"El relevo generacional, las inversiones y la profesionalización de los agricultores han hecho posible un gran avance en el cultivo de maíz"
Entrevista al Área Comercial de LESA
A las puertas de una nueva campaña de maíz, el equipo técnico de LESA hace repaso del momento que atraviesa el cultivo en la provincia de León, una de las zonas de producción de este cereal más importantes de España y cuyo nivel de tecnificación hace que sea la opción preferida por los agricultores de regadío.
Equipo comercial de LESA y directivos de Grupo MIRAT.
¿En qué contexto de mercado es previsible que se desarrolle la campaña de maíz de este año? ¿Cuáles pueden ser las claves que condicionen las cotizaciones en los próximos meses?
Está claro que desde algo antes de la guerra de Ucrania, momento en el que la inflación se empieza a notar en los precios con la pandemia, todos los factores que afectan a las materias primas han generado un contexto de incertidumbre que deriva en una tensión contínua en los mercados de las comodities, dentro de los cuales se engloban los cereales y por ello el maíz.
Los fondos de capital han visto un mecanismo de rendimiento financiero mayor que en otras áreas de la economía y ahora nos toca convivir con las inercias que genera en su mercado la compra y venta de contratos de Cbot o Matif, sabedores de la fiebre consumista que estamos viviendo pese al incremento de precios.
Por tanto, el mercado del cereal ahora mismo está sumido en una montaña rusa de precios que teóricamente se va a ir acomodando a tendencias previas de hace 5 años, cuando los factores climáticos y de producciones motivaban las mayores afecciones a los precios y no tanto los factores geopolíticos. En este sentido cabe destacar que hace tiempo que tenemos asumida como 'normal' una situación tan grave como la guerra que se mantiene desde hace más de 3 años en Ucrania, país que junto con Estados Unidos conforman los dos grandes exportadores que nos están influenciando, y de ahí que tengamos variaciones marcadas al no ser unos generadores estables en los precios por sus respectivas situaciones.
Y no se puede obviar el hecho de que el maíz en muchos casos tiene una relación de consumo con el resto de cereales -principalmente cebada y trigo- y estamos terminando una buena campaña de cereal de invierno en Castilla y León que aporta fortaleza al cereal producido y disponible para el consumo.
En el caso concreto de la zona de León, somos bien sabedores de ser el pulmón de maíz para las zonas de consumo -Valladolid, Segovia y Salamanca, principalmente- y una vez recogida casi la totalidad de la cosecha toca administrar durante bastantes meses el producto, producto que por otro lado consumimos íntegramente al ser deficitarios en el balance nacional.
A punto de que se generalicen las siembras de maíz en la provincia de León, ¿cuál es la disposición de los agricultores ante la nueva campaña? ¿Qué factores pueden influir más este año en la decisión de siembra?
Las primeras estimaciones de siembra para la campaña 25-26 dan rangos estables y altos de superficie que, por otro lado, ya tienden a ser habituales. En anteriores años existía puntualmente la duda del cambio a trigo en determinadas parcelas, casi únicamente influenciado por el alto precio al que llegó hace unos 4 años, pero de nuevo sigue siendo el cultivo de regadío mayoritario y ante el cual los agricultores se encuentran más acomodados.
Con el devenir de los años y como se indicaba antes, León es un pulmón de maíz y los agricultores saben y confían en una industria existente que vela por la recogida, secado y comercialización de su producto, generando un valor añadido que lo diferencia de muchos otros productos que salen del campo.
El resto de opciones que le puedan interesar como remolacha o alubias tienen unas canalizaciones algo más diferenciadas o establecidas, dejando al trigo de regadío por debajo en interés de siembra.
Este año el agricultor comienza la campaña con unos precios altos de insumos para su producción y de costes industriales añadidos elevados, pero también con unos precios actuales que le animan a renovar la siembra de maíz, siembra que se realiza en parcelas ya preparadas con infraestructuras de riego y dotaciones de agua solventes. Por tanto, la realidad es que el cultivo de maíz es algo que ha pasado a ser tradicional y como tal es asumido por el agricultor y no supone una decisión de siembra complicada.
