"Trabajamos para que el mercado agrícola español dé un salto en eficiencia, transparencia y capacidad de gestión del riesgo"
Entrevista a Sergio Dettmer, Vicepresidente de Gestión de Riesgo en StoneX
Tras más de 15 años colaborando con el sector agroalimentario español, la compañía StoneX, especializada en servicios financieros independientes, refuerza su presencia en nuestro país con la apertura de su primera oficina en Madrid. Un hecho relevante para el mercado de materias primas agrarias en España, teniendo en cuenta que se trata de uno de los actores clave en la 'inteligencia de mercado' vinculada a las commodities agrícolas a nivel internacional. Su responsable, Sergio Dettmer, explica en esta entrevista concecida a la revista TIERRAS Agricultura los motivos de esta decisión y analiza algunos de los aspectos que están marcando la actualidad en el sector.
¿Qué ha motivado la apertura de la nueva sede de StoneX en España y por qué se ha escogido este momento?
StoneX lleva más de 15 años trabajando con el sector agroalimentario español, acompañando a agricultores, cooperativas e industrias en la adopción de herramientas financieras de gestión de riesgos. En este tiempo hemos visto cómo el mercado ha madurado, profesionalizándose y ampliando su visión sobre la importancia de cubrir precios y gestionar la volatilidad. La apertura de la nueva oficina en España responde a esa evolución natural. Queremos estar más cerca de nuestros clientes y seguir acompañándolos en su crecimiento, con una presencia local que nos permita ofrecer un servicio más ágil y personalizado.
StoneX ha crecido de forma muy importante en los últimos años y cuenta con presencia en Europa en centros financieros clave como Londres y Frankfurt. Pero para nosotros también era fundamental estar presentes en regiones productivas y agroalimentarias de primer nivel, como lo es España: el principal importador de cereales de Europa y el mayor exportador de carne de cerdo del mundo.
Además, la oficina en España nos permitirá ofrecer a nuestros clientes acceso directo a otras divisiones del grupo y a nuevos productos que StoneX pone a disposición del sector agroalimentario y de otros sectores en los que apenas estamos incursionando, fortaleciendo así nuestra propuesta de valor y ampliando las oportunidades de colaboración.
¿Qué equipo humano trabajará en esta oficina, qué servicios va a ofrecer y a qué perfil de clientes estarán orientados sus servicios?
Inicialmente seremos un equipo compacto, pero con amplia experiencia en nuestras respectivas áreas.
En el área de commodities agrícolas y mercados de divisas (Forex) tenemos a Liudmila Oriz, quien estará liderando el área y cuenta con más de 20 años de trayectoria en mercados de derivados agrícolas —futuros, opciones y OTC— dentro de StoneX. Durante este tiempo ha estado a cargo de programas de gestión de riesgo de precios para multinacionales en Latinoamérica, molinos de trigo, asociaciones de agricultores y conglomerados alimenticios, con experiencia operativa en trigo, maíz, cacao y azúcar, entre otros. Su amplia trayectoria y visión global de los mercados agrícolas le han permitido asesorar a clientes en distintos países. Antes de incorporarse a StoneX, representó a Cuba ante la Organización Mundial del Comercio, en Suiza, experiencia que le aportó una comprensión profunda del funcionamiento de los mercados globales y de las políticas que los afectan.
También estará en esta área Alexandra Asmar, recién llegada a StoneX, pero que cuenta con una amplia trayectoria en los mercados físicos agrícolas. En el Grupo Nutresa, uno de los conglomerados alimentarios más importantes de América Latina, participó en la Estrategia Global de Adquisiciones y Gestión de Riesgos de Precios para trigo, maíz, azúcar, cacao y aceites, y posteriormente fue Directora de Compras de Commodities en una de las empresas del grupo en Estados Unidos. Con una sólida experiencia en la operativa de futuros, opciones y OTC, Alexandra combina un profundo conocimiento del mercado físico con una visión estratégica del riesgo de materias primas.
