Un uso eficiente del agua en nuestros espacios exteriores

Nuestro planeta azul contiene alrededor de 1386 millones de km³ de agua. Se calcula que el 97% es agua salada y solo el 2,5% del agua terrestre es potable. A pesar de su escasez, el consumo mundial de agua dulce ha aumentado en las últimas décadas.

La escasez de agua se volverá más común y tendremos que cambiar nuestro comportamiento, según advierte el informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. Según este documento, entre 2.000 y 3.000 de personas alrededor del mundo padecen falta de agua y se prevé este número ascienda en los próximos años dado el aumento de las sequías extremas y prolongadas. La falta de agua no solo afecta a los seres humanos, sino que los ecosistemas se van a ver alterados por la falta de este recurso, con consecuencias nefastas para las especies vegetales y animales.

Al aportar prácticas de jardinería eficientes con el uso del agua, podemos asegurarnos que nuestros jardines continúen prósperos y brindando todos los beneficios que aporta el medio natural a los seres humanos, al medio ambiente y a la reducción de gases de efecto invernadero.

En el subsuelo se encuentran zonas con aguas freáticas, embalses de agua subterránea que se forman por las infiltraciones producidas por la red de abastecimiento de las ciudades, la red de alcantarillado y el riego de los jardines. El aprovechamiento de las aguas freáticas para regar mediante la explotación de los recursos hidráulicos que se encuentran bajo tierra, supone un ahorro para los medios actuales de riego. Por ejemplo, Sevilla es una de las ciudades españolas que cuentan con agua embalsada en el subsuelo y utiliza este recurso para el riego de los parques de la ciudad.

Para poder localizar aguas freáticas habría que realizar un estudio técnico de acuerdo con la normativa de las ciudades, para cubrir las necesidades de una zona determinada. Estudios geotécnicos realizados en las zonas cercanas a los parques, podrían dar a conocer a través de sondeos la profundidad del agua y su calidad, para poder utilizarse en el riego de los jardines.

Las aguas residuales pueden llegar a ser reutilizadas para hacer frente a la creciente demanda de recursos hidráulicos destinados al riego de zonas verdes. A su vez es una forma de reducir el impacto sobre el medio ambiente y aportar nutrientes que fertilizan el suelo. La tecnología actual de las depuradoras, permite obtener efluentes de agua regenerados casi a un nivel tan alto como el agua potable. No obstante, el uso de estas aguas debe ser con meticuloso cuidado, debido a los posibles microorganismos presentes en el agua depurada.

El suelo desnudo y expuesto al sol se seca rápidamente y absorberá la humedad de las plantas cercanas. Cubrir la tierra con mantillo o abono favorece la retención de agua en el suelo, evita una evaporación temprana y aporta nutrientes beneficiosos para las especies naturales.

A la hora de diseñar un jardín, una de las tareas más importantes es la agrupación de especies. No todas las especies necesitan las mismas cantidades de agua, la agrupación de plantas con las mismas necesidades contribuye al ahorro de agua y energético. La utilización de sistemas de riego que ahorren agua como sistemas de goteo o mangueras exudantes, pueden ahorrar casi un 45% del agua que se evapora cuando se utilizan otros sistemas. Estos sistemas aportan agua directamente en la base de la planta y las cantidades son más reducidas. El conocimiento de las necesidades de nuestros jardines, favorecen a la conservación de un recurso cada vez más limitado como es el agua.