Un futuro compartido para una industria esencial
El VII Congreso Nacional de Áridos ha vuelto a demostrar que somos mucho más que una industria extractiva: somos un sector esencial, estratégico y profundamente comprometido con el desarrollo sostenible de nuestro país. Durante tres intensos días, Córdoba se convirtió en el punto de encuentro de más de mil profesionales que compartieron una convicción común: que sin áridos no hay progreso posible.
Cada día, a menudo sin ser plenamente conscientes, todos los ciudadanos dependemos de estos materiales que hacen posible la vivienda, la movilidad, la energía y las infraestructuras. Pero detrás de cada tonelada extraída hay una historia de esfuerzo, innovación y responsabilidad. La minería de áridos española ha protagonizado en los últimos años una verdadera revolución silenciosa: digitalización, sostenibilidad, igualdad, seguridad laboral y comunicación son hoy los pilares de una nueva forma de entender nuestra actividad.
El Congreso ha sido, una vez más, un espacio de unidad y de orgullo colectivo. Administraciones, empresas, universidades y sociedad civil se han encontrado en un mismo foro para debatir sobre el futuro de un sector que avanza con paso firme hacia la neutralidad climática y la economía circular. Hemos comprobado que las metas que nos marcamos en la Estrategia Áridos 2030 siguen plenamente vigentes, y que su despliegue debe acelerarse si queremos garantizar la autonomía mineral y la competitividad de España en el contexto europeo.
El debate técnico se ha entrelazado con una reflexión más amplia sobre nuestro papel en la sociedad. Los áridos construyen mucho más que carreteras o edificios: construyen cohesión territorial, oportunidades y bienestar colectivo. Necesitamos que la ciudadanía perciba que somos aliados de la sostenibilidad, que trabajamos desde la transparencia y la innovación.
El Congreso ha dejado numerosos ejemplos de ese compromiso tangible. Los Premios Nacionales de Desarrollo Sostenible y los de Minería y Vida han mostrado que la excelencia técnica y la responsabilidad ambiental pueden ir de la mano. Las donaciones solidarias, la colaboración con asociaciones, la compensación de la huella de carbono y la participación de escolares y universidades demuestran que la sostenibilidad, para nosotros, no es un eslogan: es una forma de actuar y de vivir.
También ha sido un congreso profundamente humano. Hemos hablado de personas: de los trabajadores que cada día garantizan la seguridad en las explotaciones, de los técnicos que investigan nuevas tecnologías, de los jóvenes que se preparan para recoger el testigo. Iniciativas como el primer encuentro Spain Skills Extracción de Áridos o las becas universitarias son la mejor inversión en el futuro de la profesión.
Como director general de la Federación de Áridos, me siento especialmente orgulloso de la madurez y la unidad demostradas por el sector. Hemos pasado de defendernos a proponer, de justificarnos a liderar. Y lo hacemos con la serenidad de quien sabe que su trabajo es imprescindible para un país más sostenible, resiliente y justo.
Como responsable de la organización del evento, deseo dedicar unas breves palabras de agradecimiento a todos los sponsors, expositores, periodistas, representantes de las administraciones e instituciones que nos han apoyado y, por supuesto, a todos los comunicadores y ponentes. Todos ellos nos han acompañado y lo han hecho posible. Sin olvidar a todos los miembros del equipo de la FdA que, literalmente, se han desvivido por asegurar no solo el éxito del congreso, sino sobre todo, por dotarlo de ese alma humana que lo convierte en único, irrepetible y entrañable.
Los áridos son sinónimo de progreso, de equilibrio territorial y de compromiso con las generaciones venideras. La Federación de Áridos seguirá trabajando para que esa visión se mantenga viva y se traduzca en acción. Porque el VII Congreso no fue un punto final, sino el inicio de una nueva etapa en la que la industria, la administración y la sociedad caminarán todavía más unidas, hacia un horizonte común.
