Las tijeras, un mundo en sí mismo

Ejemplo de tijera de esculpir con dientes en escalera.

Dentro de las dentadas, además, existen las chunker, tanto de esculpir como de entresacar, aunque estas últimas no son muy utilizadas en peluquería canina. Aquí nos encontramos con distintos tipos de dientes, algunos de ellos difíciles de encajar en un solo tipo de tijera, como la chunker o la de esculpir, pudiendo ser microdentados, dentados o divididos en forma de escalera, muy difíciles de afilar sin que pierdan su patrón original, no quedando algunas veces más remedio que eliminarlos debido al daño que presentan.

Microdentado sobre filo de navaja. Cara externa de la pala.

No obstante, hay tijeras destinadas a usos más concretos. Las rectas microdentadas de pala ancha suelen usarse para los trabajos más duros, como trabajar en sucio o cortar rastas. Las rectas o curvas de filo de navaja son las más delicadas. Debemos trabajar con ellas siempre sobre pelo limpio, si las usamos sobre pelo con laca o productos similares, tendremos que limpiarlas. Finalmente, las tijeras dentadas tanto rectas como curvas permiten dejar un buen acabado. La rapidez y el pulido final dependerán del tipo de dientes, de su tamaño y de la separación entre ellos.

Existen más combinaciones de tipos de filos y tijeras, pero estas son las más comunes, sin obviar su ergonomía, que es la encargada de que las manos de los profesionales no sufran a la hora de realizar los cortes.

Según su ergonomía, las tijeras pueden ser offset, semi offset y simétricas. Las más ergonómicas son las dos primeras, pues las simétricas suelen ser bastante incómodas, haciendo que se adopten posturas forzadas. En las curvas, no queda más remedio que sean simétricas, ya que se usarán en ambos lados, aunque, aun así, tenemos tijeras simétricas ergonómicas que se adaptan a la mano, donde el pulgar y el anular se encuentran cómodos, no causando problemas en las muñecas.

Las chunker curvas son una maravilla para redondear, aunque están dirigidas principalmente a los peluqueros con experiencia. El principal problema de su uso es que se pueden quedar clavadas entre sus dientes debido a que se ha ejercido demasiada presión con el dedo pulgar, quedándose el filo de la hoja lisa atascado entre dos dientes de la pala contraria, en algún punto. En los filos rectos, ejercer demasiada presión ocasiona un gran desgaste de los filos, lo que provoca que se vuelvan romos y dejen de cortar. Existen formas para intentar revertir esto, aunque en la mayoría de las ocasiones la solución pasa por afilarlas.

Otro punto a tener en cuenta para el mantenimiento de las tijeras es su limpieza, vital para prolongar la vida de sus filos. La suciedad del pelo, la humedad, los restos de piel muerta, laca o acondicionador, e incluso las pequeñas partículas metálicas resultantes del desgaste tienen que ser eliminadas de las palas. Puede hacerse de forma muy sencilla y sin necesidad de desmontarlas. Tan solo hará falta usar un spray refrigerante-lubricante para limpiar, con la tijera abierta en cruz, la zona a la que no se tiene acceso, ya que es ahí donde se acumula gran cantidad de suciedad. Así, se aplicará el producto en esta parte interna hasta que la suciedad salga por el otro extremo, retirando el exceso con papel. Posteriormente, con otro papel impregnado en alcohol, limpiaremos palas y filos frotando sobre ellos.

En el caso de quedar restos o aceite en los filos, podría ser que las tijeras no cortasen. Ya que estamos en este punto, si el filo es microdentado debe limpiarse de forma lateral. De este modo, la zona interior que queda entre los dientes en forma de sierra quedará limpia, obteniendo mejores resultados de corte.

Si bien antes, cuando una tijera caía al suelo, rompiéndose la punta de una pala, se tenía que tirar o dejar la otra pala igual para poder seguir usándola, a día de hoy, recortar la punta se hace a posta por los beneficios que se obtienen a la hora cortar rastas y cordones, entre otros trabajos. Esto es así porque la tijera ya no flexionará por su extremo, ya que su nueva punta, con esta modificación, será mucho más robusta. Donde mejor se refleja este efecto es en la tijera de pala ancha. Si tienes una tijera con la punta de la pala partida, ya sabes cuál puede ser su próximo destino.

Las puntas de las tijeras también “sufren” de otra forma, que no suele verse a simple vista, pero el desgaste normal de la herramienta y los micro golpes que recibe a diario la dañan considerablemente. Es por eso que debemos sanearlas con cada afilado, redondeando lo justo y necesario para devolverles su forma original y eliminar los desperfectos.

En algunas ocasiones, los afiladores nos encontramos con tijeras gravemente dañadas por afilados no profesionales, donde se ha eliminado mucho material, perdiendo el filo, la mitad de la pala, geometría e incluso donde las puntas han quedado tan finas como un alfiler, pudiendo causar heridas en la piel.

Con todo, para prolongar la vida útil de las tijeras debemos:

• Cerrar totalmente las tijeras antes de apoyarlas sobre cualquier lugar.
• Limpiar con spray el entorno del interior del tornillo o punto de pivotaje, y seguido limpiar con papel impregnado con alcohol el resto de la herramienta.
• No utilizar soportes imantados.
• No utilizar lapiceros o cajas donde no se obligue a la tijera a permanecer cerrada.
• No utilizar colgadores donde la tijera pueda quedar abierta, o donde sus palas queden encajadas en el centro. Siempre deberá apoyar en la zona que va desde el tornillo hasta los dediles.
• Coger la tijera de forma correcta, con los dedos anular y pulgar en sus anillos.
• En lo posible, mantenerlas alejadas de la humedad. Si se mojaran, deberíamos secarlas con papel o podrían oxidarse en el caso de secarse solas.
• No usar la tijera por más de una persona.

La tijera solo tiene una mano. Con esto quiero decir que una tijera debe ser usada por una sola persona. Cada profesional ejerce presión sobre ella de forma distinta y, debido al desgaste por su uso, la herramienta se va adaptando a la forma de hacer presión de cada peluquero y a la zona que más se usa de ella. Cuando cortamos con la tijera de otra persona, podemos sentir que no corta bien o que directamente no lo hace, pero para su legítimo dueño lo hará perfectamente.

Así, la presión a realizar dependerá de la tijera y de su filo, del tipo de pelo e incluso de la cantidad a cortar, pero en todo caso deberá ser la justa. Un punto a tener en cuenta sobre la tensión es que, debido al desgaste cotidiano, la tijera tiene tendencia a aflojarse. Si trabajamos con ella así, aunque volvamos a ajustar la tijera con su tensión original, no cortará y tendremos que afilarla.