El 14º Symposium de Sanidad Vegetal reunió en Sevilla a más de 1.200 profesionales del sector

Lleno absoluto, con más de 1.200 profesionales en el Symposium de Sanidad Vegetal que inauguró la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Carmen Ortiz, quien se comprometió a impulsar la mejora de la sanidad vegetal a través de las ayudas para la creación y funcionamiento de los Grupos Operativos de Innovación, dirigidos a fomentar la colaboración poniendo en contacto a agricultores, ganaderos o industrias que tengan un problema concreto con investigadores y empresas que puedan aportar soluciones. Ortiz insistió en la necesidad de “seguir investigando, desarrollando nuevas técnicas y, sobre todo, hacer que las soluciones estén disponibles para los agricultores”, además de subrayar que la Consejería de Agricultura “tiene el firme objetivo de garantizar la sanidad vegetal de nuestras producciones y la seguridad alimentaria de nuestros productos, así como proteger nuestros mercados, actuando siempre de manera anticipada”.

Por su parte, Antonio Vergel, presidente del COITAND, organizadores del evento, destacó durante la inauguración que “la Sanidad Vegetal es la pieza clave para la producción agrícola pero cada vez se tienen menos herramientas fitosanitarias para controlar las malas hierbas, plagas y enfermedades. Sin embargo, sin un buen control de estas, las producciones se reducirían más de un 50% y sería imposible asegurar las necesidades alimentarias de las poblaciones actuales y futuras”. También destacó el lema del 14º Symposium: ‘Hacia el cambio’, señalando algunos aspectos como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la gestión del medio ambiente, los nuevos modelos demandados por el mercado, etc., como elementos clave a los que hay que adaptarse para afrontar el futuro con eficacia y eficiencia.

Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), y un habitual del Symposium, quiso poner el acento durante la primera ponencia en la corresponsabilidad de todos los actores del sector. “El problema de la sanidad vegetal es de todos, comenzando por el propio productor que se juega su negocio. Pero no solo, también es responsabilidad del ciudadano, porque no existen barreras y puede afectar a todos. El caso de la Xylella es un buen ejemplo, y por ello se ha prohibido el transporte de plantones de un lugar a otro”. En este punto, Almansa pone a la Administración como garante para que se cumplan las normas.

“La globalización es una realidad y el consumidor quiere de todo a lo largo de todo el año. Eso hace que haya una mayor movilidad de productos y con ello una mayor movilidad de plagas, incluso las plantas ornamentales, aún una de las grandes asignaturas pendientes. Pero todo ello también representa una gran oportunidad de acceder a más mercados, y la sanidad vegetal es la primera llave para abrirlos. Para ello debemos contar con una sanidad certificada que lo pueda demostrar”, añadía un Valentín Almansa que puso el foco en los viveros: “No puede ser que sean el caballo de Troya de nuestra sanidad vegetal, han de comercializar plantas totalmente sanas”. El director general reconoció la culpa en este sentido de la Administración por no contar con una legislación adaptada y anunció que este año se aprobará un Real Decreto que supondrá una reconversión del sector.

A continuación, César González de Miguel, asesor de política fitosanitaria del COPA-COGECA, destacó que la organización ha acogido de forma favorable el paquete de propuestas legislativas relativas a “una normativa más inteligente para unos alimentos sanos” con el fin de modernizar y simplificar la reglamentación existente. A pesar de ello, el asesor denunció la reducción progresiva en la UE de sustancias activas para poder combatir las plagas, un hecho que lleva a una “falta de competitividad por parte del agricultor europeo”. En este mismo sentido, Carlos Palomar, director general de AEPLA, explicó durante su intervención que “la industria fitosanitaria, tanto europea como española es un sector comprometido, altamente regulado cuya base es la innovación. Sin innovación es imposible enfrentarse a las plagas, enfermedades y malas hierbas, algo especialmente significativo para la agricultura española, líder en exportación de frutas y hortalizas”. Para ello, a su juicio, se precisa un sistema regulatorio que fomente la innovación y no se base, exclusivamente, en el principio de precaución. También que dote de recursos a los encargados de autorizar productos porque el sistema actual, el Reglamento 1107 va camino del colapso. “Crear un agencia autónoma para el registro es fundamental para afrontar el futuro”, concluyó.

