Espai Baronda, un espacio plurifuncional con historia
27 de junio de 2011
La rehabilitación del edificio ha respondido a criterios de absoluto respeto a los materiales originales, así como a la volumetría del edificio. Así, el ladrillo cerámico aparece en la envolvente, en forma de doble piel perforada, en las caras este y oeste, lo que genera por un lado un respeto formal y volumétrico a la configuración original, y por otro, un auténtico ‘colchón térmico’ en donde se ubican todo tipo de maquinarias e instalaciones, registrables todas ellas mediante pasarelas de religa metálica, liberando así la visual del conjunto y en especial su quinta fachada de cualquier perturbación de instalaciones vistas.
Un gran hall, a doble altura, da la bienvenida al visitante, en una planta en forma de ‘T’. Una pasarela vidriada suspendida de cubierta conforma la pretendida sensación de ligereza de tal elemento conector. Tal hall ejerce de función distribuidora a los espacios resultantes, a la vez que posibilita la disposición de exposiciones temporales, entre ellas la bienal de cerámica de la localidad, pasarelas de moda, presentaciones cívicas, etc. Un espacio dotado en definitiva de una amplia flexibilidad funcional, para adaptarse a múltiples eventos. Su componente de gran potencia escénica y visual queda potenciada salvaguardando su atmósfera industrial previa.
Simultáneamente, un gran espacio para seminarios y conferencias, subdivisible en 3 salas para pequeños y medianos formatos, aparece para dotar de equipamientos complementarios al conjunto de empresas y actividades. La pretendida sinergia de usos entre la iniciativa privada y la pública se manifiesta aquí en toda su potencia con la multiplicidad de usos y de horarios de todos los espacios, pues tales salas así como el gran hall central son compartidos con la ciudadanía, a través del propio Ayuntamiento que dispone de nuevas áreas de exposición y cívicas.
La reconstrucción de los lucernarios originales, así como la luz tamizada de la doble piel de fachada, aportan una gran luminosidad a todos los espacios interiores, potenciado ello por la doble altura del hall que atraviesa en su mayoría la planta del edificio.
Una nueva plaza pública, anexa a la actuación potencia el ‘grapaje’ urbanístico del complejo, que se complementa con una pasarela peatonal y un ascensor, que ayudan a salvar el importante desnivel que genera la antigua riera existente, urbanizada con anterioridad y convertida en el Parc dels Torrents de gran calidad paisajística.
Bajo la plaza, en el aparcamiento, la luz natural baña todos sus rincones a través de variadas ‘fisuras’ y además aparecen elementos vegetales que nacen en el subsuelo a través de los patios en el espacio público superior.
La innecesaria aparición de ventilaciones forzadas se agradece desde un punto de vista presupuestario y de ahorro energético y visual, así como el notable ahorro lumínico durante la mayor parte del día de la jornada laboral. De esta manera, un espacio como el aparcamiento, generalmente ‘maltratante’ y maltratado visualmente, se convierte en una casi ampliación del espacio público, acompañado de un colorido extra aportado por el diseño gráfico de la señalética y numeración.
Una nueva piscina pública anexa completa el gran abanico de actividades del conjunto, aprovechando la cimentación del antiguo edificio para generar la zona de vestuarios y servicios, de forma que su integración paisajística en el territorio se produjo sin sobresalto alguno. La quebrada línea de la lámina de agua ayuda también en el aspecto integrador pretendido.
Un ejemplo, en definitiva, de auténtica economía sostenible, a través de las necesarias sinergias entre las iniciativas privada y pública, que han permitido y posibilitado la rehabilitación de una antigua ‘factoría cerámica’ condenada a su derribo, a la que se ha dotado de nuevos usos acorde con los tiempos.



