Los jardines efímeros acercan el paisajismo a la ciudad. Por Fernando Pozuelo
El concepto “efímero” nos acerca a una realidad que está concebida como un elemento de fugacidad en el tiempo, que no perdura y que tiene un carácter perecedero y transitorio. Sin embargo, este nuevo “arte” aplicado al paisajismo hace su interrupción durante los meses de verano en los espacios exteriores de las ciudades como plataforma de unión social entre la naturaleza y nuestro modo de entenderla.
Así, los jardines efímeros son jardines temporales que permiten su instalación en entornos muy variables y, que a su vez, permiten utilizar conceptos y materiales más innovadores difícilmente aplicables en los jardines tradicionales. Además, son capaces de provocar una mayor concienciación ambiental, aumentar la tolerancia con el hábitat en el que vivimos y hacernos más conscientes del entorno que nos rodea fuera del ámbito urbano. Finalmente, esta tipología de jardines deja ver esa visión más pura y salvaje de la naturaleza que convive con nosotros recordándonos lo más primigenio de nosotros mismos.
Además, estos jardines permiten a los paisajistas desarrollar al máximo su imaginación e inspiración creando jardines tan originales como los de viento (elementos colgantes que se muevan con el aire), jardines de tierra y arena (que al pisarlos se destruyen) e incluso jardines de mar, que forman dibujos y figuras en la arena que desaparecen con la olas.
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