Integrantes del equipo de Aestivum, Meritxell Guinjoan, Diane de Kersaint y Mercedes Ruiz, con Alexandra Asmar y Sergio Dettmer (StoneX) en la Bolsa Internacional de Cereales del Duero 2025.
En el área de Soluciones de Carbono y Sostenibilidad estará Nathalie Flores, especialista en política de desarrollo sostenible, gobernanza ambiental y diplomacia climática, con más de 15 años de experiencia en organismos internacionales y diferentes gobiernos de América Latina. Su trayectoria incluye trabajo en el Reino Unido en proyectos de energía renovable y funciones técnicas y diplomáticas en la Coalición para las Naciones con Bosques Tropicales, brindando asistencia a más de 50 países en las negociaciones de mercados de carbono de la ONU. Desde StoneX, contribuirá a integrar la sostenibilidad y las soluciones de carbono dentro de la cartera de servicios que la firma ofrece a nivel regional.
Finalmente, en el área de Energía estará Rosario Acevedo, con amplia experiencia en gestión y compra de energía a nivel europeo. Antes de incorporarse a StoneX, trabajó en compañías multinacionales como Ball Corporation y O-I, donde estuvo a cargo de la gestión de contratos energéticos y estrategias de aprovisionamiento en electricidad. Desde StoneX, su enfoque estará en optimizar los costes energéticos de las empresas, específicamente en electricidad y gas natural, y eventualmente el área también ofrecerá soluciones de cobertura financiera —futuros, opciones y OTC— para combustibles, incluyendo diésel y biodiésel, como parte de la expansión de servicios hacia el sector energético.
En cuanto al perfil de clientes, gran parte de los que ya acompañamos desde StoneX pertenecen al sector agroalimentario, incluyendo agricultores, cooperativas y empresas transformadoras que convierten materias primas agrícolas en productos cárnicos y alimentarios. También contamos con clientes en los sectores de metales base, metales preciosos, azúcar, cacao y energía, y el principal objetivo de la oficina en España es seguir fortaleciendo y optimizando los servicios que ofrecemos a esta base de clientes, al mismo tiempo que ampliamos el alcance y las soluciones que StoneX ofrece en la región.
¿Prevé un cambio a medio plazo en España en la forma en la que se comercializan las cosechas de los agricultores? ¿Qué nuevas herramientas de gestión podrían optimizar los márgenes de venta del sector?
En los últimos diez años, junto con Aestivum, hemos trabajado intensamente en España en programas de formación sobre el manejo de bases y primas, un aspecto clave en la gestión moderna de precios de materias primas. Este enfoque representa un cambio de paradigma en la forma en que se comercializan los productos agrícolas, ya que permite dividir el precio en dos componentes: la parte que el agricultor o comprador puede manejar directamente —la base— y la parte vinculada al mercado internacional, que puede cubrirse mediante diferentes instrumentos financieros. Esta separación da una gran flexibilidad comercial a ambas partes, permitiéndoles aprovechar oportunidades de mercado que no existen cuando se trabaja únicamente con precios flat. Además, posibilita asegurar compras o ventas en volumen (toneladas) sin necesidad de fijar un precio en ese momento, lo que mejora la eficiencia de la estrategia comercial, tanto del lado del agricultor como del comprador.
A nivel global, esta práctica lleva décadas aplicándose, pero en España todavía era poco común fuera de los productos importados, como la harina de soja. Cuando agricultores, cooperativas y consumidores puedan operar sus compras y ventas de trigo, cebada o maíz con estructuras de primas o bases, el mercado español dará un salto en eficiencia, transparencia y capacidad de gestión del riesgo.
Este trabajo, y el impulso hacia esa transformación, forman parte de las prioridades estratégicas de StoneX en España, con el objetivo de seguir profesionalizando la comercialización agrícola del país.
¿Cómo ve la situación de la agricultura extensiva en Europa y qué encaje tiene el desarrollo de los mercados de carbono en la UE en el contexto actual?
