La transformación del reciclaje químico de plásticos en Europa exigirá una inversión superior a 400.000 millones de euros
Un nuevo informe elaborado por la consultora Bain & Company advierte de que el reciclaje químico de plásticos en Europa, pese a la presión regulatoria y los objetivos empresariales de sostenibilidad, continuará siendo una actividad poco rentable durante las próximas décadas. El estudio, publicado el 8 de julio de 2025, señala que alcanzar la paridad de costes con la producción de plástico virgen podría requerir entre 20 y 30 años, además de una inversión acumulada de más de 400.000 millones de euros, de los cuales 270.000 millones corresponderían a una prima entre incentivos, precios y márgenes. El análisis propone un enfoque sistémico, apoyado por políticas públicas adecuadas, como vía para lograr que la demanda del mercado termine impulsando el reciclaje químico.
Actualmente, reciclar poliolefinas —uno de los termoplásticos más utilizados— cuesta en Europa más del doble que producirlas nuevas. Según indica Bain & Company, “las fuerzas del mercado por sí solas no son suficientes para impulsar el cambio, ya que la demanda de los clientes es muy sensible al precio y los volúmenes son demasiado limitados para generar beneficios sustanciales en términos de costes”.
La regulación, elemento clave para reducir la brecha entre oferta y demanda
El informe sostiene que “las políticas públicas podrían desempeñar un papel clave para reducir la brecha entre la oferta y la demanda”. Al igual que en los casos del diésel o de los combustibles sostenibles de aviación, la consultora sugiere que las empresas europeas del sector del plástico podrían comenzar con “requisitos moderados e incrementar progresivamente los porcentajes obligatorios de incorporación de material reciclado”. Como ejemplo, el análisis apunta que “una regulación que aumente la penetración en el mercado de productos plásticos reciclados en apenas un 1% o 2% anual podría desbloquear más del 15% del mercado de los plásticos en 2040”.
Esta vía regulatoria, según el estudio, permitiría “un crecimiento sostenido con requisitos de capital manejables, una rentabilidad saludable y una erosión mínima de los márgenes”.
La rentabilidad futura dependerá de la escala y el avance tecnológico
Pablo Cornicelli, socio de Bain & Company, destaca que “el análisis indica que el reciclaje químico podría volverse competitivo frente a la producción de nuevo plástico una vez que se alcance un volumen acumulado global de 650 millones de toneladas métricas de poliolefinas recicladas mediante pirólisis”. Esta previsión parte de “un precio del plástico virgen de 1.250 euros por tonelada métrica” y está sujeta a factores como “las tarifas de entrada y las condiciones generales del mercado”. Según Cornicelli, “esto podría llevar al menos entre 20 y 30 años y, para entonces, el plástico reciclado representaría aproximadamente entre el 20% y el 30% de la demanda total”.
La consultora subraya que, a largo plazo, “el avance tecnológico y la creciente experiencia operativa permitirán mejorar significativamente la eficiencia de costes, lo que facilitará cerrar la brecha con la producción de plásticos vírgenes”. Actualmente, el sector está invirtiendo en tecnologías que abarcan toda la cadena del reciclaje, desde la clasificación y separación de residuos hasta el pretratamiento y procesamiento.
Alianzas, normativas, comunicación y flexibilidad: claves estratégicas
El informe identifica tres vías fundamentales para que los productores de plásticos lideren el desarrollo del reciclaje químico. En primer lugar, insta a “crear alianzas con otros sectores para asegurar el acceso a materias primas de calidad y aprovechar las ventajas del ‘coste verde’”. En segundo lugar, recomienda “implicarse en la definición de normativas y comunicar mejor los beneficios del plástico reciclado”. Por último, propone “apostar por modelos de negocio flexibles e innovadores que combinen el reciclaje químico y mecánico”, con el objetivo de diversificar materiales y aplicaciones.
Cornicelli concluye que “para que el reciclaje químico se convierta en una solución viable a gran escala, es necesario un enfoque sistémico respaldado por una regulación adecuada. Una vez alcanzada una masa crítica, esta tecnología podrá dejar de depender de subvenciones y empezar a estar impulsada por la propia demanda del mercado. Ese punto de inflexión marcaría un cambio decisivo, haciendo del reciclaje químico una opción competitiva y sostenible a largo plazo”.



























