"Hace falta un marco normativo que deje de tratar la innovación como un peligro y la asuma como una oportunidad"

La sanidad vegetal en España vive un momento de cambio marcado por la tecnología en la aplicación de fitosanitarios ante la necesidad de aumentar la eficiencia en la protección de cultivos, gracias a la apuesta por herramientas de agricultura de precisión y a la digitalización de los procesos. En este contexto, la edición genética de plantas se presenta como una de las grandes oportunidades para el sector en su conjunto. Manuel Melgarejo, presidente de la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), lo tiene claro: "Europa no puede permitirse el lujo de quedarse atrás mientras otros países ya han dado ese paso".

Sin duda, la agricultura española vive una situación compleja, el contexto geopolítico de los últimos años, la falta de relevo generacional y las difíciles condiciones climáticas en las que se desarrolla -marcada por reiteradas sequías-, dificultan el panorama para el futuro del sector. No obstante, su base es sólida y lleva décadas demostrando su gran potencial. Cuenta con una gran diversidad de cultivos que unido a su fuerte apuesta por la innovación agrícola e incorporación de nuevas tecnologías pueden garantizar su liderazgo exportador. 

Un adecuado marco normativo, estable y predecible, sin duda favorecería la mejor estrategia de futuro de un sector que ha demostrado su resiliencia, su preocupacion por garatizar la seguridad alimentaria y su compromiso con la sostenibilidad del planeta.

Desde AEPLA estamos centrando nuestro trabajo en el desarrollo de soluciones integrales. Junto a los productos fitosanitarios convencionales que han demostrado su seguridad y eficacia, las biosoluciones y la biotecnología agrícola, apostamos firmemente por la agricultura digital y de precisión. El futuro está aquí y la innovación marca nuestro camino. No se trata de una opción, por eso resulta esencial generar las condiciones que favorezcan su desarrollo y no la desincentive.

Defendemos un sector que se apoya en todos los avances tecnológicos que la ciencia ofrece para promover el desarrollo de soluciones que sean eficientes para el agricultor, respetuosas con el medioambiente y que, a su vez, se ajusten al estricto marco normativo y a las cada vez más exigentes demandas de la sociedad. Y además queremos que se conozca. Por esa razón, continuaremos comunicando y divulgando la realidad de la sanidad vegetal, aprovechando todas las oportunidades que se nos presenten para poder dar a conocer nuestra labor. Es el caso del EXPO SAGRIS, el Salón de la Agricultura y la Ganadería que tendrá lugar en noviembre en Madrid y que pretende acercar al consumidor final el mundo agrario. AEPLA, como no podía ser de otra manera, estará alli.

Consideramos que los objetivos cuantitativos de reducción de uso y riesgo de productos fitosanitarios como los que la anterior Comisión propuso y finalmente retiró, resultan perjudiciales para la agricultura española. Por sus circunstancias agroclimáticas y diversidad de cultivos, esta requiere de un amplio abanico de herramientas destinadas a sanidad vegetal para hacer frente al gran número de enfermedades y plagas a las que debemos enfrentarnos. 

Además, los agricultores siempre han destacado la importancia de tener soluciones fitosanitarias suficientes para seguir siendo competitivos en los mercados y no prohibir productos si no existen alternativas reales, es decir, eficaces y viables económicamente, a diferencia de otros países europeos. Por esa razón, entendemos que la retirada de productos del mercado debe ir acompañada de una alternativa viable, y eso no es un proceso que se pueda llevar a cabo de la noche a la mañana. Nuevamente la innovación y un marco legislativo estable en el que poder desarrollarla resultan imprescindibles.

La comunicación no es una revolución, pero sí un primer paso hacia la modernización de un sector que lleva tiempo alertando de la excesiva burocracia que sufre. La visión habla de reducción de trabas en la PAC, garantía de ingresos justos para los agricultores, fomento de la innovación y la digitalización del agro, y sobre la atracción de jóvenes a un sector envejecido. En resumen, fortalecer la competitividad de un campo que a menudo parece más sometido a las normativas que a las inclemencias del tiempo.

En lo que respecta a la protección fitosanitaria, el nuevo comisario Hansen ha puesto el acento en que el marco normativo europeo en este ámbito es uno de los más estrictos del mundo. Algo que, traducido al lenguaje del agricultor, significa que cada vez tienen menos herramientas para defender sus cultivos. La regulación, aunque imprescindible, no puede dificultarla. La seguridad alimentaria es clave, pero también lo es la rentabilidad de los cultivos. Y si exigimos transiciones verdes y cambios en los sistemas de producción, será necesario alternativas viables.