En concreto, ¿cuál es la situación en aquellas explotaciones más tecnificadas en torno a este cultivo?
El agricultor afronta la siembra de maíz en un entorno que le aporta seguridad y comodidad para el regadío. Tampoco es un cultivo exigente en manejo y la modernización ha llegado a la maquinaria igualmente. Las empresas de maquinaria han ido haciendo un trabajo de implantación de nuevas tecnologías, y es más común de lo que parece en un primer momento que una información extensa sobre el medio en el que se desenvuelve esté a disposición del agricultor.
Lo principal es un mapeado de parcelas y superficies periódico que cuando está actualizado -no siempre se mantiene al día por desgracia- aporta una información detallada sobre las zonas que necesitan mayor o menor abonado así como otros detalles. Posteriormente y con la maquinaria correcta -sembradoras o abonadoras de precisión y parametrización de riego- se pueden ajustar los insumos y por ello los costes de producción.
Aunque pudiera parecer que las tecnologías de gps y analíticas junto con la maquinaria para aplicarlas es algo de ciencia ficción, el relevo generacional, las inversiones y la profesionalización de los agricultores han hecho posible un gran avance, y si bien es verdad que comprar maquinaria se ha vuelto camplicado, hay un buen grado de tecnificación por parte del agricultor.
En este sentido es oportuno promover las analíticas de suelo como factor clave, puesto que todo lo que va a salir de él está relacionado con sus nutrientes y estructura y cómo se ajusta y mejora con el abonado correcto.
Añadido a todo esto, las nuevas normativas han ido promoviendo rotaciones, ahorro de costes, cogeneraciones y demás aspectos relacionados con la mejora ambiental derivada de la reducción de emisiones que han ido obligando al agricultor a estar muy atento a hacer las cosas como le pide ahora la administración, y parece que esta senda no va a hacer sino reforzarse con el paso de los años, pero no debe ser un problema para un agricultor cada vez más profesional en su desempeño.
En el terreno agronómico, ¿qué aspectos se tienen más en cuenta este año?
Tal y como se indicaba, las mismas variaciones de las comodities a nivel mundial han afectado a un producto vital para una buena producción como es el abono, y esto supone un quebradero de cabeza para los agricultores, siendo uno de los factores fundamentales y del que conviene asesorarse con la mayor confianza en los proveedores.
La comercialización del abono al agricultor tiene un factor de precio importante y otro de ventana de consumo y, por ello, la mejor solución es acudir al almacén de confianza y asegurar la mercancía para poder aplicarla en el momento correcto. La tipología del abono deja lugar a pocas dudas puesto que excepto modificaciones puntuales de suelo, siempre se utilizan las mismas formulaciones, y es ahí donde se pasa a buscar una fertilización que cumpla con los principales requerimientos.
En este sentido, LESA distribuye los abonos del Grupo Mirat al que pertenece, abonos contrastados donde la solubilidad, las materias primas de calidad con las que se elaboran y las soluciones tecnológicas añadidas por los departamentos de investigación y desarrollo, responden a la confianza del agricultor y garantizan un resultado a su inversión año tras año, destacando que son abonos compuestos desarrollados en la región y para la región.
En cuanto a la semilla, que como el resto de los insumos ha ido subiendo de precio, poco se puede decir puesto que son variedades fiables que solo se ven influenciadas por un retraso en la siembra que cambie el ciclo y ante lo que reaccionan de forma rápida y solvente.
Por último, un factor que condiciona el rendimiento de la campaña es la humedad con la que se llega al momento de siega, humedad que depende de las condiciones ambientales de la época y que va a complicar los gastos tanto del agricultor como de los secaderos así como la calidad del producto final a comercializar.
