TECNOLOGÍA

La IA se está convirtiendo en un insumo tan crítico como la semilla o el fertilizante, ya que acelera la toma de decisiones, ataja la falta de mano de obra y encaja con los objetivos de sostenibilidad exigidos por la PAC y el Green Deal

El impacto de la Inteligencia Artificial en la agricultura: Potencial y oportunidades (I)

Mariano Larrazabal

Ingeniero Agrónomo y Consultor en transformación digital del sector agropecuario y agroalimentario

14/07/2025

Aun ningún gallo canta. Las botas no están pisando barro. El amanecer no asoma. Y, sin embargo, el campo ya se ha despertado. Una notificación confirma qué parcela ajustará su riego al milímetro o una alerta en tu móvil anticipa una enfermedad días antes de que cualquier hoja muestre sus síntomas. Así comienza la jornada en muchas fincas donde la tecnología no sustituye al agricultor, sino que le da superpoderes. No es ciencia ficción, ni son promesas lejanas. Es la Inteligencia Artificial trabajando sin ruido, es la realidad presente e integrada que ya está cambiando el paradigma agrícola de forma discreta pero profunda.

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En un contexto marcado por el cambio climático, variabilidad en los mercados, presión por producir alimentos sostenibles y, mayor rendimiento en menos espacio, cada decisión en el agro importa. Más que nunca.

En este escenario, la Inteligencia Artificial (IA) no es una herramienta más: es un aliado estratégico, un catalizador que traduce océanos de datos en acciones concretas, que ya está transformando la forma de producir, anticipar y gestionar el agro.

En este artículo mapeo a fondo cómo la IA está revolucionando el sector agrícola y agroalimentario en Europa, España y Latinoamérica, con casos reales, tecnologías emergentes, y con un análisis crítico de sus desafíos actuales y futuros, nichos y oportunidades.

Una visión clara de lo que ya está ocurriendo… y de lo que viene. Porque comprender su papel no es un lujo para pocos, sino un paso imprescindible para quienes quieren cultivar un futuro competitivo, resiliente y responsable. Para quienes trabajan en un agro que se adapta, evoluciona y mira hacia adelante.

Miremos un poco hacia atrás

En poco más de una década, la IA ha pasado de ser una utopía tecnológica para convertirse en una pieza clave de la agricultura profesional. Se está consolidando como un pilar de la agricultura de precisión, al permitir una gestión eficiente y basada en datos.

Tecnologías como sensores, imágenes satelitales y equipos de aplicación variable, permiten monitorear el estado del cultivo y adaptar insumos en tiempo real. Hoy hablamos de algoritmos que anticipan plagas días antes de que aparezcan a simple vista, robots que recorren el viñedo con rayos UV-C para eliminar mildiu sin químicos y gemelos digitales que permiten ensayar decenas de escenarios de riego antes de abrir una compuerta real.

El mercado mundial de IA agrícola ya ronda los 4.700 millones de dólares en 2024 y crecerá a una tasa anual superior al 26% entre 2025 y 2034...

El mercado mundial de IA agrícola ya ronda los 4.700 millones de dólares en 2024 y crecerá a una tasa anual superior al 26% entre 2025 y 2034.

Pero el campo, como ecosistema vivo, no responde bien a las soluciones genéricas. Por eso, la IA aplicada al agro debe adaptarse a realidades diversas: cultivos intensivos y extensivos, producción ecológica o convencional, zonas de alta tecnificación y otras aún desconectadas.

Lo que sí es común es el potencial de esta tecnología para detectar patrones, anticiparse a los problemas y ayudar a una gestión inteligente. No se trata de gadgets aislados, sino de una transformación sistémica que redefine la forma de producir alimentos, mejorar la rentabilidad y la toma de decisiones agronómicas como reducir la huella ambiental, además de responder al desafío global de producir más con menos superficie disponible.

El mercado mundial de IA agrícola ya ronda los 4.700 millones de dólares en 2024 y crecerá a una tasa anual superior al 26% entre 2025 y 2034, una de las más altas de todo el sector tecnológico (Fuente: gminsights).

La IA como eje de transformación del agro a escala global

Durante décadas, la agricultura ha sido el termómetro silencioso de la humanidad. Y con esto me refiero a que, cuando el agro sufre, todos lo sienten. Hoy, con un sistema agroalimentario global sometido a tensiones ambientales, económicas y sociales, el sector está obligado a reinventarse.

Y no es solo una cuestión de producir más. Es producir mejor, con menos impacto y más inteligencia humana y artificial. El auge demográfico -se prevé llegar a 9.700 millones de personas en 2050- y la presión climática colocan al sector primario en el centro del tablero de la innovación.