En los últimos años, la Unión Europea ha impulsado una serie de políticas orientadas a fortalecer la sostenibilidad del sector agroalimentario, como el nuevo Reglamento que establece un marco voluntario de certificación de la UE para las absorciones permanentes de carbono y el almacenamiento de carbono en productos, incluyendo suelos agrícolas, además de promover prácticas medioambientales que incluyan la producción agrícola y a los propios productores. En este contexto, se está fomentando un modelo de agricultura extensiva, con el objetivo de reducir el uso de insumos químicos, mejorar la salud del suelo y disminuir las emisiones. Hay aspectos positivos en este enfoque y potencial para que el agricultor forme parte activa de la transición hacia una agricultura más sostenible.
Sin embargo, este modelo también enfrenta retos importantes, especialmente bajo condiciones de mercado como las actuales. La agricultura extensiva se caracteriza por el uso de grandes extensiones de tierra, una menor utilización de mano de obra e insumos, y una mayor dependencia de los recursos naturales, como el agua y la fertilidad del suelo. Esto se traduce en menores rendimientos por hectárea, y en un escenario de precios internacionales bajos, menos toneladas significan márgenes reducidos o incluso negativos. Con el tiempo, parte de esta pérdida de productividad podría compensarse con un incremento de la misma mediante buenas prácticas productivas y manejo del suelo, así como con una bajada de los costes de producción, incentivos ambientales —como los créditos de carbono por captura de carbono—, o incluso con una mayor superficie cultivada. Pero en el corto plazo, muchos agricultores podrían seguir sintiendo presión sobre su rentabilidad.
Para lograr un equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad, será necesario un periodo de transición, en el que los agricultores puedan compensar los menores rendimientos mediante ahorros en costes de producción, ayudas por sostenibilidad y una gestión profesional del riesgo de precios (programas de cobertura con futuros u opciones). Pienso que esta sería la ruta para avanzar hacia un modelo agrícola más sostenible, sin comprometer la viabilidad económica del agricultor.
“Argentina y Brasil son grandes exportadores de maíz, trigo, habas y harina de soja, y el acuerdo UE-Mercosur podría incrementar sensiblemente la competencia en cereales frente a los productores de la Unión Europea”.
La entrada de nuevos actores en el sector agrario español que apuestan por cultivos de alto valor como el olivar, almendro y pistacho... ¿De qué forma puede afectar al sector en su conjunto?
Esto podría estar relacionado con los márgenes cada vez más ajustados en los cultivos tradicionales, debido a un incremento en los costes de los insumos —fertilizantes, energía, transporte y mano de obra—, y con precios de venta que este año se encuentran en niveles bajos que no se veían desde hace varios años. A ello se suma el empuje regulatorio que busca orientar la producción hacia modelos más sostenibles, lo cual también implica los riesgos de rentabilidad de los que ya hemos hablado anteriormente.
Si esta tendencia se mantiene, podría reducirse el área dedicada a los cereales y, en consecuencia, bajar la producción nacional. Si algo similar ocurriera en otras regiones productoras del mundo, no se podría descartar un ajuste al alza en los precios internacionales, lo que beneficiaría a quienes permanezcan en la producción de cereales.
Por otro lado, una menor producción interna podría aumentar la dependencia de España respecto a las importaciones, especialmente en sectores como el de piensos o alimentación animal. En este sentido, será importante que las políticas de sostenibilidad vayan acompañadas de medidas que mantengan la viabilidad económica de los cultivos extensivos, para que el país conserve su capacidad productiva y su competitividad en los mercados internacionales.
Y a nivel europeo, ¿se corre el riesgo de una dependencia cada vez mayor de las importaciones de materia prima por las mayores exigencias relacionadas con la sostenibilidad ambiental?
Sí. Podría existir el riesgo de una mayor dependencia de las importaciones de materias primas, especialmente si las políticas de sostenibilidad, de forma no intencionada o como efecto colateral, reducen el área cultivable, disminuyen los rendimientos por hectárea o incrementan los costes de producción dentro de la Unión Europea. Aunque el objetivo de estas normativas es positivo —avanzar hacia una agricultura más responsable con el medio ambiente—, en la práctica podrían limitar la competitividad de los productores europeos frente a otras regiones donde los requisitos ambientales son menos exigentes.
