Claves técnicas para mantener los rosales en flor durante todo el verano
Harry Bodell, experto en jardinería de PriceYourJob.co.uk, detalla las estrategias fundamentales para lograr que los rosales prolonguen su floración estival. Desde la elección del emplazamiento hasta el control de plagas, esta guía se orienta a profesionales del sector verde que buscan resultados sostenidos y de alto impacto visual.
Las rosas siguen siendo una de las especies más valoradas en diseño de jardines y paisajismo por su simbolismo, colorido y capacidad ornamental. Sin embargo, mantener su floración constante durante los meses de verano supone un desafío técnico que exige planificación, mantenimiento riguroso y una lectura precisa de las necesidades de la planta.
Según Harry Bodell, especialista británico en jardinería, el primer paso para garantizar un rendimiento floral prolongado es la ubicación estratégica del rosal. Se recomienda un emplazamiento con suelo bien drenado y una exposición solar de al menos seis horas diarias. El exceso de sombra o la retención de agua en la raíz puede comprometer la floración y favorecer enfermedades.
En segundo lugar, el uso de mantillo orgánico (como astillas de corteza o compost) cumple una doble función: retener la humedad del sustrato y evitar el crecimiento de malas hierbas. Bodell sugiere, además, colocar una capa de periódico bajo el mantillo para potenciar el aislamiento y reutilizar materiales.
El riego regular y profundo es otro de los pilares. Durante los días más calurosos, el aporte hídrico debe ser diario, complementado con un riego semanal más intensivo mediante manguera, lo que permite una hidratación eficaz a nivel radicular.
Desde el punto de vista nutricional, las rosas requieren fertilizantes ricos en fósforo para estimular la floración. La aplicación debe iniciarse en primavera y repetirse tras cada ciclo de floración hasta el otoño. En la gestión orgánica, las cáscaras de plátano troceadas se posicionan como una alternativa rica en potasio.
Otro procedimiento clave es el deadheading o eliminación de flores marchitas, lo cual impide que la planta consuma energía en la producción de semillas y redirige sus recursos a nuevas floraciones. Este trabajo debe realizarse con frecuencia, cortando justo por encima del primer conjunto de hojas.
Las plagas y enfermedades constituyen un riesgo latente para los rosales, por lo que es imprescindible implementar protocolos de inspección visual constante. La mancha negra y los pulgones son problemas comunes. Para estos últimos, se puede aplicar una solución casera de agua con unas gotas de detergente lavavajillas.
El diseño del jardín también juega un papel estratégico. La plantación de especies compañeras, como lavanda o caléndulas, puede contribuir al control biológico de plagas y mejorar las condiciones del entorno. Asimismo, es crucial prever protección frente al viento, utilizando barreras o cortavientos, y garantizar una adecuada circulación del aire mediante un espaciado correcto entre plantas.


