Según la FAO, la digitalización (IA incluida) puede elevar hasta un 30% el rendimiento de los cultivos y reducir en un 20% las pérdidas poscosecha...
Según la FAO, la digitalización (IA incluida) puede elevar hasta un 30% el rendimiento de los cultivos y reducir en un 20% las pérdidas poscosecha.

La IA emerge como una 'palanca multiplicadora': combina sensores IoT, visión por computador, machine-learning y robótica, para exprimir cada hectárea con menos agua, menos fitosanitarios y menos emisiones.

Según la FAO, el 33% de los suelos del mundo están degradados, y los eventos climáticos extremos como sequías prolongadas, inundaciones o heladas fuera de época, han triplicado su frecuencia en las últimas dos décadas.

Además, más del 70% del agua dulce global se utiliza en agricultura, y los márgenes de rentabilidad son cada vez más ajustados. En ese contexto, la IA no es una opción futurista, es una necesidad presente.

La digitalización (IA incluida) puede elevar hasta un 30% el rendimiento de los cultivos y reducir en un 20% las pérdidas poscosecha, indica la FAO.

IA en la agricultura europea

La Inteligencia Artificial está redefiniendo el agro europeo. En agricultura de precisión, gestión de insumos y toma de decisiones basadas en datos, herramientas como drones, cartografía de potencial plurianual y modelos predictivos ya permiten recortar hasta un 30% el uso de fertilizantes y fitosanitarios, aumentar la competitividad y aligerar la carga administrativa de los productores.

Desde agosto de 2024, la entrada en vigor del 'AI Act', la primera normativa integral sobre IA a escala mundial obliga a clasificar cada sistema en cuatro niveles de riesgo (inaceptable, alto, limitado y mínimo), con obligaciones específicas para quienes los desarrollan o los utilizan. Esta regulación crea un marco claro, pero también impone nuevos requisitos técnicos y de cumplimiento al sector agrario.

Veámoslo con algunos ejemplos concretos. En Italia, xFarm Technologies se ha convertido en la copiloto digital del campo: su plataforma recorre en segundos los datos que llegan de satélites, estaciones meteorológicas y sensores de suelo y los convierte en consejos diarios que ya siguen más de 200.000 agricultores en toda Europa.

Un salto al otro lado de los Alpes nos lleva a Suiza, donde Gamaya hace volar drones con cámaras hiperespectrales que leen lo que el ojo no ve; sus algoritmos desmenuzan esas imágenes y entregan mapas que revelan estrés hídrico o carencias nutricionales con más del 90% de precisión.

Entre la pantalla del móvil y el sonido de los drones, ambas firmas demuestran que la inteligencia artificial ya no es teoría y ha pasado del laboratorio a las parcelas, transformando datos invisibles en decisiones que impactan directamente en cada hilera de cultivo.

La Inteligencia Artificial está redefiniendo el agro europeo
La Inteligencia Artificial está redefiniendo el agro europeo.

La tendencia es clara: pasar de plataformas de análisis pasivo a ecosistemas de IA colaborativa y predictiva, donde los productores, cooperativas y técnicos se conviertan en protagonistas activos.

El avance, no obstante, tropieza con obstáculos estructurales:

  • Fragmentación de los datos entre estados miembro y ausencia de formatos comunes.
  • Barreras legislativas que ralentizan la interoperabilidad.
  • Brecha de adopción evidente entre grandes corporaciones y pequeñas explotaciones.
  • Acceso a datos de calidad y confianza en los sistemas de IA, aún por consolidar.
  • Conectividad limitada: aún hoy, más del 20% de las zonas rurales de Europa y Latinoamérica carecen de acceso estable a internet. Sin conectividad, no hay datos. Y sin datos, no hay IA.
  • Falta de talento especializado: el agro necesita nuevos perfiles, entre ellos: ingenieros de datos, desarrolladores de algoritmos, técnicos de campo con habilidades digitales. La educación técnico-profesional debe adaptarse rápidamente.
  • Resistencia al cambio: muchos productores aún perciben la IA como una amenaza o una solución inalcanzable. Se requiere acompañamiento, demostraciones reales y casos de éxito cercanos.
  • Modelos de negocio sostenibles: no todos los agricultores pueden pagar tecnologías avanzadas. Aquí entran modelos como IA-as-a-Service, cooperativas digitales o subsidios público-privados.
  • Ética, privacidad y gobernanza de los datos: ¿quién es dueño de los datos del cultivo? ¿Cómo se protege la privacidad del productor? ¿Qué pasa si un algoritmo falla? Estas preguntas son urgentes y aún no tienen respuestas claras.