Si la superficie dedicada a cultivos extensivos como cereales se reduce o baja su productividad por hectárea, Europa tendría que importar un mayor volumen de materias primas. En ese sentido, el verdadero reto está en producir de manera más eficiente y sostenible, manteniendo la capacidad productiva dentro de Europa sin comprometer la rentabilidad del agricultor.
¿Qué repercusión tendrá el acuerdo entre la UE y Mercosur en el comercio global de materias primas agroalimentarias?
El pacto liberaliza gran parte del comercio, pero mantiene cupos y límites para productos sensibles, por ejemplo, para carne de res, aves y carne de cerdo, algo muy relevante para España en particular. Además, contiene un capítulo reforzado de Comercio y Desarrollo Sostenible que incorpora el Acuerdo de París y compromisos contra la deforestación, algo que ya hemos venido experimentando en los últimos años con la EUDR. También es importante considerar que Bruselas ha dejado claro que las normas de seguridad alimentaria no se negocian, por lo que las importaciones deberán cumplir los estándares europeos.
El acuerdo aún está en fase de ser enviado al Parlamento Europeo y a los Estados miembros para su aprobación, un proceso que podría llevar varios meses antes de su entrada en vigor.
En cuanto al impacto esperado para las materias primas, el Mercosur —especialmente Argentina y Brasil— son grandes exportadores de maíz, trigo (Argentina) habas y harina de soja, lo que podría incrementar sensiblemente la competencia en cereales frente a los productores de la Unión Europea. Los cupos y salvaguardas establecidos en el acuerdo mitigarán parte de este riesgo, aunque no lo eliminarán por completo. En este contexto, la gestión de la base o prima y el uso de coberturas con derivados financieros será clave para proteger márgenes, ya que Argentina y Brasil ya utilizan estas herramientas de forma habitual.
Para finalizar, ¿la tendencia actual del mercado de cereales tiene recorrido para mantenerse por mucho más tiempo en este nivel bajo de precios?
Los precios de los cereales atraviesan uno de los niveles más bajos de los últimos cinco años. Si miramos los mercados de futuros, el trigo Matif se encuentra en los niveles más bajos de los últimos siete u ocho años. En el caso del maíz, aunque ha mostrado un leve repunte en las últimas semanas, sigue cotizando en niveles históricamente bajos. Esta situación responde a una oferta global abundante y a buenas cosechas en las principales regiones productoras del mundo.
En el caso del trigo, la cosecha rusa ha ido incrementando sus estimaciones en los últimos meses, situándose actualmente alrededor de 87 millones de toneladas métricas. Lo mismo ha ocurrido con la cosecha europea, que ha sido buena en volumen, aunque con diferencias importantes en calidad. Todo esto ha mantenido una tendencia bajista a lo largo de 2025.
¿Podrían los precios bajar aún más? Es posible, dependiendo de factores geopolíticos —como la guerra comercial entre Estados Unidos y China—, que ha influido directamente en la última caída de los precios de habas de soja y harina de soja, contagiando al maíz y al trigo. También será determinante la evolución de las nuevas cosechas: Argentina, por ejemplo, se perfila para alcanzar una cosecha récord de trigo en este ciclo.
Dicho esto, precios tan bajos y márgenes tan estrechos o negativos para los agricultores en distintas partes del mundo no incentivan una expansión de la siembra. Además, es probable que algunos agricultores reduzcan el uso de fertilizantes, lo que podría traducirse en menores rendimientos y, por tanto, en una producción más limitada para el siguiente ciclo. Esto podría frenar la caída en los precios e incluso generar una recuperación a medio plazo.
Por ahora, con el nivel de producción actual, no se esperan cambios drásticos en la dirección del mercado, aunque el riesgo climático siempre está presente. Un evento de sequía o exceso de lluvias en alguna región clave podría provocar un ajuste alcista más sensible, pero eso aún está por verse en los próximos meses.




















