"La luz representa la imaginación, la curiosidad y la creatividad"

La luz (o la ausencia de ella), de forma silenciosa, nos acompaña toda la vida como parte de nuestro entorno. Los momentos del día y nuestras necesidades determinan qué tipo de luz usamos y cómo la usamos. Hay situaciones en las que necesitamos mucha luz, por ejemplo, para leer, y otros en los que necesitamos oscuridad, como el momento de ir a dormir.

Somos conscientes de lo que hacemos nosotros con la luz y para qué la empleamos, pero, ¿somos siempre conscientes de lo que hace la luz con nosotros? Podríamos hablar de ‘luz emocional’, por ejemplo, y así es, nuestras emociones también se ven condicionadas por la luz, así como nuestra toma de decisiones, algo que no podemos controlar y que nos pasa totalmente desapercibido. En otras ocasiones ya hemos hablado de cómo la iluminación condiciona a los comensales en un restaurante o a los clientes en un establecimiento. Pero, ¿cuál es la conexión directa con las emociones?

Para conocer más sobre esa conexión luz-emociones, hemos tenido la oportunidad de hablar con las ponentes del evento ‘Llum i Emocions’ organizado por el CICAT el pasado mes de febrero: Isabel Villar, lighting designer en White Arkitekter; Jessica Ferey, program manager en LUCI Association; y Fenella Dawnay, producer en Artichoke. Cada una de ellas trabaja y se relaciona con la luz y la iluminación desde diferentes ámbitos.

Sobre el concepto de ‘luz emocional’, Fenella Dawnay, producer en Artichoke, lo define como “el uso de la iluminación para manipular o alterar el estado de ánimo”. El color, la intensidad y el movimiento de la luz pueden ser manipulados para afectar nuestros pensamientos y emociones.

Por su parte, Isabel Villar, lighting designer en White Arkitekter, hace patente el desconocimiento que todavía existe sobre la influencia de la luz en las emociones humanas: “Todavía hay un mundo por descubrir sobre como distintas condiciones de luz afectan nuestras emociones, algo que tiene que ser muy individual, seguramente basado en nuestras experiencias previas y nuestra cultura”. Además, Villar va un poco más allá, y relaciona luz con magia: “Para mí, hablar de emociones es como hablar de magia, evocar sensaciones en personas a través de la luz e incluso evocar memorias a través de la activación de los sentidos”.

End Over End, Lucy McDonnell. Festival Lumiere Durham 2019. Producido por Artichoke. Foto: Matthew Andrews.

Para Jessica Ferey, program manager en LUCI Association, “la luz puede tener un impacto en las percepciones de los espacios urbanos, y éstas están directamente relacionadas con ciertas emociones: orgullo, alegría, sentido de comunidad, sentido de seguridad, y más”. Y, ¿cómo se desarrolla? Tal y como expone: “Esto puede ser a través de la sutileza del diseño del ambiente de un espacio público por la noche, en un proyecto permanente de arte lumínico o en obras de arte lumínico temporales como las que se exhiben durante los festivales de la luz, por ejemplo”.

Sobre la conexión entre luz y emociones, para Dawnay, “la luz tiene un gran efecto en nuestras emociones, como cualquier persona con un Transtorno Afectivo Estacional afirmaría”. Ahora, además, la luz artificial nos ofrece la posibilidad de vivir fuera de nuestro ritmo circadiano, alejándonos de nuestro ritmo natural de día y noche.

En relación a la situación actual de confinamiento por la pandemia del coronavirus, Fenella Dawney expone que “ahora, cuando tantos millones de personas están confinadas en espacios interiores, somos muy conscientes de que la cantidad de luz natural, artificial y digital a la que estamos expuestos puede influir significativamente en nuestra salud mental y física. Anhelamos estar bajo el sol y en los espacios exteriores, incluyendo jardines y balcones, espacios muy codiciados. Además, la creciente cantidad de tiempo que pasamos frente a nuestros dispositivos digitales nos ha hecho conscientes de la importancia de una ingesta equilibrada de luz artificial”.

Villar va por el mismo camino: “Como seres humanos sentimos y vemos a través de nuestros sentidos, donde el visual es uno de los más importantes. El activar este sentido a través de distintas condiciones de luz influye directamente en nuestra percepción de nuestro entorno siendo capaz de manipularlo a través de ella, especialmente al incorporar los factores de tiempo y el movimiento. En conjunto son una herramienta muy potente para crear y evocar distintas emociones en los observadores”.

La conexión entre la luz y las emociones se puede trabajar desde muchos ámbitos, así lo muestra la diferente relación con la iluminación de nuestras protagonistas.

Tal y como nos explica Fenella Dawney, “Artichoke trabaja con artistas de la luz para crear momentos de espectáculo ambicioso y brillante”. Uno de esos espectáculos es Lumiere, el festival de luz más grande del Reino Unido. “Lumiere es siempre libre, extraordinario y, como todos los eventos de Artichoke, vive mucho tiempo en la memoria. En invierno, Durham (ciudad que acoge el evento) experimenta sólo 8 horas de luz diurna, en los días más cortos del invierno puede oscurecer a las 4 de la tarde, sin embargo, cada 2 años y durante 4 noches, se transforma con hasta 37 obras de arte de luz”, nos cuenta Dawney. Y añade: “Situadas estratégicamente en toda la ciudad, las obras de arte animan al público a salir a la oscuridad, a congregarse en el exterior y a explorar los callejones, las orillas de los ríos y las calles cuando la gente normalmente se quedaría en casa”. Así, festivales como Lumiere muestran que la luz es transformadora y no solo para nuestra salud y felicidad, sino también para nuestra experiencia colectiva. Saca a la gente de sus casas en las frías noches de invierno para experimentar algo mágico, todos juntos