Superar estos desafíos es vital para que el potencial transformador de la IA se traduzca en una modernización inclusiva y sostenible de la agricultura europea.

Latinoamérica siembra algoritmos: la nueva frontera de la IA en el agro

Latinoamérica se ha convertido en el próximo gran laboratorio de la IA agrícola. Brasil y Argentina, auténticos colosos en superficie cultivable y en vocación exportadora, están incorporando algoritmos con la misma rapidez con la que amplían sus fronteras productivas.

En los cañaverales de São Paulo, por ejemplo, los robots Solix de la brasileña Solinftec patrullan los surcos día y noche identificando maleza planta por planta y aplicando micro-pulverizaciones que ya han recortado hasta un 90% el uso de herbicidas en las primeras campañas comerciales presentadas en Agrishow 2024.

En Argentina, la cordobesa Kilimo conecta imágenes satelitales y datos meteorológicos hiperlocales para ajustar los turnos de riego en frutales y cultivos extensivos. Sus clientes reportan ahorros de agua cercanos al 50%, una cifra crítica en regiones castigadas por sequías recurrentes.

Más hacia el Pacífico, bodegas chilenas prueban modelos predictivos capaces de anticipar el estrés hídrico de la vid en entornos de altísima variabilidad climática. Combinan redes de sensores de suelo, aprendizaje automático y simulaciones a escala de parcela para decidir cuántos litros y en qué momento exacto lo necesita cada cepa.

Latinoamérica se ha convertido en el próximo gran laboratorio de la IA agrícola
Latinoamérica se ha convertido en el próximo gran laboratorio de la IA agrícola.

En mi opinión, el gran reto latinoamericano no es solo técnico, sino social. Es decir, mientras los productores exportadores incorporan drones y gemelos digitales, miles de pequeños agricultores siguen excluidos del ecosistema digital, sin conectividad, sin acceso a datos útiles y a herramientas que podrían mejorar su productividad y calidad de vida.

Para cerrar esa brecha, varios gobiernos han comenzado a liberar bases climáticas y agronómicas en formato abierto y a coordinar normas regionales sobre gobernanza de IA (Montevideo 2024 fue el primer punto de encuentro).

El potencial es evidente, si la inteligencia artificial llega más allá de los grandes pooles de siembra y se democratiza hasta el minifundio, Latinoamérica no solo producirá más con menos, también consolidará un liderazgo tecnológico que, esta vez, nace en el mismo surco.

IA agrícola: radiografía de un mercado en expansión (2024-2034)

El mercado global de inteligencia artificial aplicada a la agricultura está entrando en una fase de consolidación rápida y masiva. En 2024 movió unos 4,7 mil millones USD, y sólo la categoría de soluciones software (plataformas en la nube, SaaS y APIs) ya supera los 3,3 mil millones USD; de seguir la misma trayectoria, ese subsegmento rebasará los 31 mil millones USD en 2034, una tasa anual compuesta cercana al 26%. (Fuente: gminsights).

El atractivo radica en la facilidad de despliegue: apps móviles, cuadros de mando web y actualizaciones 'over-the-air' que evitan inversiones en hardware y permiten integrar desde sensores de tractor hasta ERPs.

En términos tecnológicos, el aprendizaje automático (ML) es el verdadero motor: concentró cerca del 50% de la facturación en 2024 porque sustenta casi todo lo demás, desde la visión artificial que identifica malezas hasta los modelos predictivos que afinan la logística de cosecha.

No es casual que IBM, Microsoft o Bayer (Climate FieldView) estén construyendo sus plataformas sobre ML y, en 2024, Microsoft lanzara Azure Data Manager for Agriculture junto con AgPilot para orquestar datos de IoT y meteorología en tiempo real.

Por aplicaciones, la agricultura de precisión, riego y nutrición de dosis variable, detección temprana de plagas y mapeo de rendimiento absorben más de un tercio del gasto mundial y sirven como puerta de entrada a la robótica autónoma (tractores, drones, pulverizadores), que reduce mano de obra y emisiones.

EEUU marca el ritmo en este mercado gracias a la combinación de infraestructuras de banda ancha rural...
EEUU marca el ritmo en este mercado gracias a la combinación de infraestructuras de banda ancha rural, músculo inversor y un ecosistema de startups respaldado por capital riesgo.