Carlos Palomar, director general de AEPLA, analizó la visión a nivel europeo de la industria fitosanitaria. “Nos hemos de preparar sólidamente, siendo consciente de que nuestro ‘botiquín’ ha de ser cada vez más amplio, especialmente ante la entrada de nuevas plagas como la Xylella, Mancha Negra, Tuta absoluta, Greening, etc.)”, explicaba, para acabar denunciando que “a pesar del Reglamento 1107/2009 los procedimientos nacionales son la norma, añadiendo burocracia y retrasos en la evaluación. No solamente se trata de permitir o no, sino que aveces desaparecen de la etiqueta cultivos o condiciones de aplicación entre un país comunitario y otro”.

Desde AEPLA se propone una mayor consistencia entre las diferentes políticas con acuerdos internacionales; crear un marco basado en la ciencia que equilibre riesgo y beneficios; establecer una regulación mejor y más inteligente, mejorando el impacto que tiene cada regulación; y tener en cuenta siempre la competitividad del sector.

En la jornada de tarde, Bibiana Rodríguez, subdirectora general adjunta del MAPAMA, hizo un repaso sobre la situación normativa nacional y comunitaria de los bioestimulantes. Emilio Rodríguez, jefe adjunto de la Unidad de Economía Agraria de la Comisión Europea, centró su intervención en el impacto económico de las políticas comunitarias de cambio climático y sanidad vegetal, presentando las herramientas y aplicaciones usadas en la unidad ‘Economía y Agricultura’ del JRC (JointResearch Centre), situado en Sevilla. Se discutió sobre el posible papel de los modelos económicos en la elaboración de listas prioritarias de plagas para la UE basadas en su impacto socio-económico. Finalmente, Judit Anda, consejera técnica de la Viceconsejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, habló de la bioeconomía y sanidad vegetal. Los sistemas productivos ligados a la bioeconomía están siendo impulsados por la Comisión Europea como un nuevo modelo de negocio que permite dar respuesta a los retos sociales y económicos de la sociedad actual. Estados como España han desarrollado Estrategias Nacionales de Bioeconomía, y concretamente Andalucía ha decidido desarrollar una Estrategia Andaluza de Bioeconomía, teniendo en cuenta las oportunidades de la región sobre todo por su potencial en biomasa. La nueva programación de los fondos europeos en Andalucía tiene en cuenta la bioeconomía en el desarrollo de las políticas de desarrollo rural.

En boca de todos estuvo, como no, la Xylella Fastidiosa, cuyo primer foco en España ha aparecido recientemente en ornamentales en las Islas Baleares. En su ponencia ‘Xylella fastidiosa: impacto y situación actual en la Unión Europea’, Blanca Landa, investigadora del CSIC, consideró que actualmente esta enfermedad representa la principal amenaza fitopatológica para cultivos estratégicos de la Unión Europea (UE) como el olivo, la vid, los frutales de hueso, los cítricos, el almendro y numerosas especies ornamentales y forestales. “Es necesario actuar de forma intensiva y coordinada para proteger la agricultura europea y, en particular, la española de esta amenaza”. Una legislación adecuada y su cumplimiento riguroso, planes de contingencia y de prevención, programas de inspección, colaboración entre países y CC AA y el fomento de la investigación, son algunos de los pilares sobre los que se debe sustentar una buena planificación para intentar frenar el riesgo que supone esta enfermedad.

Dirk Janssen, investigador del IFAPA en La Mojonera (Almería), se refirió a los problemas que ocasiona el Virus Nueva Delhi, transmitido por la mosca blanca, con una afectación reciente sobre todo en cucurbitáceas como el calabacín, el melón o el pepino. Desde el agravamiento de la situación en 2013, se han unido varios grupos de investigación de España para estudiar a qué plantas infecta, las fuentes de resistencia y estrategias para controlar el vector. Como resultado de la investigación se ha comprobado, por ejemplo, que el control biológico es una opción viable para controlar esta enfermedad, comprobándose especialmente en solanáceas. En cambio en otros cultivos de ciclo más corto, como el calabacín, la estrategia podría encaminarse, según Janssen, mediante la instalación preinstalación temprana de los enemigos naturales en las plántulas del semillero.

Pablo Alvarado, del Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Huelva de la Junta de Andalucía, en su ponencia ‘Problemas fitosanitarios en frutos rojos y riesgos asociados al movimiento del material vegetal’, explicó el problema al que se enfrenta el sector por la falta de plaguicidas autorizados para cultivos de mora, frambuesa y arándanos. Considera necesaria una revisión de los problemas fisiopatológicos que eviten posibles malas prácticas agrícolas. El movimiento de material vegetal siempre supone un cierto riesgo a pesar de las medidas de control fitosanitario, por ello, destacó que es imprescindible obtener siempre material certificado. Por otro lado, José Manuel Durán, jefe del Departamento de Entomología de la Junta de Andalucía, se centró en la ‘Problemática fitosanitaria en las nuevas plantaciones de almendro’, un cultivo en el que es fundamental vigilar la sanidad del material vegetal a la hora de realizar nuevas plantaciones para evitar la entrada de patógenos de suelo que puedan hipotecar la plantación. Al igual que en los frutos rojos, Durán denunció, a pesar de la baja presión de plagas que tiene hasta el momento el almendro, el bajo número de productos fitosanitarios registrados en este cultivo, atribuible al reducido uso que se venía haciendo en el pasado.

