovador que acelere la biodegradación de los bioplásticos compostables de manera segura para el medio ambiente, alineado con los principios de la economía circular. El proyecto busca impulsar la valorización de los residuos, tanto en forma de materia como de energía, y contribuir a reducir el impacto ambiental de los plásticos.
La iniciativa cuenta con financiación del Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación (IVACE+i), a través del programa de Proyectos Estratégicos en Cooperación en su convocatoria de 2024, así como con fondos FEDER.



























