Los jardines de los Balcones del Golf y Monte Golf
Las amplísimas zonas verdes de esta urbanización, el parque lineal, el campo de golf, el monte de El Pardo y la Sierra de Guadarrama perfilada en el horizonte confieren una singularidad a este proyecto que realza la estrecha relación de la naturaleza con las viviendas, presente desde los primeros bocetos en una búsqueda constante que se concreta en el aspecto fragmentado de las edificaciones que permite disfrutar de tan privilegiado enclave, para ello todas las viviendas disponen de un espacio exterior privado de transición como prolongación de la propia vivienda.
La permeabilidad visual minimiza el impacto de la construcción, la integra en el paisaje, su perfil se recorta sobre la línea del horizonte, el movimiento de las terrazas le aporta dinamismo y percepción permanentemente cambiante.
Las construcciones abrigan y protegen un interior reservado a escala del hombre, a la vez que lo ponen en relación con el parque lineal público, espacios que se modelan por la luz filtrada y tamizada a través de grandes aperturas, que los ponen en relación directa con la naturaleza.
La propuesta de las zonas verdes se ejecutó en dos fases, acompañando a cada fase de construcción de las viviendas, pretendiendo generar un paisaje de contemplación y de paseo, con intención de ordenar visualmente, integrar las dos fases, enlazar y armonizar todo el espacio de actuación ya conjunto con el inmediato descrito.
Gran parte de los jardines, más de 2.500 metros cuadrados, se sitúan sobre las cubiertas de los garajes, gimnasio, piscina interior, trasteros y otros espacios.
La vegetación, junto con los modelados del terreno y el diseño de los paseos, favorecen la creación zonas estanciales y de descanso, en donde se ubican bancos, algunos bajo la sombra de árboles. Gran parte de las circulaciones, resueltas en su mayor parte con diferentes acabados de hormigón, serpentean entre grandes masas de vegetación y colinas que ayudan a resolver los jardines sobre cubiertas, generando distintos ámbitos en un mismo espacio.
Una topografía particular con unas curvas de nivel muy orgánicas, con colinas y vegetación compuesta de distintas asociaciones vegetales, va enlazando los distintos ámbitos, dando lugar en su conjunto a pequeños jardines y bosques, donde el contraste entre las distintas texturas de la vegetación, sus volúmenes, los colores de las floraciones y la configuración del terreno, juegan un papel fundamental en el apoyo a la integración de los edificios, conectándoles mediante paseos y componiendo la nueva trama de la urbanización.
Las edificaciones se distribuyen como prismas que levitan sobre el tapiz natural, se extienden y dibujan un damero vegetal que conforma distintas áreas de estancia, el juego de volúmenes, la proporción, la escala, los materiales sus variantes texturas y colores, los grandes vuelos de las terrazas y la cubierta vegetal conforman una tectónica cambiante en cada época del año, reflejo de la naturaleza que la rodea, con la incidencia solar como elementos de integración para conformar un nexo de unión entre arquitectura y paisaje que dialogan potenciándose mutuamente, sus elementos se conciben como una prolongación de la riqueza ambiental y paisajista circundante.
Todas las personas en sus recorridos pasan a través de arboledas, masas de arbustos, algunos con un marco de plantación muy estrecho que nos trasladan a la idea del bosque y sotobosque con las plantaciones que tapizan sus pies. Esta idea se transmite también con el paso de la luz que según el momento del día atraviesa las copas de los árboles a distintas alturas dando lugar a un juego de luces y sombras en los pavimentos, en donde se imprimen de forma temporal las formas vegetales.
Desde el final del invierno hasta el comienzo del otoño, las floraciones de árboles, arbustos y plantas se van dando el relevo. Antes del comienzo de la primavera, los cerezos en flor anuncian el final del invierno, dando paso a la siguiente estación con otra especie de cerezo, a la vez que perales, manzanos de flor, cornejos y arces remarcan la inequívoca primavera año tras año. El aumento de las temperaturas y de la luz desencadena en brotaciones y floraciones sucesivas trasladándonos hasta la estación estival, donde diversas vivaces tapizantes y arbustos de flor exponen su máxima expresión de colores y texturas.
Cambios cromáticos con diferentes tonalidades de vegetación en el otoño, ramas sin hojas durante el invierno con estructuras arbóreas muy definidas, floraciones y abundante vegetación en primavera y verano se irán sucediendo año tras año, haciendo sentir la idea del jardín a las personas que pasearán y cruzarán todos los días este espacio.
Datos del proyecto
Autores: Juan Manuel Fernández Luengo (arquitecto) + David Añíbarro (paisajista)
Colaboradores: Javier Alonso Soto, Oscar Fernández Moreno
Jardinería y sistema de riego: Paisaje Sostenido Ortus S.L
Obra civil: Acciona S.A
Zonas césped netas: 1.459 m2
Zonas de plantaciones, árboles y arbustos: 4.290 m2
Zonas de paso, caminos y accesos: 3.233 m2
Zonas de juegos: 90 m2
Fases de proyecto: Balcones del Golf (fin 2017) y Monte Golf (fin 2019)
Fotografía: Juan Manuel Fernández Luengo, Oscar Fernández y David Añíbarro