En general, creemos que el enfoque es el correcto, pero también es cierto que implementarlo no será fácil. Ahora es el momento de convertir en medidas concretas todo lo planteado. Esperemos que esta no se convierta en otra oportunidad perdida.

La investigación en mejora genética, que proporciona variedades más productivas y resistentes a las plagas, enfermedades o malas hierbas, responde a una práctica agrícola ancestral, que se lleva practicando desde los inicios de la propia actividad. La edición genética permite la modificación del genoma de una especie vegetal de una forma específica para que incorpore mejoras de uno o varios de sus genes. Este es el caso del desarrollo de variedades capaces de ofrecer una mayor resistencia natural a la cada vez mayor ocurrencia de inclemencias climáticas, derivadas de los efectos del cambio climático, o que cuenten con un mayor potencial inmune ante la acción de plagas o enfermedades endémicas en dicho cultivo.

En su Visión Estratrégica de la Agricultura Europea, Bruselas reconoce que estas técnicas son esenciales para una agricultura resiliente al cambio climático, pero para que su potencial no se quede en un cajón, hace falta un marco normativo que deje de tratar la innovación como un peligro y la asuma como una oportunidad. Europa no puede permitirse el lujo de quedarse atrás mientras otros países ya han dado ese paso. De lo contrario, sería desaprovechar el potencial que la ciencia ofrece para avanzar en el establecimiento de una normativa que favorezca un sistema alimentario más sostenible y resiliente, mediante el desarrollo de variedades vegetales mejoradas que resistan las condiciones climáticas adversas y las plagas que pueden afectarles.

En muchos casos, nuestras empresas desarrollan ambas técnicas para poner en el mercado soluciones integrales que faciliten al agricultor la protección de los cultivos. Nuestro objetivo es proveer al sector agrario de un conjunto de herramientas destinadas a sanidad vegetal, fundamentales para la producción de alimentos en nuestro país. Por ello, además de desarrollar productos fitosanitarios convencionales y promover e impulsar las técnicas de edición genética, nuestras compañías llevan a cabo un importante esfuerzo en I+D+i para obtener nuevas biosoluciones y un amplio conjunto de herramientas de agricultura de precisión y digitalización.

Estas operaciones se producen por las demandas del sector a nivel mundial. Desgraciadamente Europa, que suponía un 33% de la inversión mundial de I+D, es ahora un actor pequeño, que con su menos del 10%, no es relevante. Sin embargo, si hubiera cambios reales en la gestión de la regulación europea, podría invertirse la tendencia y aumentar la inversión, con un entorno regulatorio seguro. Después, el tiempo dirá.

Los enemigos a los que debe enfrentarse la sanidad vegetal son, en su mayoría, organismos vivos con una elevada capacidad de mutación genética y de adaptación a las medidas de protección disponibles, por lo que es más que previsible que aquellas soluciones que hoy son perfectamente válidas vayan reduciendo su efectividad con el paso del tiempo. 

Del mismo modo, no debemos obviar una realidad inherente a nuestro tiempo: nos encontramos en un mundo cada vez más próximo y globalizado, en el que aquellas amenazas que actualmente se encuentran a miles de kilómetros de distancia pueden llegar a nuestro territorio, desgraciadamente, en cuestión de días. Además, bajo condiciones climáticas tan diversas como las que tenemos en nuestro país, de reiteradas sequías o, como está ocurriendo en este 2025, marcado por fuertes lluvías, los frentes que atender se multiplican. No es posible bajar la guardia.

No se trata solo de obtener reconocimiento, sino de que se conozca la realidad de la sanidad vegetal y el papel que esta juega para el futuro de la agricultura. Existe un gran desconocimiento acerca de nuestro sector. Es algo de lo que nos dimos cuenta hace ya tiempo y por esa razón, desde hace años marcamos una estrategia de comunicación dirigida a dar a conocer nuestro sector de manera abierta y transparente. 

Tratamos de dirigirnos a la sociedad en general, poniendo especial interés en consumidores, jóvenes y escolares, a través de nuevos canales de comunicación que faciliten el acceso a la información que ayude a conocer todo el sector agroalimentario y su importancia para garantizar un suministro de alimentos suficientes, sanos y asequibles para todos los ciudadanos.