El relevo generacional en el sector agrícola y en la cadena agroalimentaria se logrará si la tecnología empieza a ser un nexo de unión entre el campo y la ciudad
Smart Agro e inteligencia artificial: la influencia en la cadena agroalimentaria
Las nuevas tecnologías en agricultura y ganadería están teniendo una repercusión directa en toda la cadena agroalimentaria. Para hablar de ello, la pasada edición de Alimentaria FoodTech acogió una mesa redonda organizada por Interempresas Media en la que se indagó en cómo la aplicación de estas nuevas tecnologías está beneficiando a algunas empresas referentes como Vall Companys o John Deere.
Vall Companys y su estrategia de digitalización cárnico-ganadera
La primera intervención la protagonizó Joaquín Terés, director de Sistemas Industriales del Grupo Vall Companys, quien presentó la estrategia de digitalización cárnico-ganadera de la empresa. Para ello, dio algunos ejemplos de cómo la digitalización ha impulsado el grupo y empezó con la Granja 5.0, una plataforma de I+D+i fruto de la colaboración entre los equipos técnicos especialistas del Grupo y sus granjeros, que tiene como fin la obtención y aplicación de tecnologías que mejoren la crianza porcina. De esta forma, destaca por la investigación, diseño y aplicación de nuevas técnicas de alimentación con el fin de optimizar el crecimiento de los cerdos, su salud y bienestar, consiguiendo, a su vez, un menor impacto medioambiental.
“Hace años que trabajamos con inteligencia artificial y muchas de nuestras granjas integradas ya están sensorizadas. Es una tecnología que ha venido para quedarse y en el futuro será clave la formación para tener criterio y usarla de la forma más eficiente”, explicó Terés.
Además, el Grupo Vall Companys ha implementado su estrategia Vall Smart Farm, que busca mejorar la eficiencia de las granjas, la alimentación animal y el día a día del granjero. A través de la app interna Vall Smart Farm, que los granjeros tienen en el móvil, se controlan valores ambientales y de consumo de las granjas, pudiendo detectar y predecir incidencias que puedan afectar la crianza. Este sistema refuerza aún más la salud y el bienestar de los animales; a la vez que refuerza la apuesta de Grupo para la optimización y la sostenibilidad de las granjas. Además, el mismo aplicativo incluye un campus virtual donde los granjeros se pueden descargar vídeos de formación y gestión ganadera.
Por otro lado, Terés habló de la creación de una spin-off dedicada al desarrollo digital para los granjeros ajenos al grupo y la industria agroalimentaria, en línea con su voluntad de promover el desarrollo tecnológico de la ganadería y hacer un mundo rural más sostenible, resiliente y fuerte. El objetivo es democratizar su tecnología, poniéndola a disposición de todo el sector primario.
Este producto busca dotar al granjero de herramientas digitales para que pueda controlar su granja desde el móvil y facilitar el manejo y el mantenimiento de las granjas. En esta línea, Nealia cuenta con gadgets IoT que permiten el monitoreo constante de las variables ambientales de la granja (temperatura, humedad y CO2), proporcionando un mejor control energético, facilitando el cuidado óptimo de los animales e informando de cualquier incidencia mediante alertas tempranas.
Su última novedad es el lanzamiento de un servicio dedicado exclusivamente a la industria avícola: un sistema de inteligencia y visión artificial que permite medir de forma constante y automática diversas variables de la crianza de los animales y generar informes de crecimiento que indicarán si están siguiendo de forma correcta la curva de crecimiento en función de su genética.
Joaquín Terés, director de Sistemas Industriales del Grupo Vall Companys.
La visión del mundo académico
Manuel Pérez-Ruiz, director de la Cátedra Corteva en Agricultura Digital y Sostenibilidad y del Máster en Agricultura Digital e Innovación Agroalimentaria de la Universidad de Sevilla, dio una visión más teórica sobre la aplicación de las nuevas tecnologías de visión artificial y Big Data y explicó las líneas de investigación que están siguiendo desde la Universidad, especialmente centradas en el riego inteligente a través de sensores, el estudio del fenotipado y la reconstrucción 3D de cultivos, la geomática y el uso de drones y la aplicación de la automatización y la maquinaria avanzada para la aplicación variable de productos en el campo.
“¿Es posible predecir el futuro de las cosechas? Sí”, afirmó Pérez-Ruiz, quien destacó que la predicción es la clave de todas las nuevas tecnologías: “Avanzarnos a lo que va a pasar para evitarlo o para tener la solución adecuada es esencial”. Para demostrarlo, dio algunos ejemplos de proyectos ya en marcha, como TOMATIA (inteligencia artificial para medir el rendimiento y la calidad del tomate de industria), DRON FRUIT (aforamiento y manejo integrado en frutales mediante drones y visión artificial) o ZONIA (datos multicapa e inteligencia artificial para la delimitación de zonas de manejo homogéneo en el cultivo de maíz).
En este sentido, Manuel Pérez-Ruiz, señaló que la trazabilidad y la reducción de emisiones de CO2 son objetivos imprescindibles para darle un valor extra a los cultivos puesto que, aunque aun no suceda, “en breve, el consumidor pagará más por alimentos que cumplan con ciertos valores”. Así, subrayó que no se trata de producir más, sino igual o menos pero con más valor: “Hasta ahora producimos kg/ha y eso ya no puede ser, debemos apostar por el €/ha”, concluyó.
Dosificación variable, el futuro según John Deere
Eduardo Martínez Ubago, director general de John Deere Ibérica, recalcó la dosificación variable como la “auténtica tecnología revolucionaria en el sector agrícola”. Para Martínez, “los mapas de rendimiento o los mapas de cosecha son una tecnología prácticamente obsoleta porque ya no se trata de que las máquinas adivinen qué va a pasar, sino que ahora ya pueden ver por sí solas y actuar al momento”. ¿Cómo? “Gracias al deep learning”, puntualizó.
Además, señaló alguno de los retos a los que se enfrenta el sector agroalimentario, como la seguridad alimentaria o la sostenibilidad ambiental, e indicó que la única forma de lograr ambos retos es a través de la tecnología: “No podemos producir más barato y en mayor cantidad haciéndolo todo como lo hemos hecho siempre, debemos transformarnos a nivel cultural y educativo para utilizar la tecnología en aquello que necesitamos, ya sea la reducción de fitosanitarios o la trazabilidad”.
En este sentido, para Martínez es necesario una “descomoditización” de los productos agrícolas, algo que por el momento solo sucede con el vino: “Para dar valor a cada alimento, nuestros productos deben dejar de ser commodities”, sentenció.