En concreto, esta campaña hemos comenzado el secado con un nivel muy alto de humedad que hemos pagado entre todos y que ha generado una calidad de producto menos vistoso que en otras campañas.
En resumen, no preocupa tanto la calidad de suelo, disponibilidad de insumos o el desarrollo del cultivo, aspectos muy contrastados, como los gastos derivados de cada proceso y la eficiencia en su aplicación.
En los niveles actuales de precios, ¿qué lugar ocupa el maíz en cuanto a la rentabilidad que ofrece respecto a otras alternativas en regadío?
Parece un poco categórico decir que hay pocas opciones deseables por el agricultor aparte del maíz, pero la realidad es que una vez establecidas las infraestructuras de regadío en la zona del Páramo, solo los cultivos de remolacha o alubias discuten su hegemonía, y como se indicaba antes, son productos con comercializaciones más canalizadas.
Añadido a esto, las producciones y precios asociados deben ser rentables, si bien esto no se puede generalizar puesto que la comercialización del cereal cada vez se ha puesto más complicada para el agricultor y los costes añadidos se han ido incrementando.
En cuanto al resto de alternativas que han ido apareciendo y aparecerán, nadie dice que en un medio plazo puedan ser factibles como para que el agricultor las tome en serio, pero a día de hoy no hay ni cultivos ni industria transformadora comparables, y menos en volumen.
Puede que políticas y subvenciones específicas para estas alternativas impliquen que se haga un hueco a nuevos cultivos, al igual que la demanda del mercado. Maíces de diferentes tipologías, sorgo, cáñamo, etc., se van presentando a través de estudios y campos de ensayo en determinadas zonas, y en muchos casos aportan aspectos favorables en las rotaciones de cultivo, mantenimiento natural de plagas y malas hierbas o regeneración de la materia orgánica del suelo, pero a la hora de implantarlas y comercializarlas tienen un largo camino por delante que desanima al agricultor.
¿Qué importancia está adquiriendo el asesoramiento especializado en la comercialización de cereales, en un mercado cada vez más expuesto a la volatilidad?
El agricultor invierte la mayor parte de su tiempo y su profesionalidad en obtener un buen producto, y puede intentar mejorar en la rentabilidad de la generación del cereal en muchos puntos. Una vez que el cereal está dispuesto para la venta llega la gran incertidumbre y el juicio final que delimitará la rentabilidad de todo el esfuerzo dedicado, y es la decisión de venta.
Como es de desear, siempre hay que esperar que la suma de los costes sea inferior al precio al que se pueda vender el producto y por ello la venta haga rentable todo el trabajo e inversiones, pero el margen de rentabilidad puede variar significativamente a lo largo del año y es ahí donde hay que intentar asesorarse con la confianza de empresas como LESA, empresas en las que la base de sustento es que el agricultor tenga un horizonte estable de rentabilidad y perdure en el tiempo, a la vez que mantiene el entorno rural.
El principio fundamental es que el agricultor es dueño y señor de su decisión y no se le puede decir cuándo vender, pero está claro que el ciclo de consumo obliga a que diariamente los almacenistas surtamos de cereal a las fábricas y se puedan producir los alimentos que comemos todos. Por tanto el asesoramiento va en el sentido de crear con el productor una estrategia de venta similar a la que trabajan las fábricas de consumo.
Esta estrategia se basa en que una vez que el cereal cumple el requisito de dar un rendimiento positivo, es criterio suficiente para que la decisión de venta sea correcta. No es necesario vender el total del producto en un determinado momento, y para ello conviene consultar al almacén de referencia al que se le vende el producto. En momentos como la campaña del cereal, fin de año o fin de campaña, suele existir un volumen de oferta de cereal que presiona las bajadas, mientras que entre esos tres puntos álgidos suele bajar la oferta y presionar la subida de precio. Esta tendencia no es fiable al 100% pero muestra un poco el sentido de la oferta y la demanda, y un productor puede intentar vender una parte en diferentes momentos para obtener rendimientos acordes a sus intereses.