El liderazgo geográfico sigue en Norteamérica, con un 36% de cuota; EEUU marca el ritmo gracias a la combinación de infraestructuras de banda ancha rural, músculo inversor y un ecosistema de startups respaldado por capital riesgo.

China va tras la estela con su Plan de Agricultura Inteligente 2024-2028 y el despliegue de drones de 70 kg de carga útil de XAG, mientras que Arabia Saudita impulsa IA para riego de precisión y agricultura vertical dentro de la Visión 2030 (respuesta obligada a la escasez de agua).

El mercado es relativamente concentrado: John Deere, Microsoft, Corteva, IBM, Bayer Crop Science (Climate), Valmont-Prospera y Trimble, controlan más del 45% del pastel combinando maquinaria autónoma, analítica agronómica y riego inteligente.

La competencia, sin embargo, se dinamiza con startups especializadas (FarmWise, Taranis, Gamaya) que escalan rápido en nichos como el desbroce robótico o la detección foliar hiperlocal.

En resumen, la IA se está convirtiendo en un insumo tan crítico como la semilla o el fertilizante, ya que acelera la toma de decisiones, ataja la falta de mano de obra y encaja con los objetivos de sostenibilidad exigidos por la PAC y el Green Deal.

El reto para el sector y para España en particular ya no es si se adopta la IA, sino cómo garantizar conectividad rural, talento digital y estándares de interoperabilidad que permitan cosechar todo su potencial.

Escenario de adopción de Inteligencia Artificial en agricultura de precisión

  • En 2024, Indigo Ag, Taranis, Solinftec lideran la agricultura de precisión con IA.
  • Como innovadores de nicho destacan Iron Ox, ecoRobotix, Trapview, Niqo Robotics, Trace Genomics.
  • También encontramos los que más rápido se están moviendo: Sencrop, Arable, Fasal, Onesoil, Instacrops, Bonsai Robotics.
  • Jugadores emergentes: Kilimo, Kurai, Frambot, Perplant, Topcon, Arugga, Farmers Edge, entre muchos.

Estas compañías no solo venden software, también ofrecen plataformas 'farming-as-a-service', integración satelital y modelos de negocio basados en datos.

Factores impulsores del crecimiento de la IA en la agricultura

1. Presión demográfica y mayor demanda de alimentos: la población mundial superará los 9,8 millones en 2050, lo que exige producir más con los mismos (o menos) recursos.

2. Cambio climático y necesidad de resiliencia: temperaturas récord y eventos extremos elevan los riesgos productivos; la IA permite modelar riesgos y ajustar decisiones en tiempo real.

3. Escasez de mano de obra y envejecimiento rural: la falta de relevo generacional y la subida de los salarios agrícolas está agravando la carencia de operarios (la edad media del agricultor español supera los 61 años). En este contexto, la automatización basada en IA compensa la falta de mano de obra.

4. Presión sobre costes de insumos: los fertilizantes y fitosanitarios son cada vez más caros. La IA reduce aplicaciones y ahorra capital.

5. Sostenibilidad, trazabilidad y presión del consumidor: el pago de 'primas verdes' y la regulación ESG impulsan soluciones que documenten impacto y origen con IA.

6. Avances tecnológicos y abaratamiento de sensores y datos: sensores IoT, visión por dron y modelos de código abierto recortan la barrera de entrada. El mercado de IA agrícola crece > 25% CAGR.

7. Conectividad rural de nueva generación (LEO, 5G): sin cobertura no hay datos; la banda ancha satelital hace viable la IA en tiempo real en explotaciones remotas.

8. Incentivos y políticas públicas, Planes Estratégicos (PAC 2023-27) y programas 'climate-smart' financian la digitalización y la IA.

9. Ecosistema inversor y competencia Start-up–corporate: pese al ajuste de 2024, el ticket medio VC batió récord (3,6 M USD) y los grandes fondos buscan IA aplicada al agro.

Estos factores actúan de forma sinérgica. Cada avance en conectividad o regulación alimenta nuevos casos de uso que, a su vez, atraen capital y talento, creando un ciclo virtuoso que consolida la IA como columna vertebral de la agricultura de precisión.

La ola silenciosa de la IA agro: fricciones, robots y datos que reescriben la parcela

No hay revolución sin fricciones. La adopción de la IA en el agro enfrenta obstáculos estructurales, culturales y económicos.

La perspectiva, sin embargo, es optimista. La curva de adopción se acelera, los costos se reducen, los resultados comienzan a hablar por sí solos. El verdadero desafío será lograr que la IA no quede en manos de unos pocos, sino que llegue con equidad, formación y acompañamiento a todos los rincones del agro.

