Los retos de la Ingeniería Civil en crisis política

Hace justo un año, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, titulábamos el comienzo de 2023 como '¿Qué esperar en Ingeniería Civil en el año de las elecciones?', sin ser conscientes del adelanto electoral que vendría unos meses después.

Tras un año complicado, políticamente hablando, lo cierto es que en el ámbito de las Obras Públicas hemos sufrido cambios importantes. El más destacado, sin duda, la división del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y el Ministerio de Vivienda (un trabalenguas gubernamental, sin duda).

Esta escisión supone dotar a cada uno de los ámbitos fundamentales del anterior organismo de un protagonismo superior. Dos ministros pasan ahora a dirigir los mismos, siendo Isabel Rodríguez ministra de Vivienda y Óscar Puente el máximo responsable de Transportes y Movilidad Sostenible.

Esto ya se intuía en nuestro anterior artículo, donde se ponían en relevancia las partidas destinadas, en los Presupuestos Generales del Estado, al antiguo MITMA. Este disponía de 21.273 millones de euros. De ellos, 3.400 millones de euros se dedicaban al parque inmobiliario español.

Con estas cifras, estaba clara la prioridad del Gobierno en un momento decisivo para la inversión pública, si tenemos en cuenta los miedos a una nueva crisis económica europea. Y, más allá de la política, hablemos de Ingeniería Civil.

Así, los grandes retos del nuevo Ministerio, dirigido por Óscar Puente, pasan por la digitalización y la modernización de construcciones y de servicios que destacan entre los países vecinos pero que todavía requieren de mucha conservación… y dinero.

Puente, ante la Comisión de Transportes y de Movilidad Sostenible del pasado enero, manifestó dichas líneas estratégicas en el marco de lo que definió como un acuerdo de país en torno a las infraestructuras: “la transformación de España, la descarbonización del sistema de transporte y la transición hacia una movilidad sana, sostenible y segura”.

Un discurso que se viene produciendo durante años y que, poco a poco, va calando también en el sector de la Construcción. La apuesta, cómo no, por las infraestructuras verdes pasa por el ferrocarril. Ya hemos hablado, en multitud de ocasiones, de las ventajas de este considerado transporte poco contaminante, pero, en el caso español, todavía queda mucho por hacer.

Ya con las obras iniciadas del Corredor Mediterráneo y el Atlántico, el resto de la península clama por mejoras en los servicios ferroviarios del país. Especialmente, no se nos olvide, Extremadura.

A ello, parece que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible se ha puesto manos a la obra: plantea cambios normativos, también en la Ley del Sector Ferroviario y la mejora de los servicios al usuario.

El tren no lo es todo en el mapa de la Ingeniería Civil de España. Dentro de los planes del Ministerio no podía faltar una de las grandes infraestructuras de nuestro país y las protagonistas, nos guste o no, de nuestro día a día. Hablamos de las carreteras y de la necesidad de conectarlas a las últimas tecnologías. Por un lado, para conocer su estado real y necesidad de conservación. Por otro, para emitir información en tiempo real a sus usuarios. La intermodalidad, que comienza por el uso indiscriminado de todas las fórmulas de transporte, depende del móvil. Y esto, por supuesto, se ha de aplicar también a las autopistas.

Se ha de extender, asimismo, al transporte de las mercancías, uno de los ámbitos destacados por el Ministerio en todas sus modalidades: aire, tierra y mar. Se clama a la descarbonización con un plan de ayudas todavía sin implantar al 100% en un mercado totalmente atomizado en pequeñas empresas, muchas de ellas unipersonales, que no pueden acceder a vehículos eléctricos.

Además, por supuesto, nos encontramos, dentro de los planes del Ministerio, con los proyectos de ampliación de infraestructuras clave en el transporte de viajeros y de mercancías: hablamos de los puertos y de los aeropuertos y de su conexión, como no podía ser de otra manera, con otros medios de transporte como el aclamado tren, el cual vive su época dorada.

Electrificación en todos los ámbitos (también para los grandes buques y aviones) y mucha mucha inversión, incluso para construcciones tan 'polémicas' en los últimos años como los aeropuertos, debido a las emisiones de los aviones en el transporte de viajeros. Así, se ampliará Madrid-Barajas-Adolfo Suárez y Josep Tarradellas Barcelona-El Prat

Un puzzle difícil, imprescindible y algo contradictorio (teniendo en cuenta la Agenda 2030 en algunos de los puntos planteados) que, además, ha de contar con otra pieza suelta: la falta de profesionales.

Si bien en todos los medios de comunicación y en los canales oficiales del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible se habla de las inversiones y de los cambios que se van a realizar en materia de infraestructuras, poco se incide sobre la falta de personal para llevarlo a cabo.

Los últimos estudios del sector hablan de un grave problema de relevo generacional en la Construcción, algo que parece no haber llamado la atención de nuevas medidas en el ámbito y por parte del Gobierno.

Mientras el Ministerio de Transportes intenta llevar a cabo una profunda remodelación de las infraestructuras, el Ministerio de Educación no da respuesta sobre la existencia de Grados blancos, sin atribuciones en el mercado laboral, ni sobre la homogeneización de la Ingeniería en España, fundamental para la digitalización y la modernización de las construcciones.

Así, por tanto, una vez más, nos encontramos en la disyuntiva de continuar con los avances a contracorriente y sin personal cualificado o parar con el desarrollo social que las reformas conllevarían, al no contar con un relevo generacional suficiente.

De nuevo, se requieren medidas globales y holísticas, promovidas por grandes expertos del ámbito de la Ingeniería Civil, dado que cualquier cambio en las infraestructuras ha de ir de la mano de la experiencia y del conocimiento de nuestros Ingenieros Civiles. De otra manera, el fracaso nos estará esperando en la siguiente estación.