A este comportamiento generalizado hay que sumar las condiciones externas provenientes de los puertos y de los aspectos geopolíticos que en cada momento afectan de una manera. Y con todo ello en la coctelera tenemos un periodo de 12 meses en los que hay momentos en los que los precios presionan al alza y momentos en los que van a la baja, dejando como decisión más ecuánime la fragmentación de las ventas de producto.
Por tanto, lo fundamental de todo esto es quitarle el miedo al productor de vender su producto el día que lo necesita y eliminar del mercado la idea de que hay un día del año en el cual el cereal vale más y se puede vender todo de golpe -cosa que no le pasa al agricultor, al almacenista o al fabricante-.
Como operador de referencia en el mercado, ¿qué servicios ofrece LESA a los agricultores a lo largo de la campaña y cuáles serían los más valorados por los profesionales del sector?
Partimos de la base de que LESA desarrolla un ciclo integral con el agricultor y en el sentido agronómico aporta soluciones a todas las necesidades del proceso productivo, pero como se ha comentado antes, la profesionalización de los agricultores, casas de semillas, nuestros servicios fitosanitarios o nuestros productos de abono, ya supone un nivel de calidad en la producción del cereal muy elevado.
A todo esto hay que sumar que las normativas actuales implican una dedicación administrativa de la interacción con el agricultor más específica y cada vez más transparente -y costosa si hay que reseñarlo-. Y además de todo esto, damos el servicio de almacenista permitiendo que el agricultor pueda tomar decisiones de compra de insumos y de venta de producciones en diferentes momentos y con diferentes fórmulas y asumiendo el riesgo de las variaciones de precios continuas del mercado.
Por tanto, el hueco que nos queda y en el que destacamos es en el manejo del cereal del agricultor y en su comercialización y generación de beneficio. Aunque parezca de perogrullo, darle la confianza al agricultor de recepcionar su producto y manejarlo es el inicio de una buena relación comercial. Destaca sobre todo la capacidad de secado y almacenaje del maíz pues si bien el cereal de invierno con los años se ha ido generalizando en casa del propio agricultor que puede almacenarlo en sus naves, el maíz necesita pasar por secadero y ser almacenado, mantenido y comercializado correctamente.
No podemos decir que haya un aspecto que sea más importante que otro en el proceso de desarrollo del cereal, pero sí que hay aspectos en los cuales no influyen los agricultores, y mientras no podamos controlar la climatología, el único que queda es la correcta gestión de la cosecha de maíz.
Cada vez las cosechadoras son más eficientes, tanto en terrenos limpios como poniendo las cadenas en terrenos embarrados, y la velocidad de siega y concentración de fechas en campañas como la que estamos viviendo nos siguen obligando a aumentar los puntos de recogida y mejorar la industria del secado, invirtiendo en el sector para dar mejores servicios y seguir siendo una referencia en la producción de maíz a nivel nacional, y posiblemente convirtiendo este factor en el principal junto con nuestra oferta integral de productos y servicios de todo el proceso productivo.
LESA en una de las compañías que conforman GRUPO MIRAT, junto a MIRAT Fertilizantes, MIRAT Agroservicios, MIRAT Bioscience y MIRAT Combustibles. También participa en otras empresas del sector.
Actividad: producción y comercialización de fertilizantes y otros insumos agrícolas, eficientes y certificados para agricultura ecológica, así como a la compraventa de cereales y semillas. Suministro de productos y servicios al agricultor en España y el resto del mundo, actualmente con presencia en 18 países.
“El mercado del cereal se va a ir acomodando a tendencias previas de hace 5 años, cuando los factores climáticos y de producciones motivaban las mayores afecciones a los precios y no tanto los factores geopolíticos”





