Una ola silenciosa que ya está aquí

En menos de una década, la inteligencia artificial ha pasado de los laboratorios de tesis a los talleres de reparación de tractores. Hoy, algoritmos que hasta ayer parecían ciencia ficción supervisan pulverizadores, analizan suelos y recomiendan la dosis exacta de fertilizante antes de que salga el sol.

El mercado mundial de IA para la agricultura, valorado en 2.080 M USD en 2024, crecerá a un 22% anual hasta rozar los 5.760 M USD en 2029. Esto no es una promesa: es la curva de adopción en pleno ascenso.

Robótica inteligente: del 'tractor-bot' al 'spray-bot'

Niqo Robotics integra visión artificial y aprendizaje profundo para pulverizar solo donde hay maleza, reduciendo hasta un 90% de fitosanitarios y acoplándose a tractores existentes, algo crítico para pequeñas y medianas explotaciones.

Arugga Polly+ duplica la velocidad de polinización en invernadero y recoge datos fenológicos hoja a hoja para modelos predictivos de rendimiento

Bonsai Robotics (EEUU) y John Deere siguen la misma senda con cosecha autónoma y tractores sin cabina, señal de que la madurez tecnológica llega antes de lo esperado.

Robótica e IA se fusionan para transformar tareas repetitivas (pulverizar, desbrotar, polinizar) en procesos continuos 24/7, con ROIs (Retorno de la Inversión) inferiores a tres campañas en cultivos intensivos.

La adopción de la IA en el agro enfrenta obstáculos estructurales, culturales y económicos
La adopción de la IA en el agro enfrenta obstáculos estructurales, culturales y económicos.

Diagnóstico en tiempo real: suelo y planta como 'gemelos digitales'

  • Stenon toma lecturas químicas y físicas del suelo in situ y las procesa en la nube en segundos, reduciendo el tiempo de decisión de semanas a minutos.
  • Trace Genomics modeliza el microbioma para anticipar enfermedades raíz-raíz y recetar prácticas regenerativas antes de que aparezca el síntoma.
  • Plataformas de teledetección (ej. Taranis) alcanzan resolución foliar de 0,3 cm para detectar estrés o plagas cinco días antes que un scout humano.

El paradigma deja de ser 'muestreo por bloques' y pasa a 'gestión planta a planta', con decisiones de insumos basadas en evidencia microbiológica y espectral hiperlocal.

Plataformas de cultivo integrales: el cerebro de la explotación

  • Solinftec combina datos de maquinaria, estaciones y satélites para orquestar riego, logística y pulverización en una sola línea temporal.
  • Fieldin y Fasal extienden el modelo a cosecha y postcosecha, conectando al productor con la central de envasado y el comercial.
  • La colaboración Syngenta Crop Protection + Taranis incorpora recomendaciones fitosanitarias generadas por IA a nivel minorista, acelerando la adopción entre cooperativas y distribuidores.

El valor no está solo en el dato, sino en la capacidad de convertirlo en flujo de trabajo coordinado: quién riega, con qué boquilla y a qué hora exacta, sin salir de la misma pantalla.

Ecosistemas y alianzas: la IA no viaja sola

  • Indigo Ag + GeoPard prueban que conectar motores de carbono con analítica geoespacial reduce tiempos de muestreo y abre nuevas fuentes de ingresos vía créditos.
  • Start-ups y multinacionales comparten APIs, bajan costes de integración y democratizan el acceso a explotaciones medianas: un patrón que se repetirá en Europa con el futuro Espacio de Datos Agrarios de la UE.

IA 'plug & play': accesibilidad para el agricultor medio

  • PerPlant: sensor de borde que se monta en el techo del tractor y corrige la dosis de fertilizante en tiempo real, un 50% más barato que alternativas NDVI.
  • Instacrops: plataforma chilena que entrega recomendaciones en WhatsApp, idónea para fincas latinoamericanas con baja conectividad.
  • OneSoil: app gratuita con 300.000 usuarios que genera mapas de dosis variable compatibles con cualquier terminal.

El éxito radica en soluciones modulares, de coste contenido y curva de aprendizaje mínima. El objetivo es que el agricultor use IA sin saber que la está usando.

El reto para el sector y para España en particular ya no es si se adopta la IA, sino cómo garantizar conectividad rural, talento digital y estándares de interoperabilidad que permitan cosechar todo su potencial

John Deere, Microsoft, Corteva, IBM, Bayer Crop Science (Climate), Valmont-Prospera y Trimble controlan más del 45% del mercado global de la IA en agricultura

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