Entre las ponencias destacaron también la presentación del Libro Blanco de la Sanidad Vegetal por parte de Rafael M. Jiménez, presidente de la Asociación Española de Sanidad Vegetal (AESAVE), cuyo objetivo es proporcionar una visión actual y realista sobre la necesidad de la Sanidad vegetal en España para promover una reflexión colectiva sobre su presente y las oportunidades de mejora. El libro, en el que han colaborado hasta 45 expertos, está dividido en cinco partes que recogen un análisis de la situación general, la problemática, las debilidades y fortalezas y planes de actuación para optimizar los recursos de la Sanidad vegetal. En sus páginas, recoge hasta treinta ejemplos de enfermedades, plagas y malas hierbas, así como otros agentes exóticos que suponen una amenaza potencial en los sectores productivos clave.

José María Cobos, subdirector general de Sanidad e Higiene Vegetal y Forestal del MAPAMA fue el encargado de explicar el nuevo Reglamento de Sanidad Vegetal, que reemplaza y deroga a la Directiva 2000/29/CE, además de 7 Directivas de Control sobre plagas, y que tiene como objetivo superar las deficiencias planteadas en el anterior régimen fitosanitario de la UE y poner en marcha un nuevo marco normativo fuerte, transparente y sostenible. Para Miguel Vela, director de Calidad de Fepex, “la fuerte concentración de las exportaciones de frutas y hortalizas frescas españolas en los mercados comunitarios pone de manifiesto que es necesario diversificar, debido a la creciente competencia de países comunitarios y no comunitarios en los mercados de la UE. Esta diversificación se encuentra con importantes barreras, entre las que destacan las del ámbito fitosanitario, establecida en los protocolos especificos de exportación, documentos en los que se recogen los organismos considerados nocivos por el país importador, y se establecen las medidas de control e inspección que dicho país exige. Esto genera entre los productores inseguridad sobre el acceso final al mercado, desvalorización del producto en determinados casos e imposibilita establecer unas campañas de marketing orientado a consolidar una presencia permanente en el mercado, entre otros aspectos”. José Luis Alonso Prados, director técnico de Evaluación de Variedades y Productos Fitosanitarios del INIA, expuso el ‘Nuevo Marco Normativo de la UE para la aprobación de sustancias activas’ y destacó que el programa de revisión comunitario supone un drástico recorte de disponibilidad de sustanicas activas en el mercado europeo.

En la mesa redonda sobre el registro de productos fitosanitarios en la UE los nuevos retos, Carlos Palomar volvió a insistir en que “para sostener la agricultura española líder en frutas y hortalizas se precisa un sistema regulatorio sólido, riguroso y predecible que fomente la innovación, comparando riesgos y beneficios de la tecnología fitosanitaria”. Ricardo Serra, presidende de Asaja Andalucía, considera que “los agricultores sacan adelante nuestras explotaciones en un entorno cada día más restrictivo, afrontando prohibiciones y reglas a veces carentes de sentido, nos adecuamos a las exigencias cada vez más altas del mercado y sobrellevamos una burocracia cada vez mayor. Si contamos con la legislación más escrupulosa, los mejores científicos y tenemos la Autoridad de Seguridad Alimentaria más rigurosa, dejemos pues que sea ella, sin injerencias externas carentes de fundamento científico, la que vele por la salud de todos los europeos”. Ricardo Alarcón, jefe de Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura, aseguraó por su lado, en relación a las expectativas del nuevo Reglamento Europeo, que “la Administración confía que el nuevo marco legal de sanidad vegetal de la UE sea una herramienta eficaz para conseguir los objetivos para la que se ha diseñado: evitar la entrada de plagas no presentes en Europa que puedan suponer un riesgo para nuestros cultivos, y si aparecen, poder disponer de herramientas ágiles y eficaces para erradicarlas. Desgraciadamente el caso de la Xylella fastidiosa debe hacernos reflexionar a todos sobre la importancia de la sanidad vegetal, y en ese todos se incluyen agricultores, viveristas, comerciantes de plantas y productos vegetales, que son una pieza clave para la detección precoz de estos problemas”.