En cuanto a la arquitectura, es posible trabajar la influencia de la luz en las emociones desde el principio del proyecto de iluminación, tratándola como una cualidad fundamental de la arquitectura, como algo que deja huella en nuestra memoria y en nuestras emociones. Isabel Villar, como diseñadora de iluminación arquitectónica, lo tiene claro: “La conexión entre luz y emociones es algo de lo que soy muy consciente, siempre busco aquellas oportunidades en las que poder hacer una instalación un poco fuera de lo esperado por el cliente y los usuarios, con el objetivo de crear una variación en el espacio y en el día a día de las personas”. Villar va más allá, y nos haba también de la luz natural: “Para mí, la mayor fuente que conecta la luz, el color, el tiempo y el movimiento es la luz natural, por lo que proveer una bonita vista y mucha luz natural en mis proyectos es la principal prioridad”. Además, como expuso durante el evento organizado por el CICAT, "la luz, tanto natural como artificial, juegan un papel crucial en la creación de espacios construidos sostenibles y en una arquitectura donde el usuario esta en el centro".

Entre todas las cosas que se relacionan con la luz, hay que tener en cuenta otro elemento: la belleza. Pero, ¿va de la mano con la emoción?

Dawnay opina que la belleza y la emoción a menudo se relacionan entre sí, “una obra de arte hermosa puede contener la imaginación de una audiencia e inspirar un sentido de asombro”, afirma.

Para Isabel Villar, “espontáneamente creo que en la belleza hay un proceso de razonamiento, de comparación, de análisis, mientras que en las emociones son más esenciales, más básicas, o se sienten o no se sienten. Sin embargo, tienen algo en común que se basan en nuestras experiencias anteriores y que son individuales. Aun así, puede haber emociones sin belleza, pero no belleza sin emociones”.

La fecha escogida por el CICAT para el evento ‘Llum i Emocions’ no fue casual, coincidió con la inauguración del Llum BCN 2020.

Sobre festivales de la luz, Fenella Dawnay, producer en Artichoke, tiene un amplio conocimiento. Como se ha comentado anteriormente, Artichoke está detrás de Lumiere, el festival de luz más grande del Reino Unido. Dawnay es contundente sobre este tipo de eventos: “Los festivales de la luz pueden crear un espacio para que la gente se conecte con el arte y la luz fuera de lo cotidiano”.

En el caso concreto de Lumiere, y tal y como nos explica Dawnay, “crea oportunidades para los jóvenes, para las escuelas y para los aspirantes a artistas de la luz de la zona. Más de 10.000 personas han participado en Lumiere durante 10 años”. Y nos apunta algo muy revelador sobre este tipo de eventos: “Cada vez que presentamos Lumiere encargamos un estudio de evaluación de su impacto en la ciudad. Un estudio reciente declaró que el 93% de los participantes de la comunidad que habían formado parte del desarrollo de una obra de arte, dijeron que hacerlo les había hecho felices”. Y sentencia: “Festivales como Lumiere y LlumBCN reúnen a la gente en la oscuridad, crean una salida para la emoción y muestran las extraordinarias ciudades que habitan a través del arte y la luz”.

Por su parte, Isabel Villar opina que “un gran culpable del éxito que tienen los festivales de luz en crear emociones es el factor tiempo. Que estén abierto pocos días, que invadan espacios cotidianos, que poco se sepa de cada instalación, hace que uno vaya sin expectativas, abierto a sorprenderse. Lo último es, sin duda, vital para dejar que la luz cree un sinfín de emociones y recuerdos en los espectadores”.

Finalmente, Jessica Ferey, apunta que "en los festivales de la luz, hay una tendencia creciente a incluir el arte escénico y los desfiles, lo que aporta toda una nueva capa de conexión emocional entre los participantes y el festival". Ferey va más allá y resalta que algunas ciudades ya incluyen

Y, personalmente y en conclusión, ¿por qué la luz?

Para Isabel Villar, lighting designer en White Arkitekter, la luz lo es todo. “Sin ella no podríamos ver lo que nos rodea, los objetos, las facciones, los colores... También es vital en el desarrollo de todas las especies animales y vegetales, sin ella no habría vida. En mi vida no es solo algo básico de supervivencia, sino también una gran fuente de inspiración. Todavía sabemos muy poco de como la luz nos afecta, fisiológica y psicológicamente, y el que no todo este claro crea un hermetismo sobre cómo la luz influye en todo los que hacemos y somos”.

Para Fenella Dawnay, producer en Artichoke, "la luz representa la imaginación, la curiosidad y la creatividad. La imagen de una bombilla se utiliza a menudo como símbolo de una idea, iluminando la oscuridad con nuevas posibilidades. Desde Artichoke, como productor de Lumiere, sé el impacto que puede tener la luz. Reúne a la gente, creando energía y nuevas oportunidades tanto para los artistas como para el público".

Para Jessica Ferey, program manager en LUCI Association, "la luz puede impactar positivamente en nuestras ciudades y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, y LUCI ayuda a las ciudades a progresar juntas hacia un uso más sostenible de la luz y a crear espacios urbanos más centrados en las personas. La luz forma parte de la vida de todos y el alumbrado urbano exterior puede tener un enorme impacto en la percepción que tienen de sus ciudades. Hablamos de iluminación creativa en términos de proyectos permanentes de arte lumínico, pero también de festivales de luz que están ocurriendo en todo el mundo".