Equipamiento para centros educativos

63 MOBILIARIO rios finales de los espacios educativos. Para crear espacios que potencien estos paradigmas y contribuyan al aprendizaje, los expertos coinciden en la necesidad de que los nuevos entornos reúnan, entre sus principa- les características aspectos como la flexibilidad del mobiliario, tecnolo- gía y conectividad, intercambio de conocimiento, o autonomía entre sus usuarios, entre otros aspectos. Todo ello se materializa en su Guía 'El Viaje de la Educación', donde de la mano de un panel de expertos, alumnos y casos de éxito, propone un nuevo diálogo con el entorno basado en el diseño de espacios seguros que garanticen el aprendizaje. REPENSANDO LAS AULAS: MÁS EFICIENTES Y MÁS FUNCIONALES Tal y como figura en la Guia ‘El Viaje de la Educación’, el presente pasa por entornos flexibles que permitan agru- paciones múltiples, distintos usos y la aplicación de metodologías variadas. Avanzamos hacia el fin del concepto ‘aula’ como un compartimento estanco. La clase de Informática, de Música, de Plástica o el Salón de Actos que se usa una vez al trimestre para la función de teatro, perderán el sentido de un único uso para integrarse como un todo en el espacio educativo, en el que se incluyen, además, los pasillos y otras zonas comunes que dejan de ser lugares de paso para convertirse espacios donde trabajar en grupo, donde leer, compartir o descansar. Y así lo recoge un estudio de la Universidad de Salford: el entorno físico donde se desarrolla el apren- dizaje puede variar el rendimiento de los alumnos hasta un 25%. En el estudio se investigó el desarrollo de varios grupos de alumnos teniendo en cuenta distintos parámetros de diseño de sus aulas y centros educativos como la orientación del aula, la cantidad de luz natural, el ruido, la temperatura, la flexibilidad de los espacios, el color o la calidad del aire. Aspectos que resultaron ser determinantes y que concluyen que los espacios educati- vos juegan un papel destacado en el aprendizaje de los alumnos. De ahí que se haya presentado como indispensable una reflexión y debate en torno a la arquitectura educativa a la hora de pensar en los retos y cam- bios educativos que nos plantea el presente de las aulas. Más que una moda, es una necesidad. La organización del aula ya no es una cuestión estética, ni tan solo mera- mente práctica o funcional. La forma en la que se distribuyen las mesas condiciona completamente el tipo de relación que se establece entre profesionales y alumnos, entre los mismos estudiantes, y entre ellos y el aprendizaje. Dependerá, pues, de la metodología didáctica que se use, pero también de la jerarquía relacio- nal y social que se persiga la forma en que deberá estar distribuido el mobi- liario en el aula. El espacio habla. Y es por ello que cada contexto, cada objetivo pedagógico, cada metodología y cada política de centro o de curso determinará, en defi- nitiva, la forma en que se organicen los nuevos entornos de aprendizaje. El aprendizaje depende de muchas variables y la forma en que educamos hoy ha evolucionado respecto a hace sólo unos pocos años atrás. Existen necesidades educativas distintas, con- vergen demandas sociales diferentes (integración, cuidado medioambien- tal, cooperación…), a lo que hay que sumar la irrupción de las nuevas tec- nologías y la digitalización. Sabemos, gracias al avance de las investigaciones en neurociencia, que el proceso de aprendizaje se inicia por la experiencia sensorial y que la emoción juega un papel muy importante. Se ha comprobado que aquellos espacios que generan un ambiente de armonía e inspirador estimulan la atención y la concentra- ción impactando directamente en los resultados del aprendizaje. En este sentido, destaca el concepto del tercer educador, que desarrolló el maestro y pedagogo Loris Malaguzzi. A través de él, se demuestra cómo el diseño de un espacio educativo influye en el proceso de aprendizaje. Por tanto, la tendencia actual es la de diseñar nue- vos espacios educativos que buscan establecer un nuevo diálogo con el entorno, construir espacios que acom- pañen a los procesos de cambio en la enseñanza de los centros actuales. No existe un diseño único, acertado y que garantice un mejor aprendizaje de los alumnos, por ello cada centro debe generar aquellos espacios que respondan a su identidad y a las nece- sidades de su comunidad. n

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